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Una democracia muy cara

Los partidos que quieran existir deben hacerlo con recursos propios

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Una democracia muy cara
Los dirigentes de los principales partidos y los miembros de la Junta Central Electoral. (ARCHIVO / DIARIO LIBRE)

La democracia dominicana resulta muy cara. El Estado tiene que invertir millonarias sumas de dinero para mantener con vida a las instituciones políticas, muchas de los cuales no existirían sin esa “ayudita” que reciben.

Ha caído muy mal en la opinión pública el anuncio de que la Junta Central Electoral erogará 1,249 millones de pesos para celebrar las elecciones primarias, de un total de 1,449 millones de pesos. Los partidos aportarán 200 millones de pesos, que serían descontados de los recursos que reciben cada mes por parte del Estado.

Esa alta suma de dinero se va a gastar para celebrar los procesos internos en los cuales se escogerán candidatos a cargos electivos de los partidos de la Liberación Dominicana, Revolucionario Moderno, Revolucionario Dominicano, Alianza País y Opción Democrática para las próximas elecciones.

En un país donde los hospitales requieren de medicamentos, equipos, y hay miles de carencias en diversos órdenes, demandas que ya superaron otras naciones hace más de un siglo, invertir esa suma de dinero para procesos internos de los partidos es, sencillamente, un crimen.

Solamente por concepto de ayuda a los partidos la Junta Central Electoral entregó en el año 2018 la suma de 1,260 millones de pesos.

Yo creo que llegó la hora de que la sociedad civil y los sectores más conscientes del país exijan la prohibición de que los partidos reciban fondos del erario, de los cuales no hay ninguna supervisión y solo sirven para mantener zánganos, que cuando acceden a la dirección del Estado también lo desfalcan.

Los partidos que quieran existir deben hacerlo con el esfuerzo económico de sus miembros y dirigentes, no con los recursos del Estado, que deben estar destinados a impulsar el desarrollo de todo el dominicano, no de un grupo. Estamos ante una democracia que les resulta muy cara a los contribuyentes dominicanos y, además, está plagada de imperfecciones.

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