Una película que es una estafa: "La gran estafa"

Santo Domingo. En el llamado cine de acción, el robo es un tipo de suceso al que habitualmente acuden los guionistas. La ficción cinematográfica arrancó en sí misma desde un robo, con el filme "Asalto y robo de un tren" de Edwin S. Porter (EEUU, 1903), camarógrafo del inventor Edison que legó al cine los principios de una dramaturgia propia.

Este cortometraje de ocho minutos innovó en el trabajo con cámara de cine, incorporando tres elementos que serían vitales en el desarrollo del lenguaje fílmico: el traveling (desplazamiento de la cámara que sigue una acción), el plano subjetivo (punto de vista del espectador o de un personaje) y el montaje (escenas diferentes que componen una unidad narrativa). Porter no sólo encontró nuevos recursos, también y quizás sin quererlo, un tipo de héroe que ha comprobado tener larga vida en miles de metros de celuloide: el bandido. Los estudiosos de la historia del cine consideran que el plano final de este cortometraje fue premonitorio, ya que el relato acaba con un bandido enmascarado que en primer plano apunta y dispara hacia la cámara, es decir, hacia el espectador.

Una historia sin tiros

Si bien es cierto en "La nueva gran estafa" no se dispara un solo tiro, no cabe duda que este filme del siglo XXI es heredero del cortometraje de Porter, ya que su argumento es una variante del segundo y el héroe continúa siendo el bandido, más refinado y a cara descubierta.

Esta película es la continuación de "Oceans eleven" (EEUU, 2001), cuyo relato se centra en el robo de un casino, operación en la que participan once personajes. Incluye además un aspecto romántico, ya que el protagonista roba al villano no sólo el dinero, también la fémina de turno. Esta segunda parte supone la venganza del rufián dueño del casino. A su vez, esta producción es un remake de un filme homónimo de 1960, que contó con la participación de cuatro figuras de la música y el cine, Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr. y Peter Lawford, junto a una debutante en esos momentos, Angie Dickinson.

Este tipo de filme se construye sobre un principio elemental, el espectador sabe en qué terminará la trama, el objetivo de los bandidos será alcanzado; se trata entonces de develar el cómo se produce el robo, que debe ser invariablemente sorpresivo. De lo contrario resulta un fiasco. Ello es exactamente lo que ocurre con "La nueva gran estafa ", no hay sorpresa. Después de un largo relato, que incluye un periplo por varias ciudades de Europa, se nos dice que lo que hemos visto en realidad no es lo sustancial del argumento, que la acción estaba en otra parte y que todo fue de otra manera. Se trata de un verdadero absurdo narrativo, burdo engaño que ofende la inteligencia del espectador. No queda claro si este resultado es fruto del guión original, de errores en la realización o de un desacertado montaje; pudiera incluso ser una mezcla de todo ello. Tiene además este filme, como si fuera poco, pretensiones de comedia, sobre la base de situaciones que nada aportan al desarrollo dramático, en una suerte de "gags" paralelos que a duras penas arrancan sonrisas al público.Lo lamentable es que figuras de trayectoria se presten para producir una película que no se sostiene argumental ni artísticamente, actuando como señuelos en la "pesca milagrosa" del cine de consumo masivo.

Ocurre con esta película que al salir de la sala se tiene la sensación de haber sido estafado, tanto en la ilusión fílmica como en el bolsillo. Recomendable para comprobar aquello que en el cine es casi una ley: nunca segundas partes fueron buenas.

Ocean’s Twelve

EEUU- Australia, 2004. 100 minutos.

Dirección: Steven Soderbergh

Guión: George Nolfi, basado en los caracteres creados por George Clayton Johnson y Jack Golden Russell

Música: David Holmes

Fotografía: Chris Connier

Intérpretes: Brad Pitt, Catherine Zeta-Jones, George Clooney, Julia Roberts, Andy Garcia, Matt Damon