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El abrupto adiós de 'Super Shinzo', otra piedra en el camino hacia Tokio 2020

Antonio Hermosín Gandul

Tokio, 16 sep (EFE).- El adiós de Shinzo Abe como primer ministro de Japón representa un nuevo e inesperado contratiempo en el camino hacia los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, después de que el líder japonés desempeñara un papel central en ese accidentado proceso.

Abe, quien será sucedido desde este miércoles por el hasta ahora ministro portavoz y jefe de Gabinete, Yoshihide Suga, ha sido el principal interlocutor del Comité Olímpico Internacional (COI) desde que Tokio fue elegida como sede olímpica hasta que el pasado marzo se decidió retrasar los Juegos un año debido a la pandemia.

El organismo con sede en Lausana (Suiza) ha ensalzado el liderazgo de Abe y la relación de confianza mutua cimentada con el primer ministro saliente, cuya marcha deja un hueco difícil de tapar en unos próximos meses que serán determinantes para los JJOO de Tokio.

'SUPER SHINZO' EN ESCENA

En septiembre 2013, cuando el líder conservador nipón llevaba menos de un año en el poder, se anotó una de sus primeras y principales victorias políticas con la elección de Tokio como ciudad anfitriona para los Juegos de 2020 por delante de Madrid y Estambul, las otras candidatas.

Todo eran buenas noticias entonces para el nuevo Gobierno nipón, cuyo golpe de timón comenzaba a dar frutos visibles como el repunte de la economía nipona o la euforia en los mercados financieros, y que además lograba con los Juegos generar una ilusión creciente entre la ciudadanía de cara al futuro cercano.

Sin embargo, en los años siguientes vendrían los primeros baches en el camino hacia 2020, entre ellos la polémica por el faraónico diseño original del nuevo Estadio Olímpico de Tokio de la arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid, que fue finalmente desechado, o varios escándalos de corrupción vinculados a la candidatura tokiota.

Tanto la organización de los Juegos como Abe -especialista en salir airoso de embrollos políticos- lograron capear estos obstáculos y, para cuando acabaron los Juegos de Río en el verano de 2016 y Tokio se vislumbraba ya como sede olímpica, el optimismo volvía a imponerse.

El propio Abe protagonizó uno de los momentos más recordados de la ceremonia de cierre en el estadio Maracaná de Río al presentarse caracterizado como el icónico personaje de videojuegos Super Mario, y que a la postre se convirtió también en una de las apariciones más carismáticas de su trayectoria.

LOS MOMENTOS MÁS DIFÍCILES

El primer ministro nipón estuvo en primera línea durante los primeros meses del año, una época de enorme incertidumbre sobre la celebración de los Juegos debido al continuo avance global de la pandemia y durante la cual tanto Japón como el COI soportaron una presión creciente para retrasar el evento.

Fue Abe quien lanzó los primeros mensajes contrarios al posible retraso, hasta que comenzó a mostrarse abierto a esa opción ante la imposibilidad de organizar los JJOO dentro del plazo previsto.

También fue el encargado anunciar el aplazamiento de los Juegos hasta el verano de 2021 'para que los atletas puedan tener las mejores condiciones posibles', tras mantener una conversación telefónica con el presidente del COI, Thomas Bach, el pasado 24 de marzo.

El propio Bach lamentó la renuncia de Abe anunciada a finales de agosto y afirmó que 'todos los atletas de Japón y de todo el mundo le estarán muy agradecidos' por sus esfuerzos para traer los Juegos al país asiático.

El australiano John Coates, presidente la comisión del COI de coordinación de Tokio 2020, se mostró por su parte 'muy decepcionado' por no poder volver a contar con el 'enorme apoyo' de Abe y confió en que haya una 'transición fluida ' para garantizar que ese impulso se mantenga.

¿VACÍO DE PODER?

Muchos interrogantes se abren con la salida de Abe, quien ha aguantado un tiempo récord en un cargo, en el que en las últimas dos décadas solo tres primeros ministros superaron los dos años en el poder.

A su sucesor, Suga, le esperan enormes desafíos sobre la mesa, comenzando por la gestión de la pandemia, y en principio llega para asumir el cargo hasta octubre de 2021, aunque este período podría acortarse si se convocan elecciones anticipadas en los próximos meses.

En el escenario de interminable incertidumbre sobre si habrá Juegos o no, aparecen ahora también las incógnitas de quién ocupará el asiento VIP junto a Bach en el Estadio Olímpico y de cómo será el desempeño del nuevo primer ministro para sacar adelante el evento deportivo en plena pandemia.

No hay que descartar, en cualquier caso, que Abe pueda sentarse en el palco olímpico si se lo permite su salud. Los medios nipones especulan con la posibilidad de que reemplace al actual presidente del comité organizador, Yoshiro Mori, también exprimer ministro y aquejado igualmente de problemas médicos a sus 83 años. EFE

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