
"Es una campaña global que busca redescubrir los sentimientos y sobreponerlo a lo material, es la emoción de armar el árbol, de fundirnos en un abrazo, de llorar, reír, soñar...", comentó Abraham Selman durante el encendido del árbol.
Y fue precisamente emoción y alegría la que reinó en la noche del encendido. Por un lado estaban Santa Claus y sus duendes tomándose fotos con los pequeños que se dieron cita a la actividad. Los más grandes aprovechaban para captar con sus cámaras el enorme árbol, mientras que otros se saludaban y hablaban de los planes para recibir el 2007.
El enorme árbol es solo una parte de lo que Coca-Cola quiera regalar en este Navidad. Durante toda la época llevará alegría a instituciones sin fines de lucro que trabajan a favor de los niños.