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Berlín, la capital atípica que avanza a su ritmo hacia la normalidad

Gemma Casadevall

Berlín, 29 may (EFE).- La desescalada general que vive Alemania adopta un ritmo propio en Berlín, con menos casos de COVID-19 que otras zonas del país, pero que avanza hacia nueva normalidad sin la total reapertura que reclaman otros 'Länder' del este.

El distrito gubernamental y la sede de la Cancillería parecen adormecidos, sin el trajín habitual de las visitas de Estado y una agenda más nutrida de conferencias virtuales que citas presenciales, por parte de la canciller Angela Merkel y el resto de su gobierno.

En el resto de la capital alemana, con 3,7 millones de habitantes, la actividad es prácticamente la habitual, con tendencia a ir a más, ya que el Senado berlinés decidió la entrada en una nueva fase de reapertura de la vida pública.

El derecho a manifestarse o a reunirse al aire libre se podrá ejercer sin mayores restricciones a partir del domingo y desaparece la limitación a un máximo de 100 participantes. Lo mismo ocurrirá con los oficios religiosos a cielo abierto, aunque para actos a puerta cerrada se mantiene el límite de 200 asistentes.

Se abrió la perspectiva de volver al cine y al teatro, aunque con aforo limitado a 150 personas -ampliables a 200, en quince días-. Salas como el mítico Berliner Ensemble de Bertolt Brecht y Helen Weibel desmantelaron su patio de butacas para garantizar la distancia mínima de 1,5 metros entre quienes se sienten ahí.

Solo hay asientos juntos para dos personas, lo que deja un aspecto desolador. Es, sin embargo, un alivio para el espectador y, sobre todo, para artistas, dramaturgos y gestores culturales.

Por las calles berlinesas apenas se aprecian diferencias respecto a la 'normalidad' anterior a la pandemia. Las escuelas funcionan aún a medio gas -para desesperación de quienes compaginan la vida familiar con la laboral-. Pero la vida comercial regresó, hoteles y museos reabrieron y la gastronomía funciona -aunque también bajo normas de distanciamiento entre mesas-.

Desde esta semana funcionan cinco piscinas municipales -aunque ninguna cubierta-, a las que se accede previa reserva online; el usuario se encontrará todo tipo de normas de uso estrictas, pero razonables. Seguirán cerrados, eso sí, los clubes y discotecas -esencia, para algunos, del tejido berlinés-.

Nada es exactamente cómo fue, pero se le parece. Incluye algunas ventajas -las piscinas no están a rebosar, como solía ocurrir- y se ensancharon algunos carriles para bicicleta para facilitar que también ahí se cumpla con la norma del distanciamiento.

EL CAOS BAJO CONTROL

Berlín, con reputación de caótica para el alemán de regiones más disciplinadas, no sería lo mismo sin la mezcla de indisciplina y orden que caracteriza a esta capital atípica y sin tejido industrial. No se ajusta a la norma, pero todo parece funcionar.

En cualquier zona verde de la ciudad se practica el picnic -algo que antes solo ocurría en los barrios dichos alternativos o noctámbulos, como Kreuzberg o Prenzlauerberg-. Semanas de cierre de bares y restaurantes favorecieron la extensión de esta opción, que ahora no será fácil de erradicar especialmente entre los jóvenes.

La diferencia esencial está entre 'el dentro y el fuera', explicó el responsable de Interior del gobierno regional, el socialdemócrata Andreas Geisel. Fuera, en espacios libres, se permite casi todo -el deporte al aire libre o paseos nunca estuvo restringido-. Dentro, sean gimnasios o teatros, rige el estricto distanciamiento.

UN TRIPARTITO IZQUIERDISTA EN LÍNEA CON MERKEL

El tripartito entre socialdemócratas, verdes e izquierda que gobierna la ciudad-estado, bajo el alcalde-gobernador Michael Müller, ha optado por una vía intermedia entre la prudencia de la canciller y la liberalización a la que aspira el 'Land' de Turingia, en el este, gobernado por el izquierdista Bodo Ramelow.

La línea de Ramelow -único líder regional de La Izquierda- está siendo muy cuestionada por 'Länder' como la conservadora Baviera, el más afectado por la pandemia -con 46.809 contagios, de los 180.458 verificados en todo el país por el Instituto Robert Koch (RKI).

Berlín, con 6.738 contagios, ha tenido menos problemas que Baviera: 196 víctimas mortales -frente a los 2.441 muertos que en el próspero 'Land' del sur, entre los 8.450 de toda Alemania-. Se ciñe las recomendaciones del virólogo Christian Drosen, como hace Merkel.

La pandemia precipitará el fin del aeropuerto de Tegel, en funcionamiento desde 1948. Su cierre iba coincidir con la apertura del nuevo aeropuerto de Berlín, que tras nueve años de retrasos parece que se inaugurará el próximo octubre. Pero como el tráfico aéreo sigue agónico se ha decidido cerrar Tegel ya el 15 de junio, para dejar únicamente activo el de Schönefeld, en el este berlinés.

El cierre de Tegel provoca cierta nostalgia en el ciudadano, que pese a reconocerlo obsoleto le ve las ventajas de un aeropuerto pequeño. Otros sueñan con ver sus pistas convertidas en inmenso parque para el ocio ciudadano, como ocurrió con el viejo aeropuerto de Tempelhof desde que dejó de operar, en 2008.EFE

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