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Ser menos vulnerable, depende de ti

La mujer: ¿sexo débil? A ciencia cierta, ni en sueños. De hecho, físicamente posee el maravilloso poder de traer al mundo a otros seres humanos, lo que implica una fuerza portentosa.

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Ser menos vulnerable, depende de ti
n Pero, la mujer también está dotada de la gracia del detalle, del talento para dar amor y expresar sus sentimientos con la más alta dosis de ternura, y de una inteligencia que está rompiendo esquemas en todos los ámbitos de la vida en sociedad.

No obstante, la vulnerabilidad, que está presente en todos: hombres y mujeres, parece dejar una marca mayor en nosotras. Y, hacerle frente, más que una tarea postergada por los compromisos con el esposo, con los hijos, con el trabajo o con los estudios, debiera convertirse en la prioridad de las prioridades.

Aprendida

Alejandro Arturo Padilla, psicólogo clínico y catedrático de la Universidad Federico Henríquez y Carvajal, explica que ser vulnerable no es una actitud innata, sino un comportamiento aprendido. "La sociedad misma nos va reforzando esa conducta vulnerable. De ahí que dejar de ser así, dependa fundamentalmente de nosotros mismos", indica.

Según explica el experto clínico, ante la frustración, los seres humanos actuamos de dos maneras: "escapamos o agredimos". Sostiene que las personas actúan de una u otra manera, dependiendo de cuál de los dos comportamientos haya sido reforzado durante la formación humana y la interacción en los diferentes ambientes sociales.

Tratar de buscar el equilibrio que permita enfrentar la situación de manera acertada exige, sobre todo, una autoestima alta. Y es ahí donde Padilla recomienda trabajar porque cuando una persona no se valora a sí misma o no se quiere, los otros pueden herirla más fácilmente tanto a nivel psicológico como físico.

El primer paso para dejar de ser vulnerable es conocerse. Examinar tu fuerza, oportunidades, debilidades y amenazas frente a las agresiones o actos violentos.

Otra estrategia que aconseja tomar en cuenta consiste en comenzar a ser responsables de las decisiones que tomamos y, al mismo tiempo, asumir las consecuencias de las mismas con madurez, compromiso y dignidad cuando llegue el momento.

Y añade otra pequeña fórmula mágica: depende de ti, la interpretación que le das a cada uno de los eventos que se te presentan a lo largo del día, porque en realidad las situaciones no te afectan por lo que son en sí, sino por lo que tú interpretas acerca de cada una de ellas. Entonces, ¿por qué mantener siempre una visión negativa de todo lo que te sucede en la vida, cuando puedes tener una perspectiva positiva y optimista de tu vida y de todo lo que ocurra a tu alrededor? Así, a pesar de que suceda lo contrario de lo que esperabas, podrás obtener algún beneficio de la situación y prepararte para perseverar en tu empeño de alcanzar, responsable y limpiamente, todo lo que te has propuesto.

CÓMO SER MÁS FUERTE

Usa conscientemente el libre albedrío, ese maravilloso don que te permite decidir cómo vas a vivir cada situación o momento en tu vida.

No te dejes afectar o manipular por los demás, en especial cuando sus artes van dirigidas a sacar algún tipo de beneficio de ti.Aprende a usar el discernimiento para separar lo que es de lo que parece ser, de forma objetiva y clara.

No actúes dejándote llevar por los demás. Se tú misma, analiza la situación que enfrentas y saca tus propias conclusiones. Mantén un criterio propio y no te dejes influenciar por los demás sin verificar la veracidad de su información.

Atrévete a hacer las cosas aunque te equivoques. Los errores que cometemos son la única forma que tenemos de aprender, para corregir y ajustar el rumbo que lleva nuestra vida.

No te juzgues tan duramente y en lugar de preguntarte por qué lo hiciste, acepta que te equivocaste con calma y disponte a corregirlo para que no te vuelva a suceder. Atrévete a tomar tus propias decisiones.

No temas ser diferente. Recuerda que eres una persona muy especial, hecha a imagen y semejanza de Dios, con cualidades y talentos maravillosos. Atrévete a ser auténtica, no tengas miedo de mostrarte como eres, sé tú misma.

Evita imitar a otros para ganar su aprobación o compañía.

Puedes ser vulnerable. Preocúpate menos por guardar las apariencias y trata de descubrir quién eres realmente. Mostrar tus debilidades hará que los demás puedan quererte como eres, sin vacíos o falsas expectativas.