Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Edición RD
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Vivencias
Vivencias

Abracemos lo que será

Nuestra generación ha asumido el presente y ha aceptado lo que está por venir. Esto no quiere decir que sea un proceso fácil, especialmente para aquellos que están sufriendo el aislamiento y la ansiedad provocada por el COVID-19

Expandir imagen
Abracemos lo que será
Los humanos nos hemos estado adaptando a los cambios por más de dos millones de años y es esta probablemente la característica definitoria de nuestra especie. (LUIGGY MORALES)

Hoy es mi día treinta. Para muchos de nosotros así es cómo el tiempo ha sido medido en las últimas semanas en tanto cerramos nuestras puertas, practicamos el distanciamiento social y comenzamos a descubrir maneras de adaptarnos a una nueva normalidad. Mientras mi esposo trabaja desde la casa, yo he caminado de puntillas de un lado a otro en nuestro apartamento de 700 pies cuadrados tratando de encontrar nuevos hobbies al disponer de más tiempo libre de lo que he estado acostumbrada durante casi una década. En circunstancias normales hubiese perdido el juicio, pero estas no son circunstancias normales. De hecho, es exactamente lo opuesto a lo que hemos considerado normal. Sin embargo, la paradoja es que este fenómeno sin precedentes que vivimos a escala global ha hecho que las personas confluyan como parte de una comunidad no obstante haber sido forzadas a distanciarse precisamente de ella.

He pasado estos días leyendo y escribiendo, participando en webinars, analizando las noticias y, lo que es más significativo, conectándome con mis seres queridos. Por primera vez desde mi llegada a la adultez he podido contactar a amigos esparcidos en todo el país y el mundo. Una de las cosas que he observado es que todos estamos usando las diferentes formas de tecnología de tal manera que nos hemos ido acostumbrando a estas para ser más productivos mientras nos distanciamos socialmente. El resultado es que muchos de nosotros estamos trasladando online nuestro mundo offline al mismo tiempo que nos adaptamos a nuestra nueva realidad.

La semana pasada participé en un webinar auspiciado por Onsite Workshops sobre cómo adaptarnos a estos tiempos tan inciertos, lo que me ofreció herramientas muy útiles para manejar mi ansiedad. Uno de los temas discutidos fue cómo “hacemos el duelo a lo que fue” y “abrazamos lo que será”. Esto me tomó por sorpresa hasta el punto de no poder contener mis lágrimas, pero al escuchar a dos expertos discutir estos temas ante un grupo virtual de mil quinientas personas me hizo sentir conectada a una comunidad mucho más amplia.

Los humanos nos hemos estado adaptando a los cambios por más de dos millones de años y es esta probablemente la característica definitoria de nuestra especie. La adaptación biológica y cultural de los seres humanos ha sido crítica para la supervivencia, por lo que no debe sorprender que nos hayamos adaptado tan rápido a las condiciones impuestas por la pandemia del COVID-19.

Cuando digo que los humanos nos estamos adaptando a esta pandemia no me refiero a que nos estemos adaptando exclusivamente en términos evolutivos, aún cuando estoy segura que algún científico podrá proveer o explicar todas las maneras en las cuales este virus en particular está jugando un papel en nuestra adaptación evolutiva. Más bien, me refiero a la manera cómo nuestra civilización ha sido forzada a adaptarse a un cierre generalizado mientras nos valemos de la tecnología tanto para los negocios como para la diversión. Gobiernos, empresas e individuos han aprendido a ser creativos para enfrentar el COVID-19 y para mantener relaciones con sus clientes, amigos y familiares.

En Kenya, por ejemplo, el gobierno se ha orientado hacia el dinero móvil para prevenir el contacto persona a persona, mientras que en Singapur las autoridades se han valido de la tecnología para construir un mapeo detallado de los brotes infecciosos del coronavirus y han usado robots con la finalidad de entregar comida y medicamentos a los pacientes. En la India el Reserve Bank ha instruido a todos los bancos a proveer las facilidades crediticias a través de aplicaciones móviles para evitar la disrupción de sus servicios, en tanto en la República Dominicana se creó un portal nacional de educación y se instalaron mil puntos de wi-fi gratuitos facilitando el acceso a internet.

