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Megamerengue World tour, una fiesta inmensa

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Megamerengue World tour, una fiesta inmensa
Nona soportó numerosas operaciones en el rostro. (FUENTE EXTERNA)

Puerto Plata. Una fiesta inmensa fue la del viernes en el Anfiteatro, dentro de la plataforma “Puerto Plata es alegría”, al presentarse el Megamerengue World tour producido por Luis Medrano para el Ministerio de Turismo, con cinco de los más relevantes exponentes del género.

Por un lado, el merengue clásico de El Caballo Mayor, que cerró el evento. Por otro lado el ritmo impresionista del Van Gogh del Merengue: Wilfrido Vargas. Entre ellos la alegría sin par, festiva y colorida del tropicalísimo Kinito Méndez. Antes, la intrépida autenticidad de Fefita la Grande y la calidad humana del hombre que dejó que su carrera sufriera por rehacer la sonrisa de su esposa: Kiko el Presidente.

Kiko fue protagonista del momento más emotivo al mostrar su solidaridad y lealtad a su pareja de 30 años, y enseñarla con orgullo y amor ante el público. Su esposa ha luchado por más de ocho años contra un cáncer que con la fuerza de la fe y el amor superó y a quien nunca dejó sola.

Juntos lucharon contra la enfermedad, mostrándose amor hasta en el escenario, como lo hicieron el viernes en el Anfiteatro, donde entregó su merengue technotípico.

Desde Vamos pa’ la playa, Pena, Mis secretos, entre otros temas deleitaron a las cuatro mil personas congregadas para no perderse esta oportunidad en la ciudad que mira hacia el Atlántico.

Tras él subió a la plataforma la Gran Diva Típica Fefita la Grande, quien derrochó sensualidad y carisma interpretando temas como su clásico Vamo a hablai inglé, Te mueve o te apea, El amor que tú perdiste, entre otros temas típicos en los que demostró ser pura conexión sincera con el público.

Tras ella, el hombre natural de Altamira, que desde que llegó a tarima dijo ser hijo de Puerto Plata, Wilfrido Vargas, con una vigorosa agrupación musical al frente de la cual incluyó a su hija Alina Vargas y a su también hija residente en EU, Briana Vargas.

Comején, Abusadora, La Medicina, El Funcionario, El Añonaito, El baile del perrito, El jardinero, El Africano, El hombre Divertido, Volveré y un cierre con In the Mood, de Glenn Miller, resumieron su presentación, con una orquesta de 28 kilates.

Kinito ejerció de hombre sandwich, entre los dos colosos, y resultó ser el más aplaudido de la noche.

Comenzó con Ajá Juan, luego impuso su Suero de amo, El suá suá, Cachamba, cachamba y El trabalenguas del hoyo, que le bastaron para dejar ardiendo el escenario y al público eufórico.

Johnny Ventura, para muchos el más grande merenguero de todos los tiempos, puso de pie para no volver a sentarse al público. El Cuavero, La gente de Cambronai, Merenguero hasta la tambora, La mujer maeña, La almohada (Jandy Ventura). Volvió El Caballo al micrófono con Matilda. También cantó La Agarradera. El pingüino. Y fuegos artificiales, con ñapa incluida como a la 1 y 20 de la madrugada.

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Punto y aparte para las bailarinas, que mostraron coreografías no manidas, más creativas, con pasos y movimientos que engarzaban perfectamente con lo que se estaba cantando en escena. Muy bien con la presentación de Wilfrido y Johnny, pues en ambos casos de manera muy específica aportaron al brillo de los conciertos de ambos artistas.

El sonido ejerció una magnífica práctica, pues la nitidez de los sonidos en cada una de las orquestas fue algo que se hizo patente de principio a fin, así como la calidad de las luces.

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Los animadores

Entre los animadores punto y aparte para Aquiles Correa, que conocimiento y prestancia no se ganan sino es con el tiempo, la disciplina, la capacitación y la experiencia.

Un joven animador, de buena calidad por el timbre de su voz, debió sin embargo estudiar más la personalidad de cada artista, y debe empaparse más sobre la historia del ritmo, ya que se equivocó en más de una ocasión.

Sería bueno que cada uno de los nuevos busque su propio estilo y dejen a un lado las influencias no siempre buenas de quienes le preceden. Gritar no es animar. Como tampoco lo es pedir que suban las manos o que las mujeres digan dónde están, como es en muchos casos lo que más ocurre. la calidad de la voz, lo específico del timbre de voz de cada uno, debe equilibrarse con los conocimientos. Lo bueno: el Anfiteatro de Puerto Plata demuestra que hay nuevos rostros interesados en seguir el arte de la animación en tarima. Un arte complejo que muy pocos, se pueden contar y sobran con los dedos de una mano, quienes son los que de verdad saben hacerlo.

Hay que destacar la presencia de Ñonguito como figura de ron Macorix, que dio soporte al evento. También poner sobre relieve el respaldo de Lyfestile Holidays Vacation Resort, en especial en la persona de José Vaquer, general manager, por su apoyo a prensa y artistas.

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