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Danny Lyon: un ensayo fotográfico sobre la especulación urbanística

Celia Sierra.

Madrid 16 sept (EFE).- En 1967 la ciudad de Nueva York aprobó la demolición de 24 hectáreas de sus barrios más antiguos para construir rascacielos, el proceso, inmortalizado por Danny Lyon, uno de los grandes autores del Nuevo Documentalismo, constituye un alegato contra la especulación urbanística y sus heridas sin curar.

“La destrucción del Bajo Manhattan”, que forma parte de la sección oficial de PHotoESPAÑA y permanecerá en el Museo ICO de Madrid hasta enero de 2021, es uno de los ensayos más completos sobre la conservación de las ciudades y las complejidades del desarrollo urbanístico.

El fotógrafo estadounidense es comisario de la muestra pero no ha podido viajar a Madrid por la pandemia. Desde su casa en Albuquerque (Nuevo México, EEUU) y con 78 años, ha ayudado en la organización de la muestra y el catálogo, que es una versión en español del facsímil que presentó hace cinco décadas.

“Es uno de los más importantes ensayos fotográficos sobre la ciudad que existen”, asegura Gonzalo Doval, responsable de arte del Museo ICO y que también actúa como comisario de la muestra, durante la presentación de la exposición hoy en Madrid.

Lyon se enfrenta a este trabajo cuando tiene 25 años y vuelve a Nueva York, su ciudad natal. Antes de este trabajo pasó cuatro años con una banda de moteros, del que nació “The Bikeriders”.

Con la reputación de éste y otros trabajos, Lyon ya tenía cierta fama como autor, pese a ser tan joven.

Descubrió el derribo a través de la ventana del apartamento que acababa de alquilar, por 85 dólares, y se lanzó a inmortalizarlo. “No le interesaba tanto el valor arquitectónico de los edificios, sino la desaparición de una de las zonas más antiguas de la ciudad”, subraya Doval.

Hasta entonces, su cámara se había centrado en temas socioeconómicos, contraculturales y de derechos civiles. Este trabajo sigue esa estela, y es además reflejo del debate urbanístico del momento, hoy en día todavía está sin resolver.

La lucha, a ambos lados del objetivo, es entre quienes abogan por una ciudad habitable y amable, y los que quieren un diseño de edificios urbanos, modernos y que facilita el uso del automóvil.

Con su cámara al hombro, Lyon fotografió los edificios de calles junto al Puente de Brooklyn, Washington Market y la Calle West. Entonces, era una de las zonas más antiguas de la ciudad, todavía quedaban en pie edificios anteriores a la Guerra de Secesión o el Gars, uno de los primeros restaurantes de la ciudad.

“Observo los edificios como si fueran fosiles de un tiempo pasado”, dice el autor en su libro de anotaciones en los que dejaba registro de los edificios inmortalizados. Ahora lo han sustituido una fila de rascacielos.

En una impresionante vista aérea, previa a la demolición, se puede ver como el barrio se encuentra cercado por un creciente números de rascacielos del bajo Manhattan.

Lyon se subía a las azoteas, se escabullía en los pisos abandonados o recorría sin descanso sus calles, sobre todo durante el fin de semana, cuando no había coches ni personas, buscando un aire fantasmagórico.

Según ha contado Doval, durante el tiempo que el fotógrafo dedicó a este trabajó, entabló amistad con varios operarios de demolición, las únicas personas que, esporádicamente, aparecen en las imágenes.

“Su trabajo era muy duro, no usaban máquinas, las demoliciones se hacían a mano. Sentía un profundo respeto por ellos”, señala.

Para la ocasión el autor ha sumado a la exposición una serie inédita de fotos de un viaje que hizo por Europa, previo a este trabajo, y en el que pasó por Alemania, Italia o España. EFE

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