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Pau abre su armario a ritmo de tequila

Paulina Rubio concluyó el sábado en el país la gira "PauLatina Tour 2005", con un concierto a casa llena en la Fortaleza Ozama

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Pau abre su armario a ritmo de tequila
Paulina supo conectar con el público dominicano. Ap
Santo Domingo. La diminuta cantante mexicana Paulina Rubio pertenece al selecto grupo de artistas latinas que montan una kilométrica gira por más de diez, 15 ó 20 países, cantan y triunfan, conectan con la audiencia, llegan y se van. Así de simple. Así de sencillo resultó para La Chica Dorada llenar palmo a palmo la Fortaleza Ozama de la Ciudad Colonial, con el montaje del concierto número 25 que significó el cierre de su exitosa gira PauLatina Tour 2005.

Los que asistieron el sábado al concierto, tras una larga espera de diez años, disfrutaron de un montaje dinámico que se inició próximo a las 10:00 p.m., luego que la dominicana Alih Jey abandonara el escenario para dar paso a la intérprete de "Y estoy aquí".

Pau salió a cantar su primer tema ataviada con el recurrente penacho de plumas en la cabeza y una minúscula falda que dejaba al descubierto su delgada contextura. Lo que siguió, fue una especie de pasarela paulatina que los latinos presentes obviaron para corear los éxitos interpretados por la artista.

Paulina desnudó la imaginación de la audiencia, con un cambio de ropa contínuo que se repitió entre canciones. Un tema, un cambio de ropa, y así transcurrió el concierto hasta que La Chica Dorada completó un pobrísimo desfile de moda con diseños de los años 80.

Pero Pau llegó a República Dominicana -donde le gustaría comprar una casa en Punta Cana, según dijo- para triunfar. Y lo que sucedió el sábado en la noche no podía revertir el éxito alcanzado por la artista con esta gira. Los espectadores asistieron dispuestos a tomarse un "shot" de tequila a la salud de la artista. El concierto fue una especie de compilación de sus temas más conocidos de su carrera. "Yo no soy esa mujer", "Lo haré por ti" y "Perros" encendieron el espíritu musical de la concurrencia.

Desde el primer momento, la artista sembró su sensualidad en el escenario con sus vestuarios epicúreos y gestos eróticos que alcanzaron su momento más palpitante cuando La Chica Dorada fue arropada por sus bailarines, y juntos allí simularon una de esas clásicas escenas que todos recordamos, gracias a Madonna, artista que sin dudas Paulina trata de idolatrar en gran medida.

La Rubio, con su voz estridente y un sonido que marchó a pedir de boca hasta el último tercio del concierto, encantó con su canto, y dejó a sus fanáticos satisfechos con su espectáculo.

Otro tequila

Paulatinamente, Paulina se ganó a la concurrencia que, con un comportamiento ejemplar, permitió que el concierto transcurriera sin altercados. Todo en orden. La Chica Dorada hechizó a sus fanáticos, que corearon el repertorio casi en su totalidad. Casi dos horas de espectáculo, con un cuerpo de jóvenes bailarines que cumplieron con su trabajo. Un "show" sin desperdicios.