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Guerra de titanes: misión cumplida

Este lunes en la noche se presentan en Jet Set Johnny Ventura y Wilfrido Vargas

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Guerra de titanes: misión cumplida
Johnny y Wilfrido, una amistad de muchos años (FUENTE EXTERMA)

SANTO DOMINGO. Existen cosas verdaderamente inexplicables. No sé cómo fue que terminamos, mediática y musicalmente, enfrentados Johnny Ventura y yo, porque en lo personal nunca ha sido así. Siempre he visto, y veré, al “Caballo Mayor” como a un ídolo, una especie de luz musical en el camino de todos los merengueros.

Recuerdo la primera vez que lo vi en ese viejo televisor que había en el parque de Altamira. Era un aparato en blanco y negro, -con mala señal-. Ahí conocí a ese astro del merengue, quien ya era un patrimonio para el país, y se convirtió en un modelo a seguir para mí.

¡Qué cosas las que tiene la vida! Da vueltas, tan misteriosas y acrobáticas, que no se pueden predecir ni planear. Aquel adolescente altamirense jamás pensó, ni en el más alocado sueño de su cabeza, que algún día tendría la oportunidad de conocer a esa estrella que veía en la pantalla de aquel mágico televisor. Mucho menos que le llegaría a dar la mano. Imagínense ustedes si pensaba que podría estar algún día en el escenario con él.

Por eso, es el orgullo que siento al saber que, este lunes 17 octubre, en el Jet Set, tendré el honor de compartir con él. No como enemigos o adversarios, sino como artistas formados por el mismo espíritu musical: el merengue. Y aunque al concierto lo han denominado Guerra de Titanes, debo decir que lo que me invade no es la emoción de un reto, sino la satisfacción de un sueño cumplido.

¡Sí! ¡Tremenda satisfacción la que me llevaré esa noche! No porque estaremos “musicalmente enfrentados”, sino por el lujo de estar de tú a tú con un ícono del merengue, digno del más alto reconocimiento, quien fue, y sigue siendo, un ídolo para mí. Y no es lambonería, es franqueza. Por eso hago un homenaje a la verdad, contándoles que no quepo en mí, al saber que voy a trabajar con el merenguero más importante que ha dado la República Dominicana: el Caballo Mayor, Johnny Ventura; el papá mío, el papá tuyo, el papá de todos... ¡El gran papá!

Este evento, más que una presentación única e histórica, será un acontecimiento para mi vida y para la vida de los dominicanos. Una experiencia en la que el único ganador será el público. Y en el que yo me voy a dar mi “gutazo”, -así, sin “s”, para que suene más dominicano-. Por tanto, independientemente de quiénes vayan por mí, o quiénes vayan por Jhonny Ventura, esa noche no será una noche para exaltar a uno u otro, será un espacio para enaltecer, con altura y grandeza, la música y a toda la República Dominicana. Y como esto no tendría el mismo sentido sin ustedes, están no solamente invitados, sino obligados a pasarla bien.

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