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Los restos del ‘bebé de Lucy’ prueban que los niños homínidos evitaban andar

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Los restos del ‘bebé de Lucy’ prueban que los niños homínidos evitaban andar
Ilustración que muestra un homínido femenino de “Australopiteco afarensis” con su hijo. (MAURICIO ANTON)

WASHINGTON. Los pequeños homínidos del género “Australopiteco afarensis” pasaban la mayor parte del tiempo colgados de sus madres o de los árboles, de acuerdo con un análisis divulgado hoy de los restos de un niño menor de 3 años, descubiertos en 2002 en Dikika (Etiopía) y conocido popularmente como el “bebé de Lucy”.

Según un estudio publicado en la revista Science Advances, un equipo de investigación de la universidad estadounidense Dartmouth College concluyó que el desgaste que muestran los huesos de los píes de los restos del pequeño ponen de manifiesto que, pese a tener la capacidad de caminar, pasaba la mayor parte del tiempo colgado.

Diversas investigaciones, basadas en los restos de ‘Lucy’, descubiertos en 1974 en la región de Afar (Etiopía) y considerado uno de los fósiles más antiguos del mundo, con 3,2 millones de años de antigüedad, habían determinado que el “Australopiteco afarensis” fue el primer homínido que caminó erguido.

No obstante, la relativa fortaleza de los brazos y piernas de este homínido demuestran que pasaba gran cantidad del tiempo subido a árboles, por lo que los científicos consideran que se encontraba a medio camino de desarrollo entre los chimpancés y los humanos modernos.

La investigación divulgada hoy, sin embargo, es la primera que se centra en la capacidad de caminar de los homínidos más jóvenes.

“Por primera vez, hemos podido observar cómo era caminar para un pequeño de dos años y medio, hace más de tres millones de años”, destaca Jeremy DeSilva, autor principal del artículo y profesor de antropología de la universidad Dartmouth College.

El desgaste de los huesos de los pies del pequeño de Dikika, especialmente de la base de su dedos pulgares, muestran que, a pesar de que ya tenía la capacidad de caminar, el pequeño pasaba la mayor parte del tiempo colgado de los árboles o de su madre.

“Caminar con las piernas es un hito para el ser humano. Pero caminar torpemente en un entorno plagado de depredadores es una receta segura para la extinción”, concluye DeSilva.

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