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El papa lamenta que en muchas familias se haya perdido el hábito de comer juntos

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El papa lamenta que en muchas familias se haya perdido el hábito de comer juntos
El papa Francisco conversa con la niña Lizzy Myer, quien está perdiendo la vista y el oido gradualmente debido a una enfermedad genética rara. (EFE/ALESSANDRO DI MEO)

Ciudad del Vaticano. El papa Francisco lamentó que la función educativa en su seno “se ve dificultada, entre otras causas, porque los padres llegan cansados y sin ganas de conversar” y que “en muchas familias ya ni siquiera existe el hábito de comer juntos”, lo que genera, entre otras cosas, adicción a la televisión.

Sostiene que otras familias “suelen estar enfermas por una enorme ansiedad” ya que, en su opinión, “parece haber más preocupación por prevenir problemas futuros que por compartir el presente”.

Otros problemas que afectan al ámbito familiar, según el papa, son la drogodependencia, “una de las plagas de nuestra época”, el alcoholismo o el juego.

Además destaca “la vergonzosa violencia que a veces se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud” que, a su juicio, “no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradación”.

Defiende una educación que no sea obsesiva en el control de los hijos

En su exhortación apostólica, “Amoris Laetitia” (La alegría en el amor), publicada hoy, el papa Francisco ha recomendado a los padres que eviten “una nociva invasión” de la vida personal de sus hijos porque, asegura, “la obsesión no es educativa”, aunque “siempre haga falta una vigilancia”.

“La obsesión no es educativa, y no se puede tener un control de todas las situaciones por las que podría llegar a pasar un hijo”, ha recordado en su exhortación apostólica postsinodal “Amoris Laetitia” (La alegría del amor), publicada hoy.

Francisco ha señalado que “la familia no puede renunciar a ser lugar de sostén, de acompañamiento, de guía” de los hijos y ha recomendado que “no se debe dejar de preguntarse quiénes se ocupan de darles diversión y entretenimiento, quiénes entran en sus habitaciones a través de las pantallas”.

“Siempre hace falta una vigilancia. El abandono nunca es sano. Los padres deben orientar y prevenir a los niños y adolescentes para que sepan enfrentar situaciones donde pueda haber riesgos, por ejemplo, de agresiones, de abuso o de drogadicción”, afirma.

Pero, sin embargo, “si un padre está obsesionado por saber dónde está su hijo y por controlar todos sus movimientos, sólo buscará dominar su espacio”.

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