Compartir
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
General

Candidato a presidente Robert Biedron: 'En Polonia vivimos en la Edad Media'

Clara Palma Hermann

Varsovia, 26 jun (EFE).- El candidato de izquierdas a las presidenciales en Polonia Robert Biedron parte con desventaja en los sondeos pero se presenta como el único progresista y, como acitivista LGTB, asegura en una entrevista con Efe que su país vive en ese ámbito todavía 'en la Edad Media'.

Biedron, de 44 años, compite contra los favoritos en los comicios, el actual presidente y líder ultraconservador (PiS), Andrzjei Duda, y el liberal (PO) Rafal Trzaskowski, alcalde de Varsovia, y respondió por escrito a esta entrevista.

Pregunta: Muchos analistas extranjeros ven estas elecciones como un pulso entre fuerzas conservadoras y nacionalistas y otras liberales, cosmopolitas y proeuropeas. ¿Cómo lo ve Usted?

Respuesta: En efecto, hay un choque entre candidatos democráticos y otros autoritarios. Sin embargo, todos ellos son conservadores. Todos mis rivales se sitúan cerca del extremo conservador del espectro político. De hecho, yo soy el único candidato progresista y de izquierdas. Y es importante recordarlo. Lo que está en juego aquí no sólo es vencer al actual presidente nacionalista y a su partido, sino también decidir en qué clase de Polonia queremos vivir en el futuro. Mi punto de vista está claro: quiero derechos iguales para todos, un estado del bienestar moderno con servicios públicos sólidos, educación, sanidad y vivienda. Soy el único candidato que defiende la separación completa de iglesia y estado, derecho al aborto y matrimonio igualitario. En resumen, soy el único que defiende estándares europeos que, por desgracia, no son algo evidente en Polonia.

P: Con frecuencia se representa a Polonia como un país profundamente dividido entre la población rural, católica y conservadora, y una élite urbana liberal y secular. ¿Cómo propone Ud. superar esta división?

R: En realidad no es la población la que mantiene este status quo, sino la clase política. La mayoría de los polacos apoyan la legalización de las parejas de hecho del mismo sexo, así como la liberalización de nuestra estricta ley contra el aborto. Lo mismo ocurre con la iglesia católica. El 60% apoya la separación total de iglesia y estado, y el 80% está en contra de los privilegios financieros de los que disfruta la iglesia católica. Pero son los políticos los que obstaculizan el progreso, sobre todo porque tanto el partido gobernante como el mayor partido de la oposición han mantenido durante años una estrecha relación con la iglesia. Pero creo que esto va a cambiar más rápido de lo que muchos anticipan.

P: A Lewica, su partido, le fue bastante bien en las últimas elecciones, pero ahora las encuestas apuntan a que podría quedarse por debajo del 5 %. ¿Reflejan estos valores las verdaderas intenciones de los votantes? Y, de ser así, ¿a qué atribuye este giro?

R: Cuando fui elegido alcalde de Slupsk, las encuestas tampoco me daban ninguna posibilidad. Entonces, en la segunda vuelta, el partido Ley y Justicia (PiS) y la Plataforma Cívica (PO) se aliaron contra mí y apoyaron al mismo candidato. A pesar de ello gané. Durante todo este tiempo previo a las elecciones, las encuestas nunca han sido generosas conmigo. Algo similar ocurrió durante las elecciones europeas. Cuando lancé el partido Wiosna nadie apostaba nada por nosotros, pero al final tres de nuestros candidatos fueron elegidos europarlamentarios, tras sólo unos meses de campaña. Si me fijara en las encuestas, no estaría donde estoy ahora.

P: ¿Qué opina de los procedimientos iniciados por la Comisión Europea contra Polonia y del enfrentamiento del Gobierno con las instituciones europeas? ¿Cree Ud. que el apoyo financiero por parte de la Unión Europea (UE) debería ir ligado a condiciones de carácter político?

R: El Gobierno polaco está en una lucha constante con la Comisión y con el Parlamento. ¿Cuántas veces les hemos instado a dar marcha atrás en su camino anti-democrático? Por desgracia, han pasado cinco años y no ha habido ningún progreso en este ámbito. El PiS está jugando a este juego y tenemos que hacer todo lo posible por detener esta deriva autoritaria. Aun así, hemos visto como el PiS se echaba atrás en algunas de sus decisiones polémicas, como por ejemplo el caso del bosque de Bialowieza. Tras unos meses de talar árboles en este parque nacional se detuvieron de repente por las sanciones impuestas por un tribunal europeo. Por eso creo que las sanciones de carácter financiero son la única manera de detenerles, a no ser que otro candidato gane las elecciones. Cuando hay deficiencias en lo que atañe al estado de derecho, es tremendamente importante introducir un nuevo mecanismo de sanciones financieras. Sin embargo, el Parlamento Europeo debe asegurarse de que, en caso de que se impongan sanciones, éstas se dirijan contra el Gobierno polaco y no contra los ciudadanos. Los fondos europeos deben llegar a sus destinatarios finales. Debemos castigar a los perpetradores, no a las víctimas del régimen.

