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El día de Simeone

Iñaki Dufour

Madrid, 16 may (EFE).- No hay quizás dos títulos más reconocidos, valorados e influyentes del Atlético de Madrid del argentino Diego Simeone que la Copa del Rey de 2013 en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid y, sobre todo, la Liga de 2013-14, con un empate en el Camp Nou (1-1) en la última jornada; ambos un 17 de mayo -como este domingo-, con un año de diferencia, y entre lo más preciado de todo lo que ha logrado el técnico en el banquillo rojiblanco.

Hay cinco trofeos más en el palmarés del entrenador más laureado de la historia de la entidad madrileña; dos incluso antes de esa Copa y esa Liga: la fantástica Supercopa de Europa ganada al Chelsea en Mónaco (1-4), con un fenomenal Radamel Falcao, igual de resolutivo que unos meses antes en la Liga Europa de 2012 en Bucarest contra el Athletic Club (3-0), cuando inauguró una colección de títulos que nadie intuía tan larga entonces.

Y tres después: la Liga Europa de Lyon en 2018, con Antoine Griezmann al frente de un equipo que, desde que cayó de la Liga de Campeones, se sintió un favorito indiscutible a la cima, que culminó con el deber cumplido en la final contra el Marsella (3-0); la Supercopa de Europa de Tallín contra el Real Madrid unos meses más tarde, ganada en la prórroga (2-4); y la Supercopa de España contra ese mismo adversario en agosto de 2014 por un global de 2-1, tras el 1-1 de la ida en el Bernabéu y el 1-0 de la vuelta en el Vicente Calderón.

Ninguno quizá ha significado tanto, en cualquier caso, emocional y deportivamente, como la Copa de 2013 y la Liga de 2013-14. La primera, ganada contra el Real Madrid en la prórroga, con el gol de Joao Miranda de cabeza a pase de Koke Resurrección, reafirmó al equipo para todo lo que vendría después, para creerse a la altura de superar cualquier desafío, cualquier rival, cualquier escenario y cualquier barrera que antes no habría sido capaz de saltar.

'Cuando llegamos, hacía catorce años que no podíamos ganar un derbi. Y al principio nos costó, porque habíamos perdido por lo menos los primeros tres. Aquel partido de la Copa del Rey (el 17 de mayo de 2013) seguramente será uno de los que más teníamos que haber perdido, porque el Madrid hizo un partido extraordinario y Courtois fue figura absoluta de nuestro equipo. Y el equipo con mucha fuerza mental, sobre todo en el alargue, fue superior al Real Madrid, pero en los 90 minutos el Madrid había sido superior. Cambió la situación y a partir de ahí nos tocó ganar, nos tocó perder, alguna final de Champions perdida, alguna Supercopa ganada... Estamos en ese mundo competitivo, que es lo que me imaginé cuando me subí al avión de Argentina y me vine al Atlético de Madrid: ser competitivo', valoró.

Aquel 17 de mayo de 2013, tras sobrevivir por momentos a la ofensiva madridista, postes incluidos, con Thibaut Courtois, hoy de blanco, como muro en su portería, superó una frontera inexplorada desde hace muchos años, no sólo porque ganó a su 'eterno' rival, al que no vencía desde catorce años antes, sino porque supuso el impulso definitivo para un equipo que esta vez, al contrario que cuando ganó la Liga Europa y la Supercopa de 2010, aún sin Simeone, volvía entre los mejores, pero no para arribar y desaparecer en la cima a la misma velocidad. Había regresado para quedarse. Y competir con ambición, sin complejos, con una identidad innegociable, tanto como su intensidad y su mentalidad ganadora.

'Ha sido un embrión enorme para este grupo de cara a todo lo que sucesivamente vino después', suele decir Simeone cuando comienza cada curso la Copa del Rey, en referencia a aquel momento, que, ciertamente, construyó la Liga que le siguió después. En el grupo que ganó la Copa en el Bernabéu, por ejemplo, estaban casi todos los que ganaron la Liga un año después, con la excepción de Radamel Falcao, traspasado ese verano de 2013 al Mónaco.

El colombiano fue reemplazado por David Villa, una de las dos novedades de la alineación de la 'final' por la Liga de justo una año después en el Camp Nou respecto a la Copa del Rey de 2013. La otra fue Tiago Mendes por Mario Suárez. En el duelo de Copa fue al revés. El portugués fue suplente y el madrileño fue titular. El resto eran los mismos: el portero Thibaut Courtois; los defensas Juanfran Torres, Joao Miranda, Diego Godín y Filipe Luis; los medios Gabi Fernández, Koke Resurrección y Arda Turan; y el delantero Diego Costa.

Hasta dos de los tres cambios significaron la entrada desde el banquillo del mismo hombre en el Camp Nou que en el Bernabéu: Adrián López y Raúl García. Y había sólo cuatro variaciones entre los 18 convocados: Cristian 'Cebolla' Rodríguez, Sergio Asenjo, Cata Díaz y Óliver Torres, en la final de Copa; José Sosa, Daniel Aranzubia, Toby Alderweireld y Diego Ribas, en la 'final' de la Liga. Todos al mando del mismo director, Simeone, para conquistar una cima de la que nadie había logrado bajar a la misma vez al Barcelona y al Real Madrid en la última década, contra los pronósticos, las diferencias...

Y partido a partido. La inercia de la final de la Copa ganada al cierre del curso anterior siguió al inicio del siguiente, en 2013-14. De principio comenzó el campeonato con ocho triunfos consecutivos, Diego Costa fue imparable toda la Liga, Raúl García aportó goles y goles claves, la defensa fue prácticamente impenetrable, Gabi Fernández completó una temporada imponente, Koke Resurrección fue un asistente fenomenal...

El Atlético sumó 28 victorias y 90 puntos, unos números de récord. Sólo cedió seis empates y cuatro derrotas. Marcó 77 goles y recibió 26. Nunca antes alcanzó cifras tan altas de puntos, con una extraordinaria media de 2,36 por encuentro. Sólo se acercan las temporadas 1964-65 (2,1), en la que fue segundo; 1995-96, la anterior vez que había sido campeón del torneo, con 87 puntos (2,071 de media); o 1991-92, cuando promedió 2,02.

En la última jornada, Diego Godín culminó el título en el Camp Nou el 17 de mayo de 2018. Su cabezazo al inicio del segundo tiempo, en un córner sacado por Gabi, forma parte de la historia del Atlético de Madrid, pero también de una hazaña que no se creía prácticamente nadie antes, salvo el propio equipo, hasta el pitido final en el campo azulgrana, que desató la euforia de un conjunto entonces impenetrable atrás, voraz al contragolpe, incansable en la presión, hasta asfixiante en campo rival cuando delante suya estaba la afición del Vicente Calderón.

El Atlético volvió a ganar la Liga 18 campañas después a las órdenes de Simeone, como hizo con la Copa del Rey un año antes. No conseguía ni uno ni otro trofeo desde el 'doblete' de 1995-96, cuando él también fue protagonista, pero como jugador, con el '14' a la espalda y en el centro del campo. Un 17 de mayo, de 2013 y 2014, lo logró de nuevo como entrenador. EFE

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