Argelia cumple un año aislada, con un paro alto y sin tejido empresarial
Nacera Ouabou
Argel, 30 mar (EFE).- Argelia cumple más de un año aislada, con sus fronteras terrestres, marítimas y aéreas cerradas, el índice de contagios en uno de sus puntos más bajos, un enconado debate sobre la vacunación, el paro disparado y el tejido empresarial casi destruido.
Un año en el que la pandemia ha deteriorado en extremo su ya frágil economía, sumida en una aguda crisis desde la abrupta caída del petróleo y el gas en 2014 --única riqueza que explota--, que, según el ministerio de Trabajo, se ha cobrado 50.000 empleos.
Una encuesta difundida esta semana revela que otros 200.000 trabajadores carecen de recursos y alrededor de 180.000 empleados sufren retraso en el pago salarios en una economía dependiente, sin ahorros, donde el Estado es el principal empleador y la mayoría sobrevive con lo que gana al día.
Informes independientes aseguran, por su parte, que el desempleo supera el 40% de la población activa mientras que el 62% que trabaja lo hace en empleos precarios, afectados por la continua devaluación de la moneda y una inflación desbocada.
'La situación es crítica, marcada por la incertidumbres y la inestabilidad. Se ha vuelto más complicada que en 2014 porque prosigue el deterioro tanto macroeconómico como microeconómico', explica a Efe el economista Mahfoud Kaoubi.
'El precio del petróleo sigue repercutiendo seriamente en la caída en los ingresos del país. El crecimiento se ha contraído más de seis puntos, algo que tiene pesadas consecuencias, sobre todo en el mercado laboral. Pero lo más crítico es la depresión que vive el sector empresarial', alerta.
VACUNACIÓN E INMUNIDAD DE GRUPO
El 17 de febrero de 2020, Argelia fue el primer país de África en confirmar un positivo por coronavirus, un trabajador italiano del sector petrolero.
Alrededor de un mes después, y ante el aumento de casos, el Gobierno ordenó el cierre de fronteras, prohibió todo tipo de reuniones y detuvo la actividad económica, imponiendo un confinamiento que también sirvió para interrumpir las multitudinarias protestas que se repetían cada semana desde el estallido del movimiento opositor 'Hirak', en febrero de 2019.
Una situación que con pequeños retoques ha mantenido y que comenzó a cambiar la semana pasada después de que la incidencia cayera por debajo del centenar de positivos diarios en un país de 44 millones de habitantes.
'Hace semanas que existe una estabilidad en el número de casos por tres factores: las medidas adoptadas, la cultura sanitaria adquirida por la población, y la probabilidad científica de que el virus haya reducido su velocidad', explica a Efe el virólogo Mohamed Melhag.
Además, el régimen argelino ha puesto en marcha una campaña de vacunación efectiva, según Melhag, confiando en las vacunas china Sinopharm y rusa Sputnik V, que Argelia prevé comenzar a fabricar en su propio territorio en breve.
'La vacunación se desarrolla con paso seguro en Argelia pero estamos aún lejos de la inmunidad de rebaño porque no se ha contagiado el 60 a 70% de la población total --el país ha confirmado 116.836 casos y 3.080 decesos-- y porque la vacunación tampoco ha llegado a esa cifra', indicó.
PARÁLISIS EMPRESARIAL
El Gobierno reitera que esa vacunación es fundamental para revertir la parálisis económica y la debilidad del tejido empresarial.
Según una encuesta realizada por la Cámara de Comercio e Industria (Caci) y la plataforma Emploitic, el 64% de las empresas argelinas han reducido sus contrataciones por la pandemia, con la construcción y las obras publicas como las más afectadas.
'La falta de visibilidad y la imposibilidad de proyectar han marcado el año 2020 y seguramente marcarán parte del 2021', advierte el estudio.
En un intento por contener el deterioro, el Gobierno decidió meses atrás aplicar medidas fiscales para apoyar a las empresas y concedió además ayudas excepcionales a los 'pequeños comercios' durante tres meses por valor de 30.000 dinares (180 euros) y una asignación de 10.000 dinares (unos 62 euros) para familias necesitadas.
Son medidas insuficientes que no evitarán la desaparición de miles de pequeñas empresas alimentadas por el colosal gasto público, que había comenzado a repuntar en 2019, advierten los expertos lamentando lo que consideran una oportunidad perdida para el cambio de modelo económico y social.
'No dejamos de alertar sobre las consecuencias y la incertidumbre causada por el grave descenso en la actividad de muchas empresas, especialmente en el sector del ensamblaje de vehículos, electrodomésticos o la construcción. Las empresas pueden aguantar dos o tres meses, no más', avisa Kaoubi.
'La aplicación de las decisiones ha sido lenta --insiste-. Además, se esperaban medidas mucho más valientes, similares a las de la Unión Europea. La situación actual impone una mirada profunda para poder saber por qué no se traducen en realidad'. EFE
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