Érase un hombre a un saxofón pegado; érase una nariz superlativa...
Kenny G. deleitó a los dominicanos por primera vez

SANTO DOMINGO. Huesos en bandolera, nariz aguileña, cabello rizo a los hombros, saxofón en boca: Kenny G.
Cuando oscureció el recinto de la Sala Principal del Teatro Nacional Eduardo Brito y comenzó la banda, se escuchó un saxofón, que todos esperaron saldría de entre bambalinas. Error: salió de atrás, estando cerradas las puertas de la sala, se abrió una y apareció el esperado. Cuando todos se percataron de que el artista había entrado a sus espaldas, llegaron los primeros aplausos, que además de bienvenida, eran de simpatía, por la gracia de lo inesperado en el tema "Home", como de agradecimiento a quien ha llegado a casa.
Temas suyos conocidos y nuevos –de hecho finalizó con aquel que le abriera las puertas de la popularidad- se escucharon en el espectáculo que contó con un diseño de luces minimalista, pero efectivo, cercano al ambiente ‘chillout’.
Virtuosismo y tecnología
Párrafo aparte para la banda, compuesta por amigos de al menos dos décadas, menos uno, un mexicano de California, Daniel Bejarano, que detrás de la batería demostró buenas baquetas y unos drums profundos, de esos que asustaban al que quisiera quedarse dormido.
Un piano dulce, equilibrado, en manos de Robert Tamper; un bajo bien ejecutado, en manos del suizo Baiel Johnnson; la percusión de Ron Powell; y Jan Raymond en la guitarra prima, y 23 años junto a Kenny G., demostraban la buena química que resultaba en un sonido perfecto y una música casi sin defectos.
"Silohuet", con clarinete y una nota, la 440, con una duración de algo más de un minuto, -claro, ayudado por la tecnología, léase teclado- mientras daba la mano al público dentro de la fila 8 –todos de pie, saludándolo –entre ellos Luisín Mejía- le ganaron una de las varias ovaciones de la noche.
El tema "Havana" le permitió un acercamiento al Caribe con su propio lenguaje; aquí dialogó con las congas y la guitarra prima. Al final el show fue para el percusionista, quien demuestra mucho de showman, hasta con escenas de marabalismo. Esto dio pie a un descanso para el saxofonista, quien desapareció de escena.
"You’re beautiful" permitió un buen solo de guitarra. "Forever in love" resultó un tema de mucha belleza. Después habló con el público en español: "Buenas noches, muchas gracias. Mi español no es muy bueno, pero hago el esfuerzo. Esta noche es nuestra primera vez en Santo Domingo. Nosotros estamos muy contentos de estar aquí con ustedes. Y muchas gracias por habernos invitado a compartir esta noche tan especial con ustedes. Me he divertido mucho en esta bella isla. Y sé que nos vamos a divertir esta noche mucho más. De todas las personas del mundo, los dominicanos son los más amables". El parlamento estuvo aderezado de risas y aplausos por parte de los asistentes.
Sopa de saxo
El saxo es un instrumento de no muchas posibilidades y Kenny G. lo convirtió en show. Está bien que sea lo que se llama "música de sopa o de restaurante", su gran mérito reside en haber convertido ese tipo de música en algo bien comercial, en un espectáculo vendible.
El tema de la memorable película "Dying young" ("Elegir un amor", 1991), dirigida por Joel Schumacher, donde Julia Roberts (Hillary) actúa con Campbell Scott (Victor), regaló uno de los momentos más mágicos de la noche.
El tema de despedida lo inició desde el balcón, donde se paseó con su saxo y los que pagaron menos (platea costaba RD$5,000), pudieron también darle la mano a este verdadero encantador de multitudes.
Sencillo, comunicativo, afectuoso, Kenny G. dejó con su primera aparición en República Dominicana -gracias a la gestión como empresario del joven Saymon Díaz-, la noche del 29 de enero del 2007, una estela de buenas vibras que le obligarán, seguramente, a regresar en cualquier momento.
