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El laborismo saluda al 'camarada' Bercow sin rencor por su pasado conservador

Guillermo Ximenis

Brighton (R.Unido), 28 sep (EFE).- El antiguo presidente ('speaker') de la Cámara de los Comunes John Bercow ha saludado por primera vez en el congreso del Partido Laborista a sus nuevos 'camaradas', que le dedican ovaciones sin rastros de rencor por sus años de militancia conservadora y su admiración juvenil por Margaret Thatcher.

En un hotel cercano al centro de conferencias de Brighton (Inglaterra) donde los laboristas celebran su reunión anual, una larga fila de afiliados esperaba la llegada de Bercow como la de una estrella, para pedirle 'selfis' y grabarle con el móvil pronunciando la frase que le ha hecho célebre: '¡Order, order!' (''Orden, orden!').

Aunque fue 'tory' (conservador) desde los 17 años, Bercow debe su notoriedad pública a su obstinada insistencia en poner palos en las ruedas a los planes del Brexit que el Gobierno conservador de Theresa May trató de aprobar en numerosas ocasiones, la mayoría sin éxito, en el Parlamento británico.

El 'speaker' de los Comunes hasta noviembre de 2019 comenzó su carrera política coqueteando con el ala más a la derecha de los conservadores, viró hacia la facción liberal de la organización en el año 2000, y terminó suspendiendo su militancia, de acuerdo con la tradición, para moderar los debates parlamentarios desde una posición de neutralidad a partir de 2009.

Son precisamente algunos de sus antiguos colegas 'tories', sin embargo, quienes han puesto en duda su imparcialidad. Su animadversión hacia Bercow ha hecho que sea el primer presidente de los Comunes en 230 años a quien el Gobierno ha denegado un asiento en la Cámara de los Lores al retirarse.

Ese desplante no ha impedido que mantenga su pasión por la política. En declaraciones a Efe, Bercow asegura que está ahora alineado por completo con los valores de la oposición laborista.

'Me he unido al Partido Laborista porque creo en la justicia, en la extensión de las oportunidades, la justicia social y la internacionalidad. Creo que esos valores deberían guiar la política en este país. En este momento no la están guiando, pero deberían hacerlo en el futuro', esgrime.

UNA FIGURA RESPETADA POR LAS BASES

Dentro de un partido sumido desde hace años en una guerra interna entre facciones, la figura de Bercow parece suscitar unidad entre los asistentes a su acto de presentación en el congreso de Brighton.

El antiguo 'tory' solo recibe algún abucheo cuando celebra la última victoria del Arsenal, pero ni un reproche cuando narra cómo fue la propia ex primera ministra Thatcher quien le animó a unirse a los conservadores cuando, siendo todavía un adolescente, fue a saludarla tras uno de sus discursos.

Tampoco se inmutan los asistentes cuando explica cómo parte de la motivación para hacerse conservador fue el 'desastre' en el que sumió al Reino Unido el jefe de Gobierno laborista James Callaghan a finales de la década de 1970 -en otros aspectos 'era un hombre muy decente', matiza-.

Bercow justifica su temprana admiración por los conservadores por las enseñanzas de su padre, un pequeño comerciante que le repetía: 'Los socialistas lo han hecho bien distribuyendo la tarta, pero primero alguien tiene que haberla horneado'.

También apela a su rebeldía contra los profesores de su escuela, fervorosos laboristas a pesar de que el Reino Unido se había sumido en el llamado 'invierno del descontento' (1978-79) bajo gobiernos de ese color.

Para redimirse por su pasado conservador, Bercow se esforzó por enmendarse ante sus nuevos colegas.

Para defender 'políticas que ayuden a la mayoría de la gente, tu sitio está en el Partido Laborista', proclamó el antiguo 'speaker', que acostumbrado a moderar los agitados debates en el Parlamento no habría necesitado micrófono para que su voz llenara la amplia sala del congreso laborista.

Al saludar a los asistentes como 'colegas', o más bien 'camaradas', cualquier posible rencilla quedó olvidada y el público le aplaudió como a una de las figuras más relevantes del partido, aunque no ocupa ningún cargo directivo. EFE

gx/er/jac

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