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El hombre que pasó a la acción

Don Enrique Armenteros Rius creó la Fundación Progressio, referente de gestión ambiental eficaz, cuyo principal proyecto es la Reserva Científica de Ébano Verde, el primer caso de grupo privado manejando un área pública en el país.

En los ya lejanos años 80, cuando pocos hablaban de protección ambiental y aun se creía que los recursos naturales eran inagotables, un visionario percibió que había que tomar medidas para preservarlos y que la empresa privada debía dar una mano a los gobiernos en esa tarea.

Ese visionario responde al nombre de Enrique Armenteros Rius quien, con esa preocupación, creó en 1983 la Fundación Progressio, una institución sin fines de lucro, cuyos programas de trabajo tienen por objeto fomentar el mantenimiento de los recursos naturales de la República Dominicana, la conservación de sus bosques, el aprovechamiento de sus aguas, el mejoramiento de las áreas de cultivo y el desarrollo de nuevas variedades de plantas.

Don Enrique se inspiró en las acciones sociales de las cajas de ahorros de Madrid, y desde sus tiempos como presidente de la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos, en los años 60, se propuso hacer algo similar aquí, cuando la entidad bancaria se fortaleciera. Tiempo después fundó Progressio junto a Merilio Morel, Fernando Domínguez, Camilo Suero y José Angeles, actual gerente de operaciones de la entidad.

El principal proyecto de Progressio es la Reserva Científica de Ebano Verde, declarada mediante el decreto número 417-89 del Gobierno Dominicano.

Hoy, don Enrique sigue vinculado a grandes empresas que fundó su familia, como el consorcio Sociedad Industrial Dominicana (SID) y preside una reconocida fundación que es referente de gestión ambiental eficaz.

Y es que a don Enrique Armenteros Rius no lo detienen ni los tropiezos. Sigue apasionado por la naturaleza y afirma contundentemente que "a mí no me paran fácil".

Han transcurrido 22 años desde que creó Progressio y, en su discurrir, sus pronósticos respecto al riesgo que corrían los recursos naturales, lamentablemente se han cumplido. Por fortuna, otros empresarios e industriales han seguido su ejemplo, con la ejecución de proyectos de responsabilidad social con el medio ambiente.

Actualmente, Progressio también tiene entre sus proyectos la Finca de Cultivos Tropicales, situada en el paraje Doña María, de Cotuí, de donde proceden todas las plantas de especias que hay en el país.

Reserva de Ébano Verde

En octubre de 1989 el Gobierno Dominicano declaró como Reserva Científica Ébano Verde un área de 23.1 kilómetros cuadrados, por su diversidad biológica, su importancia hídrica y el elevado endemismo de su flora y fauna. La administración, protección y desarrollo fue puesta a cargo de Progressio, en base a un acuerdo de fideicomiso suscrito con la entonces Dirección Nacional de Parques. La Reserva cuenta hoy con una superficie de 37.5 kilómetros cuadrados. Está ubicada en la Loma Casabito, provincia Monseñor Noel (Bonao).

Se trata, según don Enrique Armenteros, del primer caso de grupo privado en manejar un área pública. Recordando aquellas primeras gestiones para lograrlo, el empresario, comerciante y abogado relata que dentro había propiedades de particulares y Progressio se comprometió a adquirirlas paulatinamente, para donarlas al Estado.

"Eso fue una innovación, que el sector privado le regalara algo al Estado. La Fundación asumió la responsabilidad de la gestión de la reserva cubriendo todos los gastos, sin pedir un centavo. Fue una tremenda responsabilidad asumida con el entonces presidente, Joaquín Balaguer", recuerda don Enrique.

En la reserva hay un manager, Ramón Elías Castillo, un asistente y 12 guarda-parques que, según apunta don Enrique, era depredadores. Don Enrique refiere que la idea de proteger el ébano verde, se la aportó la profesora italiana Doménica Abramo. Sebastián Mera, le sugirió el lugar.

Finca de Cultivos Tropicales

La pasión del momento de don Enrique Armenteros es sin dudas la Finca de Cultivos Tropicales de Cotuí. Se nota en el entusiasmo con el que habla de la plantación, que visita frecuentemente.

"Siempre me preguntaba por qué tenemos que importar todas las especias, por qué no cosecharlas aquí. Hicimos una investigación y resultó que hasta ese momento, aquí sólo había un árbol de nuez moscada frente a un colmado, en Moca, que no se reproducía. De ahí en adelante todo lo que hay de especias en el país lo ha traído Progressio", comenta.

A partir de esa inquietud, concibió un proyecto para una plantación de pimienta negra, vio que era rentable y se decidió a iniciar lo que hoy es la Finca de Cultivos Tropicales, con una donación recibida a través del entonces presidente Salvador Jorge Blanco.

Ha habido piedras en el camino. El huracán Georges destruyó la plantación. Luego, una enfermedad volvió a destruirla y bajó el entusiasmo. Pero como deportista que fue, acostumbrado a ganar, perder y volverlo a intentar, don Enrique se propuso levantarla de nuevo en ambos casos. El proyecto sigue en pie y con buenos resultados.

Actualmente, el 40 por ciento del territorio de la finca está sembrado de especias y frutales; el 55 por ciento corresponde a reserva forestal, bosques maderables cultivados y naturales. El área restante (un cinco por ciento) está ocupada por caminos, construcciones, aguadas y áreas de protección ecológica.

En la finca se ejecuta un programa para introducir algunas especies con potencial económico para el país y el cultivo de la palma de pejibaye con la idea de proveer en el futuro los ingresos necesarios para la continuación de la labor de la Fundación Progressio, y proteger la palma real, hábitat del ave nacional, la cigua palmera.

Con este programa se inicia la introducción y fomento de cultivos nuevos y exóticos, con potencial económico para el país, y el rescate de variedades maderables.

En la actualidad, en la finca hay sembradas las variedades canela, nuez moscada, malagueta, pimienta, pejibaye, cúrcuma, clavos dulces, mangostán, litchi, vainilla y bay rum.

Una gran ilusión

n Don Enrique tiene una gran ilusión, nacida del saneamiento jurídico que logró de 11,000 tareas en el entorno de la Presa de Yamasá: Sembrar con la participación de las escuelas de la zona unas siete mil tareas, dos mil de cacao y cinco mil de árboles maderables. Su idea es "que los muchachos vayan, en mulo, y siembren. Tenemos que ver, cómo poco a poco hacemos un programa que involucre a todos, incluidos los campesinos, como hicimos en la Reserva de Ébano Verde".

En referencia a esa experiencia con los campesinos, Enrique Armenteros señala que los que hoy cuidan la reserva, antes la depredaban. "Vivían de eso (de sacar madera), no porque quisieran, y violaban la ley. Queremos convertir a los propios campesinos en protectores".

"A mis 83 años sueño con eso porque me gusta. Para mí, el árbol es un compañero, cuando voy por un bosque me siento acompañado", expresa convencido don Enrique Armenteros.

"Siempre he sentido pasión por la naturaleza, llámese bosque, tierra o mar. Para mí, el árbol es un compañero, porque cuando voy a un bosque me siento acompañado".

"No debemos dejar al Estado solo. No queremos competir con él ni suplantarlo, sino luchar unidos con estrategias comunes y en armonía con la naturaleza y las necesidades de las futuras generaciones".
 fundacionprogressio.com