P: Los derechos del colectivo LGTB han sido uno de los focos de esta campaña. ¿Cree Ud. que es un tema que ha sido instrumentalizado? ¿Y cuál es a su juicio la mejor manera de combatir las expresiones de odio, tanto en la esfera pública como en las redes sociales? ¿Qué hacer, por ejemplo, con las “zonas libres de LGTB”?

R: No solamente ha habido instrumentalización, sino también deshumanización. El sábado pasado, el presidente Duda afirmó que “la comunidad LGTBI no son personas”. Estas palabras me recuerdan a los periodos más oscuros de la historia europea. No se puede subrayar lo suficiente lo discriminatorias, destructivas y repulsivas que son. Probablemente su objetivo era polarizar a la opinión pública para asegurarse de tener más votos. Pero quienes usan el odio para obtener réditos políticos no merecen ser líderes.

Es preciso alcanzar un entendimiento común en el plano público; necesitamos cambios y los cambios deben empezar en el ámbito político. Llevamos demasiado tiempo esperando derechos igualitarios, debido a la negligencia de nuestra clase política. En Polonia no son legales ni siquiera las parejas de hecho del mismo sexo. Vivimos en la Edad Media.

P: Si no es una pregunta demasiado personal, me gustaría preguntarle cómo es ser el único político abiertamente homosexual en Polonia?

R: Depende, últimamente es doloroso y duro. No por mí, yo lo llevo bien. Pero me preocupan mucho todas estas personas jóvenes en todo el país que están luchando por entender quiénes son. Imaginad cómo se deben sentir al oír que su propio presidente afirma que no son personas. Vivimos en un país en el que las expresiones “terror homosexual”, “promoción de la homosexualidad” e “ideología LGTB” son empleadas a diario por los medios de masas de derechas. En los últimos tiempos un puñado de consejos municipales han proclamado sus municipios “zonas libres de LGTB”. Imagínense cómo sonaría eso si en lugar del acrónimo LGTB estuviera la palabra “judíos”, “católicos” o “alemanes”. Todo el mundo estaría de acuerdo en que hay que reaccionar. Pero cuando se trata del colectivo LGTB y cuando se emplea un discurso de incitación al odio, una parte de nuestra escena política aplaude, mientras que la otra permanece totalmente silenciosa. Es una vergüenza, una vergüenza para todos nosotros que hayamos llegado a esta situación.

P: ¿Qué opina de la manera en que las autoridades han gestionado la crisis del coronavirus? ¿Las cosas se podrían haber hecho de manera distinta para reducir el impacto en los sectores más afectados de la sociedad?

R: Todo se debería haber hecho de forma distinta. En lugar de centrarse en la salud y el bienestar de la gente en medio de la pandemia, los conservadores en el Gobierno decidieron llevar a cabo las elecciones a cualquier precio. Por el camino consiguieron demoler los restos del sistema democrático que hemos estado alimentando desde 1989. Kaczynski quería usar las elecciones para apartar la atención de la crisis económica, del aumento del desempleo y de los problemas reales. Lo consiguió, ya que la fecha de las elecciones acabó precipitando a Polonia en una grave crisis política. Se debe acentuar que tras semanas de incertidumbre sobre la fecha de las elecciones, dos diputados sin ningún cargo relevante en el estado cerraron un acuerdo determinante para el futuro del país. Se trata de un esfuerzo deliberado por mantenerse en el poder a cualquier precio, similar a un golpe de estado. Los ciudadanos polacos merecen ser informados de lo que está ocurriendo en el país, y no a través de una nota de prensa del señor Kaczynski. Kaczynksi ha utilizado la pandemia para reforzar su régimen autoritario. Es como si hubiera hecho una apuesta con Orban por ver quién logrará primero hacerse con el poder absoluto.

P: En cuanto al coronavirus, ha habido más suerte que raciocinio. La situación no es demasiado mala, sobre todo gracias a la heroica lucha de nuestro personal sanitario.

R: En los últimos meses, sin embargo, da la impresión de que el PiS está perdiendo parte de su impulso. ¿Qué espera Ud. de estas elecciones y de los próximos años? ¿Dónde ve a su partido en el futuro?

P: Si después de la primera ronda las encuestas no son generosas pero con Andrzej Duda pueden ocurrir muchas cosas. Kaczynski nos ha acostumbrado a lo imposible. No me sorprendería si de repente declarase un estado de emergencia “por la pandemia” para impedir que se celebre la segunda vuelta. Si esto no ocurre y si gana un candidato democrático, lo más probable es que el tribunal supremo, que está ya en manos del Gobierno, trate de deslegitimar el resultado de las elecciones. Quienquiera que derrote a Duda tendrá que hacerlo dos veces. Después de eso espero de corazón que la situación política en Polonia se estabilice. EFE

Fehaciente, fidedigno y fácil. Agencia de noticias multimedia en español.