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Critican a Bolsonaro por plantear dudas a vacunas de COVID-19

El pasado lunes dijo que “nadie puede obligar a nadie a ponerse una vacuna”

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Critican a Bolsonaro por plantear dudas a vacunas de COVID-19
El presidente brasileño Jair Bolsonaro asiste con una mascarilla a una ceremonia en el Palacio Presidencial de Planalto en Brasilia para ampliar la ayuda de emergencia a la población pobre afectada por la pandemia de COVID-19, el jueves 1 de septiembre de 2020. (AP FOTO/ERALDO PERES)

Los detractores del presidente brasileño Jair Bolsonaro criticaron nuevamente su postura sobre la pandemia, esta vez por afirmar que la vacuna contra el COVID-19 no debería ser obligatoria.

Los primeros comentarios de Bolsonaro a este respecto vinieron el lunes, cuando le dijo a un simpatizante que “nadie puede obligar a nadie a ponerse una vacuna”. Lo repitió el jueves por la noche durante una transmisión en vivo en Facebook, en la que además manifestó su oposición a que se apliquen vacunas no probadas en territorio brasileño.

“Fue probada en otros países, pero no aquí en Brasil”, declaró el mandatario sin especificar a cuál posible vacuna se refería. “No podemos ser irresponsables y aplicar una vacuna en el organismo de las personas. Como dije, nadie puede obligar a nadie a recibir una vacuna”.

Esas declaraciones fueron rechazadas de inmediato por sus detractores.

El gobernador del estado de Sao Paulo, João Doria, exaliado de Bolsonaro convertido hoy en su enemigo, dijo el viernes en entrevista con The Associated Press que la inmunización no debe ser considerada una decisión personal. Sao Paulo, de 46 millones de habitantes, es el epicentro de la pandemia en Brasil, con más de 30.000 muertes por COVID-19, las cuales representan alrededor de una cuarta parte del total en el país por la enfermedad.

“Es triste que una vez más el presidente de Brasil esté dando un ejemplo negacionista”, afirmó Doria en una teleconferencia. “Debería ser obligatoria, salvo en casos especiales o bajo circunstancias de salud que justifiquen no ponerse una vacuna. Una persona infectada infecta a otras y hace posible la muerte de otros”.

El Partido de los Trabajadores de Brasil, adversario de Bolsonaro, aseveró en un comunicado que los intentos del presidente de sembrar dudas sobre una futura vacuna “pasan por alto la importancia de las inoculaciones para proteger la salud de toda la población”.

El Consejo Nacional de Salud, integrado en la estructura del Ministerio de Salud, señaló en un comunicado que el gobierno no debería estar hablando de que la vacuna contra el COVID-19 no sea obligatoria.

El derecho a la libertad individual no es absoluto al punto de estar por encima del bienestar colectivo”, dijo el consejo.

Desde el inicio de la crisis, Bolsonaro se ha opuesto a las medidas de confinamiento y a otras restricciones a las actividades que han sido impuestas por los gobernadores a recomendación de los expertos en salud. Bolsonaro había descrito al COVID-19 como “una gripita”, y advirtió que paralizar la economía causaría mayores dificultades a los millones de personas que viven al día.

El Ministerio de Salud de Brasil ha confirmado a la fecha más de 4 millones de casos de COVID y 125.000 muertes. Ambas cifras son las segundas más grandes del mundo, sólo superadas por las de Estados Unidos, de acuerdo con un conteo de la Universidad Johns Hopkins.

Debido a la alta tasa de infección en Brasil, y a su enorme y dispersa población de 210 millones de personas, diversos desarrolladores de vacunas seleccionaron al país para probar sus productos en seres humanos.

El gobierno federal de Bolsonaro concertó un acuerdo inicial con AstraZeneca para que provea 30 millones de vacunas, que después podrían aumentar a 100 millones en total.

El gobierno del estado de Sao Paulo, por su parte, acordó con el desarrollador chino de vacunas Sinovac que le suministre 60 millones de dosis si se muestra su eficacia. Sin embargo, los partidarios de Bolsonaro se refieren con frecuencia al COVID-19 como el “virus chino”, y rechazan que se trabaje con compañías de China.

Doria dijo que era un error que Bolsonaro propicie el escepticismo hacia las vacunas fabricadas en el extranjero.

“Con una sola vacuna no podemos inmunizar a toda la población brasileña. Necesitamos dos, tres, quizá cuatro, producidas a gran escala”, declaró el gobernador. “Mientras se demuestre su eficacia, no importa si es china, rusa, francesa, estadounidense o británica. Lo que importa es que salve vidas”.

De acuerdo con una encuesta reciente del Ipsos Institute difundida el miércoles, 88% de los brasileños entrevistados dijo que se inmunizarían contra el COVID-19 si hubiera una vacuna disponible.

El Ministerio de Salud prevé que la distribución de vacunas pueda comenzar en los primeros meses de 2021.

Max Igor Lopes, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital de las Clínicas de Sao Paulo, considera inútil la controversia en torno a una vacunación obligatoria.

“Lo que es importante es que las personas se vacunen porque entienden que les brinda un beneficio', apuntó. “Y ese es el propósito de la vacuna”.

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