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Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania

Lágrimas de alivio tras reencuentro de familias ucranianas separadas por la guerra

La región de Járkov es mayoritariamente rusoparlante, pero la ciudad de Járkov se resistió al avance ruso y los habitantes de Troitske rechazaron la invasión de Putin

Olga Valkova lloró muchas veces después de que las tropas invasoras rusas tomaran el pueblo ucraniano de Troitske, aislándola de su familia y de su casa de campo. Cuando pudo regresar al pueblo, la mujer, de 64 años, volvió a llorar, pero ahora de alegría, mientras repartía comida a los soldados ucranianos que liberaron su pueblo.

Tampoco pudo contener las lágrimas cuando por fin pudo reunirse con su hermano Leonid Kandaurov, de 60 años, y su cuñada Lydia, tras más de seis meses sin poder verse. Troitske es un pequeño pueblo compuesto de hileras de casas con huertos, patos y un lago para pescar, enclavado entre los vastos campos de girasoles del noreste de Ucrania.

Antes de la guerra, Olga y su marido, Alex Vashchenko, un camionero jubilado, de 65 años, venían a su casa de campo varias veces al mes para atender su huerto. La casa de tres habitaciones está construida alrededor de un horno de ladrillos, encima de un sótano para almacenar las cosechas.

- Blindados y armas apuntando -


El 25 de febrero, el segundo día de la invasión, el repentino avance ruso sobre Járkov envolvió rápidamente a Troitske. Olga no estaba allí, pero su amiga Anna Kryvonosova, de 65 años, cuenta lo que sucedió.

"Durante tres días seguidos, los vehículos blindados rusos pasaron por esta calle", dice a la AFP. "Fue aterrador. Los soldados estaban encima de los blindados con las armas apuntando hacia nosotros, hacia nuestra casa. Fue una verdadera ocupación". "Entraron en nuestras casas, verificaron nuestros documentos, registraron por todas partes... los armarios, los sótanos, todo".
El día de la liberación no fue menos intimidante. 

Los habitantes escucharon explosiones en la vecina ciudad de Shevchenkove y después vieron llegar tanques al pueblo. Pero se sintieron aliviados cuando se dieron cuenta de que era la 92ª Brigada del ejército ucraniano. 

- ¡Por la victoria! -


El marido de Anna, Nikolai Kryvonosov, saluda a los periodistas que le visitan con un brindis. "¡Por la victoria! Por que Putin muera! ¡Que se joda!", vocifera el hombre de 67 años, en ruso.

Las fuerzas rusas utilizaron Troitske como ruta de suministro y patrullaron la zona, pero no establecieron una base en el pueblo. Los lugareños cuentan con orgullo cómo llamaron a sus familiares en Járkov, que informaron de la posición rusa al servicio de seguridad ucraniano SBU. 

La región de Járkov es mayoritariamente rusoparlante, pero la ciudad de Járkov se resistió al avance ruso y los habitantes de Troitske rechazaron la invasión de Putin.

Muchas de las familias que hablaron con la AFP tienen hijos que sirven en las fuerzas armadas ucranianas, y algunas afirman haber conservado banderas ucranianas en sus casas, pese a la presencia de los rusos.

Durante la ocupación, Anya Ratiy, una adolescente de 17 años, pudo seguir sus clases a distancia gracias a internet. Logró salir del pueblo en agosto y regresó tras la liberación. Esta tarde juega al fútbol, luciendo con orgullo su camiseta azul y amarilla, los colores nacionales de Ucrania. 

¿La llevaba cuando los rusos estaban cerca? "Sí", declara con orgullo, antes de añadir con una carcajada: "Pero cuando venían, corríamos y nos escondíamos".

Mientras juegan al fútbol, varios niños cuentan que vieron cohetes pasar por encima de sus cabezas hace tan sólo dos días, pero sus días de correr y esconderse se terminaron, por ahora.

El 7 de septiembre, la sorpresiva contraofensiva ucraniana hizo retroceder a las tropas rusas hacia el este.

- ¡Este es mi hogar! -


Olga y Alex pudieron regresar al pueblo, desde Járkov, a 100 km al noroeste. A su regreso, su casa estaba intacta. Olga se tiró sobre su cama, llorando: "¡Este es mi hogar! ¡Esta es mi cama!".  


Su hermano y su cuñada permanecieron durante la ocupación, cuidando su huerto y su jardín. Las lágrimas vuelven a fluir mientras las mujeres se abrazan y comparten videos de sus hijos ausentes, que luchan contra las fuerzas rusas en otros frentes.

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