Dado que nuestra especie se ha adaptado para sobrevivir, no es de sorprender que las empresas y los gobiernos hayan adoptado rápidamente esas herramientas, tomando en cuenta de manera particular que la tecnología ha impactado significativamente nuestra sociedad en las décadas recientes. Lo que más me ha asombrado sobre la tecnología durante este tiempo ha sido la manera cómo los individuos, especialmente los millenials, la han usado para mantener la conectividad social por medios creativos, movidos por la necesidad, a pesar de haber tenido esas herramientas ya por un largo tiempo. Hay muchas historias interesantes en este sentido: los entrenadores personales que ofrecen clases a través de videos, así como yoga y sesiones de zumba a través de la plataforma Zoom son solo dos de las soluciones creativas que miembros de algunas industrias han buscado para acomodar las necesidades de la gente en este tiempo de crisis.

En el plano individual, los millenials han sido increíblemente inventivos para evitar la disrupción de sus vidas sociales. En las pasadas tres semanas yo he participado en más happy hours virtuales que en los happy hours presenciales en los que participé en los meses previos a las disposiciones gubernamentales de distanciamiento social. Las fiestas de cumpleaños, la celebración de bodas streaming, festivales musicales virtuales y reuniones familiares son parte de las múltiples diversiones que han surgido online para combatir el aburrimiento. A su vez, adictos en procesos de recuperación han participado en sesiones en línea y ahora tienen una mayor cantidad de opciones de tratamiento a su disposición. Para aquellos que están luchando contra la ansiedad y la depresión, estos han podido asistir a webinars y video-conferencias conducidos por expertos y así recibir la terapia que necesitan.

Justin y Krista, una pareja que vive en California, cerraron temporalmente su estudio de yoga, pero han trasladado sus clases a plataformas como Instagram y YouTube. En Massachusetts, Hope y Chris están ofreciendo virtualmente clases a niños en las que incorporan técnicas para el aprendizaje rudimentario a través de actividades físicas. Estas clases se ofrecían presencialmente a través de los distritos escolares y de los centros YMCA, pero debido al cierre de las escuelas esta pareja ha tenido que reinventar y transformar su programa hasta que el distanciamiento físico ya no sea necesario. No obstante, estos propietarios de pequeños negocios no están viendo estas opciones en línea solo como una solución temporal, sino también como una manera de incorporar la tecnología en sus modelos de negocios de forma permanente una vez el impacto de la pandemia haya cedido.

Nuestra generación ha asumido el presente y ha aceptado lo que está por venir. Esto no quiere decir que sea un proceso fácil, especialmente para aquellos que están sufriendo el aislamiento y la ansiedad provocada por el COVID. Al mismo tiempo, a pesar del miedo a lo desconocido, hemos sido capaces de ajustar nuestra cotidianidad para permanecer conectados, para ser productivos y para divertirnos.

La ironía detrás de todo esto es que por mucho tiempo hemos sido criticados y nos hemos criticado a nosotros mismos por ser adictos al mundo online, con frecuencia olvidándonos del offline. Pero ahora no tenemos otra opción que no sea asumir plenamente nuestras pantallas con miras a conducir nuestros negocios y satisfacer nuestros instintos sociales. Ahora que hemos sido capaces de probar cómo la tecnología puede mejorar nuestras vidas más allá de propósitos superficiales y que hemos visto cuán resilientes nos puede hacer, el otro lado de esta pandemia muy probable asumirá el mundo online aún más de lo que lo hicimos antes. Así, si continuamos usando estas herramientas para seguir educándonos, para conectarnos mejor con nuestros seres queridos, para hacer más fuertes nuestros pequeños negocios, saldremos de esto habiéndonos adaptado mejor al siglo XXI.

TEMAS -