Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Caravana
Caravana

Caravana centroamericana reflexiona para determinar qué hará

Expandir imagen
Caravana centroamericana reflexiona para determinar qué hará
La Comisión Nacional de Derechos Humanos ya solicitó a las autoridades que se permitiera “un traslado humanitario adecuado” para las personas más vulnerables.

A la espera de ver cuál será el próximo paso de la caravana, que podría decidirse el jueves, los miles de migrantes que la confoman intentaban entretenerse el miércoles en un estadio del sur de la capital mexicana mientras continúan las conversaciones y sesiones informativas sobre las opciones legales que tienen en México y en Estados Unidos.

Durante una asamblea por la noche hablaron de elegir con cautela la ruta más segura y enfatizaron la necesidad de tener claro qué localidades se ofrecían a apoyar a la caravana antes de tomar decisiones, ya que cualquier camino atraviesa lugares donde el crimen organizado es muy activo.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos ya solicitó a las autoridades que se permitiera “un traslado humanitario adecuado” para las personas más vulnerables.

El periodista hondureño Milton Benítez, que habló a la prensa como integrante de la caravana, reiteró el miércoles por la noche que algunos de ellos tenían previsto entrevistarse el jueves con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador con el fin de saber sus planes para los migrantes, ya que ha prometido programas con visas de trabajo para centroamericanos. Sin embargo, el equipo de trabajo del futuro mandatario negó que estuviera prevista una reunión con miembros de la caravana.

Christopher Gascón, el representante de México ante la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), calculó que había alrededor de 6.000 migrantes en el complejo deportivo Jesús Martínez de la Ciudad de México y tal vez otros 4.000 avanzan en caravanas por el sur del país. Y el jefe de gobierno capitalino, Ramón Amieva, ya advirtió que la ciudad tiene que “reforzarse” para cubrir las necesidades de los migrantes, especialmente de los niños y las mujeres embarazadas.

“Tal vez no tenían una buena idea de lo que enfrentaban”, dijo Gascón. El miércoles por la noche salió un autobús desde la Ciudad de México para devolver a entre 40 y 50 personas a sus países de origen.

Sin embargo, el grueso del grupo sigue con la vista puesta en Estados Unidos y se alistaba a pasar otro día de descanso y reflexión.

En el centro deportivo unos optaron por aprender algo de boxeo, otros por los juegos de pelota o de mesa y también hubo quien se entretuvo al son de los mariachis o en un improvisado concierto del grupo mexicano Café Tacvba.

Mientras tanto, muchas organizaciones se acercaban a darles consejos.

El abogado José Luis Fuentes, del colectivo estadounidense “National Lawyers Guild”, fue uno de los que estos días recorrió las carpas con un altavoz informando sobre cómo funciona la ley de asilo en Estados Unidos.

La ruta más larga

“California es la ruta más larga pero es la frontera mejor; Texas la más cercana, pero la peor”, explicaba mientras la gente se arremolinaba a su alrededor. Fuentes también alertaba de detalles como que si les separan de sus hijos deben “pedir que quieren un abogado y no firmar ningún papel”.

Otros explicaban las alternativas de refugio en México, opción que varios miembros de la caravana anunciaron que van tomar. Según los últimos datos del gobierno mexicano, 3.230 personas han solicitado refugio en el país.

E incluso hubo deportados voluntarios como Guillermo Contreras, que se acercó al estadio Jesus Martínez a contar su experiencia de primera mano y “mostrarles a lo que se van a enfrentar”.

Las noticias, decían algunos, no eran muy esperanzadoras, pero eso no desalentó a muchos.

Darwin Pereira, un trabajador de la construcción de 23 años y originario de Olanchito, en Honduras, dejó su país junto con su mujer y su hijo de 4 años porque “allí no hay trabajo, no hay nada”, y tiene claro lo que hará si cruza la frontera estadounidense.

“Si encuentro a Donald Trump le voy a llorar, hay que llorarle, no hay más”, afirmó.

Nora Torres, una hondureña de 53 años que tuvo que cerrar su restaurante por las extorsiones de las pandillas, tampoco se intimida ante las amenazas del jefe de la Casa Blanca.

“Estados Unidos nos necesita a nosotros, los hispanos, por la mano de obra que es más barata”, afirmó.

TEMAS -