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Despliegue norteamericano en el AILA nos lleva a reevaluar inversión en Base Aérea de San Isidro

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional publicada por los EE. UU. establece un nuevo enfoque en nuestra región; las autoridades dominicanas deben replantearse las inversiones en nuestros aeropuertos civiles y militares como parte de una estrategia nacional de alianza con los EE. UU.

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Despliegue norteamericano en el AILA nos lleva a reevaluar inversión en Base Aérea de San Isidro
Funcionarios civiles y militares durante anuncio de inversión en el aeropuerto militar de la base aérea de San Isidro. (FUENTE EXTERNA)

La prensa dominicana ha dado seguimiento cercano en los últimos días al despliegue de aeronaves militares norteamericanas en el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA).

Dicho despliegue se enmarca dentro de una nueva Estrategia de Seguridad Nacional (NDS, por sus siglas en inglés) publicada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, en la cual se plantea una mayor presencia militar de ese país en el hemisferio occidental.

Aunque los medios dominicanos han estado reportando ampliamente sobre el tema, no se ha formulado la pregunta más importante de todas: ¿por qué el AILA y no la Base Aérea de San Isidro para este despliegue militar?

Principales deficiencias del aeropuerto militar de San Isidro

Recientemente, el gobierno del presidente Luis Abinader anunció una serie de inversiones dirigidas a remozar el aeropuerto militar de la Base Aérea de San Isidro, con una inversión total de RD$750 millones.

Dentro de estas inversiones se incluye la construcción de una nueva torre de control, la instalación de nuevas luces de pista y un nuevo sistema de radioayuda para la navegación, conocido como VOR. No obstante, estas mejoras representan apenas el mínimo necesario para que el aeropuerto militar pueda operar bajo estándares internacionales.

Una de sus principales debilidades es la longitud de su única pista. En la actualidad, esta tiene aproximadamente 7,102 pies de largo por 197 pies de ancho, lo cual resulta más que suficiente para aeronaves pequeñas, pero insuficiente para aeronaves de mayor tamaño y peso.

El Departamento Aeroportuario (DA) se encuentra en proceso de planificación para ampliar la pista en unos 1,600 pies, llevándola a 8,600 pies, al ser un aeropuerto estatal. Esta ampliación mejoraría su operatividad, pero aún así quedaría corta para operaciones de gran envergadura, que generalmente requieren pistas de más de 10,000 pies.

De igual manera, San Isidro no cuenta con grandes tanques de almacenamiento de combustible para aeronaves de turboreactores (jets), lo que limita el tipo de operaciones que pueden realizarse en la terminal.

Tampoco dispone de tuberías que lo conecten con los tanques de almacenamiento de combustible ubicados en el AILA. Menos crítico, pero igualmente importante, es el hecho de que la mayoría de las aeronaves comerciales de transporte utilizan combustible tipo Jet A o Jet A-1, mientras que las aeronaves militares emplean generalmente JP-8, un combustible que parte del Jet A-1, pero que al añadírsele aditivos anticongelantes y anticorrosivos pasa a denominarse JP-8.

Esto implica que, aunque San Isidro pudiera conectarse a los tanques del AILA, sería necesario incorporar un proceso adicional de tratamiento del combustible.

Operaciones norteamericanas en el AILA

Todo lo anterior conduce a la selección del AILA por parte de los Estados Unidos como base operacional temporal para sus aviones cisterna KC-135. Sin embargo, como se ha señalado anteriormente, el AILA cuenta con espacio limitado de rampa para este tipo de operaciones.

Por ello, si se observan las imágenes publicadas por la prensa, se puede notar que el área seleccionada para estacionar estas aeronaves es la pista 17/35 del AILA, la cual se encuentra actualmente en un proceso de reconstrucción que se extenderá por varios meses.

La presencia de estos aviones y equipos probablemente afecte el calendario de dicha obra.

Dado el rápido crecimiento de la aviación civil en el país, cualquier retraso en la conclusión de esta importante obra en el AILA tendría un impacto negativo en las operaciones del aeropuerto, particularmente durante la temporada alta de turismo, que suele extenderse de diciembre a marzo.

Opciones para San Isidro

Ante los retos que enfrentan nuestros principales aeropuertos y las necesidades logísticas tanto de los Estados Unidos como de nuestro país, resulta necesario analizar a profundidad las opciones disponibles para mejorar la operatividad de la Fuerza Aérea de la República Dominicana (FARD) y de nuestros aliados en la región.

En ese sentido, se plantean dos posibilidades principales:

1- Invertir en la mejora del aeropuerto militar de la Base Aérea de San Isidro

Dada la infraestructura ya existente, lo más fácil (y barato) sería incrementar la inversión actualmente presupuestada y añadir algunas otras capacidades.

Por ejemplo, llevar la expansión de la pista de los 8,600 pies planificados a unos 10,000 pies, aumentar la capacidad de almacenamiento de combustible (ya sea mediante nuevos tanques o a través de una conexión directa con los tanques del AILA), o instalar radares militares y nuevos sistemas navegación.

Esto podría elevar al aeropuerto militar de San Isidro a una verdadera base de proyección internacional, tanto para la FARD como para los aliados regionales, además de servir como punto de entrada y salida para jefes de Estado y ministros que utilizan aeronaves de gran envergadura.

2- Cerrar el aeropuerto militar de San Isidro y trasladar sus operaciones al AILA

Las bases militares no necesariamente requieren de un aeropuerto propio. De hecho, muchas aeronaves de gran tamaño (tanqueros y cargueros) de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos operan desde aeropuertos compartidos (civiles-militares).

Esta alternativa una amplia inversión inicial con un ahorro en costos operacionales a largo plazo, ya que el Estado solo tendría que mantener un único aeropuerto con sus respectivas pistas, sistemas de navegación, control, seguridad y demás infraestructuras, en lugar de dos con requerimientos similares.

En el caso del AILA, la base aérea podría construirse en el lado este de la pista, donde cabrían sin dificultad los dos o tres hangares necesarios para las aeronaves de la FARD.

Este proyecto podría incluso integrar la tan necesaria segunda pista paralela (costo estimado de US$30 millones), que en ocasiones anteriores se ha señalado como vital para el principal aeropuerto de la capital.

Para las actividades de entrenamiento militar, podría crearse una unidad separada y establecerla en un aeropuerto civil de menor tráfico, como El Higüero o Barahona, este último ya con presencia de una base militar de la FARD.

Conclusión

La geopolítica de la región está cambiando. Los Estados Unidos buscan proyectar una mayor presencia militar en la zona y han solicitado la colaboración de la República Dominicana como parte de ese esfuerzo.

El Estado dominicano ha aceptado servir de trampolín para dicha proyección, pero actualmente no cuenta con la logística aeroportuaria necesaria para hacerlo de manera eficiente.

  • Resulta imprescindible realizar un análisis profundo de estas alternativas y decidir cómo invertir de forma inteligente en el desarrollo de nuestras capacidades aeronáuticas.
TEMAS -

Egresado de la licenciatura y maestría en ciencias aeronáuticas de la universidad aeronáutica Embry-Riddle, Daytona Beach, Florida. Se ha destacado como piloto de aerolínea en los Estados Unidos, logrando desempeñarse como capitán de Boeing 767 y 747. Es además presidente y fundador de las organizaciones sin fines de lucro Consejo de Capitanes,  y Asociación Dominicana de Aviación General (ADAG). Y colaborador de la recientemente creada Pilotos Dominicanos en el Exterior (DPA, por sus siglas en inglés).