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"Sicario" muestra un Benicio del Toro en absoluta madurez actoral

Aunque Cannes no es dado a conceder Palmas de Oro a este tipo de filmes, todo puede suceder

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Sicario muestra un Benicio del Toro en absoluta madurez actoral
CANNES (Francia).- El actor Benicio Del Toro (2-d) posa en la alfombra roja con Emily Blunt (2-i), el director Denis Villeneuve (i) y el actor Josh Brolin (d), a su llegada a la presentación de la película "Sicario”. EFE
CANNES. El idealismo romántico, la violencia que impone el mundo de la droga, la búsqueda de la justicia y el principio de "ojo por ojo, diente por diente", son las fuerzas que motivan "Sicario", una película estremecedora que muestra las capas teutónicas de una falla no sólo física, por decirlo de alguna manera (aunque no tan física para llegar a ser geográfica), sino psicológico-sentimental-cultural: la frontera entre México y Estados Unidos.

Sin comprometer una mirada "turística" o "política", este filme del canadiense Denis Villeneuve, producida en Estados Unidos, muestra una parte -"no es una película sobre México, es sobre Estados Unidos", ha dicho su director en conferencia de prensa- de una realidad de violencia cotidiana, permanente, que es un elemento de un nuevo estado de cosas, sobre todo cuando ya no se trata de luchar contra un solo cartel, como era en tiempos de Pablo Escobar, sino de muchos carteles y en diferentes países. Pero lo que ocurre en Ciudad Juárez es demasiado preocupante. De ahí el interés del director de Polytechnieque (2009), Incendios (2010), Enemy (2013) y Prisioners (2013), en meter el escalpelo en, al menos, lo que esto significa para el FBI y la CIA.

Es una guerra sucia, donde una joven y romántica oficial del FBI, Kate Macer, encarnada por Emily Blunt, pretende anteponer sus ideales, contra la ilegalidad de ciertos operativos para sacar información que les brinde la ruta de lo que quieren intentar, operativos que están encabezados por el oficial de la CIA Matt Graver, actuado por Josh Brolin, y un mercenario, Alejandro, el puertorriqueño Benicio del Toro, quien regala una actuación de absoluta madurez intelectual, de potente fuerza psicológica en pantalla. Lo mejor es que ninguno de esos personajes está tratado de forma maniquea: no son Rambos.

Honestidad artística

"La película plantea interrogantes acertadas, pero sin aportar respuestas", manifestó Villeneuve. "Hay un cubierta de silencio (sobre el tema), deploró Villeneuve. "La violencia es horrible, pero la violencia tapada por el silencio es aún más horrible", estimó.

El director homenajeó también a los filmes "muy poderosos" que desde el otro lado de la frontera mostraron la versión mexicana de la realidad, como "Heli" (2013) de Amat Escalante, presentada en Cannes y que fue una de las mejores de ese año.

"Todos sabemos el nivel de violencia que hay allá", dijo Villeneuve refiriéndose a la aparentemente guerra perdida por el gobierno de México contra las drogas. "Y en mi calidad de norteamericano tengo mi parte de responsabilidad", expresó con firmeza.

En ese universo de fronteras movedizas evolucionan los personajes. Los dos protagonistas masculinos cruzan sin escrúpulos los límites, a sabiendas de que, de todas formas, la decisión de moverlos está respaldada en Washington al más alto nivel.

"Hay un cubierta de silencio" sobre el tema, deploró Villeneuve. "La violencia es horrible, pero la violencia tapada por el silencio es aún más horrible", estimó.

Al personaje de Kate, el conflicto interior le lleva los tres días que dura la acción en resolverse. Participa en los operativos, aunque el guión evita con inteligencia caer en otro papel de Rambo femenino irrealista tan en boga últimamente con distintas variantes en las producciones de Hollywood.

Villeneuve admitió que su guionista Taylor Sheridan tuvo que resistir a presiones de los productores para que el rol de Kate sea transformado en uno masculino.

Su personaje simboliza de alguna manera los ideales de Estados Unidos arrastrados hacia el terreno de la guerra sucia, una problemática ya abordada en filmes sobre Afganistán o Irak, de manera más o menos convincente para un observador exterior.

Aunque Cannes no es dado a conceder Palmas de Oro a este tipo de filmes, todo puede suceder. "Sicario" fue muy aplaudida, porque abordar de manera valiente un fenómeno que no desaparece con cerrar los ojos y que cada país trata de combatirlo como puede.