Walter Riso dice que "el amor es un problema de salud pública"
Reunió a un millar de lectores en una charla en el V Centenario

SANTO DOMINGO. "El amor no está en el coito, sino en el post coito", dijo a DL Walter Riso, quien habla como argentino, pero es un napolitano expansivo como las granadas de mano.
Su buen sentido del humor hace recordar los monólogos de Adal Ramones. Riso es psicólogo y un reconocido charlista sobre temas de autoayuda, autor de varios libros, entre ellos "Amores altamente peligrosos", que le permitieron colmar de bote en bote (un millar de lectores y futuros lectores) el recinto del Salón La Carabela del hotel V Centenario la noche del martes. El tema: el amor.
Llegó al país de la mano de Monserrat de Espaillat, con el acto inaugura su "Katedra Comunicaciones". Almorzaron en Fellini. Cuando llegó el café respondió a Diario Libre.
"Me cansó ver gente que sufría de amor y decidí investigarlo más seriamente; antes era sólo de los filósofos. De esas investigaciones salieron cinco libros con los cinco problemas más importantes del amor", respondió.
Riso trabaja desde hace ocho años en cómo aplicar en la vida cotidiana el universo de la filosofía griega, porque asegura que demasiado tiempo nos viramos hacia el Asia y nuestra cultura es occidental. "El Yo sí existe, hay que mejorarlo, y que la voluntad, la disciplina, la lucha... todo eso importa".
Para Riso, el amor se resume en algunas premisas: "no te merece quien te lastima; no importan cuántos te amen, sino cómo te amen; en el amor hay que aprender a perder; la dignidad no es negociable; los derechos humanos están por encima del amor; el amor no está hecho para sufrir; si estás mal y alguien no te quiere, o no te puedes autorealizar, sepárate; el amor es racional más que emocional, lo que es emocional es el 'encoñe', la química; hay que pensar el amor, es un acto de voluntad, de una elección, de sí eres o no compatible conmigo, amamos pues no con el corazón sino con el cerebro. Esa parte racional es la que lo hace fuerte".
Alfonso Quiñones
Alfonso Quiñones