Cuando oscureció el recinto de la Sala Principal del Teatro Nacional Eduardo Brito y comenzó la banda, se escuchó un saxofón, que todos esperaron saldría de entre bambalinas. Error: salió de atrás, estando cerradas las puertas de la sala, se abrió una y apareció el esperado. Cuando todos se percataron de que el artista había entrado a sus espaldas, llegaron los primeros aplausos, que además de bienvenida, eran de simpatía, por la gracia de lo inesperado en el tema "Home", como de agradecimiento a quien ha llegado a casa.
Temas suyos conocidos y nuevos –de hecho finalizó con aquel que le abriera las puertas de la popularidad- se escucharon en el espectáculo que contó con un diseño de luces minimalista, pero efectivo, cercano al ambiente ‘chillout’.
Virtuosismo y tecnología
Párrafo aparte para la banda, compuesta por amigos de al menos dos décadas, menos uno, un mexicano de California, Daniel Bejarano, que detrás de la batería demostró buenas baquetas y unos drums profundos, de esos que asustaban al que quisiera quedarse dormido.
Un piano dulce, equilibrado, en manos de Robert Tamper; un bajo bien ejecutado, en manos del suizo Baiel Johnnson; la percusión de Ron Powell; y Jan Raymond en la guitarra prima, y 23 años junto a Kenny G., demostraban la buena química que resultaba en un sonido perfecto y una música casi sin defectos.
"Silohuet", con clarinete y una nota, la 440, con una duración de algo más de un minuto, -claro, ayudado por la tecnología, léase teclado- mientras daba la mano al público dentro de la fila 8 –todos de pie, saludándolo –entre ellos Luisín Mejía- le ganaron una de las varias ovaciones de la noche.
El tema "Havana" le permitió un acercamiento al Caribe con su propio lenguaje; aquí dialogó con las congas y la guitarra prima. Al final el show fue para el percusionista, quien demuestra mucho de showman, hasta con escenas de marabalismo. Esto dio pie a un descanso para el saxofonista, quien desapareció de escena.
"You’re beautiful" permitió un buen solo de guitarra. "Forever in love" resultó un tema de mucha belleza. Después habló con el público en español: "Buenas noches, muchas gracias. Mi español no es muy bueno, pero hago el esfuerzo. Esta noche es nuestra primera vez en Santo Domingo. Nosotros estamos muy contentos de estar aquí con ustedes. Y muchas gracias por habernos invitado a compartir esta noche tan especial con ustedes. Me he divertido mucho en esta bella isla. Y sé que nos vamos a divertir esta noche mucho más. De todas las personas del mundo, los dominicanos son los más amables". El parlamento estuvo aderezado de risas y aplausos por parte de los asistentes.
Sopa de saxo
El saxo es un instrumento de no muchas posibilidades y Kenny G. lo convirtió en show. Está bien que sea lo que se llama "música de sopa o de restaurante", su gran mérito reside en haber convertido ese tipo de música en algo bien comercial, en un espectáculo vendible.
El tema de la memorable película "Dying young" ("Elegir un amor", 1991), dirigida por Joel Schumacher, donde Julia Roberts (Hillary) actúa con Campbell Scott (Victor), regaló uno de los momentos más mágicos de la noche.
El tema de despedida lo inició desde el balcón, donde se paseó con su saxo y los que pagaron menos (platea costaba RD$5,000), pudieron también darle la mano a este verdadero encantador de multitudes.
Sencillo, comunicativo, afectuoso, Kenny G. dejó con su primera aparición en República Dominicana -gracias a la gestión como empresario del joven Saymon Díaz-, la noche del 29 de enero del 2007, una estela de buenas vibras que le obligarán, seguramente, a regresar en cualquier momento.
Alfonso Quiñones
Alfonso Quiñones