El proyecto de acogida para refugiados de Tilos, de la alabanza al abandono
Alberto Borreguero
Atenas, 28 may (EFE).- Tilos, una isla griega con apenas 800 habitantes, fue alabada en todo el mundo hace cuatro años por su programa de acogida de refugiados. Ahora este proyecto corre peligro por las trabas para conseguir financiación y la negativa del Gobierno de enviar migrantes a un pueblo que los necesita.
Esta isla del archipiélago del Dodecaneso -en el sur del mar Egeo- y a solo 18 kilómetros de la costa turca, llegó a acoger a 100 personas en 2017, lo que contrasta con las cuatro familias de refugiados, dos de ellas monoparentales, que residen hoy en día.
UN PROGRAMA DE ACOGIDA SIN REFUGIADOS
Pese a haber lugares como Lesbos donde siguen viviendo miles de migrantes en pésimas condiciones, la alcaldesa de Tilos, María Kamá, critica que no haya más refugiados en Tilos porque el Estado cada vez les envía menos personas.
'¿Qué es preferible? ¿Mantener a los refugiados encerrados en guetos o durmiendo en bancos en las plazas de los centros urbanos, u ofrecerles la posibilidad de ser activos y contribuir a la economía de las sociedades en las que viven?', señala la alcaldesa a Efe.
El programa de acogida de Tilos se sustenta sobre una cooperativa municipal que busca crear empleos en el sector primario, para no depender tanto del turismo, y que convierte en socios, que no solo en trabajadores, a los migrantes para que puedan cultivar o participar en la fabricación de quesos.
Esta última iniciativa fue posible gracias al apoyo inicial del ayuntamiento de un cantón de Ginebra, Meinier, en 2018 que permitió comprar varias decenas de cabras.
Ahora, pese a contar con más de un centenar de animales y haber demostrado su sostenibilidad económica, solo da empleo a un padre procedente de Sudán que ha decidido aprender la profesión para quedarse en la isla con sus dos hijos en el caso de que reciba el estatuto de refugiado.
'Si tuviéramos 10 familias habría más participación', sostiene Kamá, quien resalta que no cubren ni la mitad de las 52 plazas que tiene el proyecto.
NI UN EURO
Al problema de la falta de migrantes en la isla que permitan completar el proyecto, se suma el hecho que desde el 1 de enero Tilos no ha recibido ni un solo euro ni para el alojamiento ni para los empleados que trabajan en el marco de este programa.
Lo que ha cambiado este año es que el programa ESTIA II, que financia los alquileres de los pisos donde viven los migrantes, pasó de manos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a depender directamente del Ministerio de Migración heleno.
Esto ha supuesto un obstáculo para recibir el dinero de los fondos europeos que financian este programa, ya que las autoridades griegas impiden que sean las propios municipios los que gestionen el proyecto y les exigen que se inscriban en el registro de las ONG.
'Todos estamos enfadados y perplejos', se queja la alcaldesa y se pregunta squé hay de grave en que la solidaridad provenga del municipio.
Para ella todas estas trabas y las dificultades que viven los migrantes son el resultado del fracaso de las políticas de la Unión Europea y de los Gobiernos griegos de estos años que no han dado ningún apoyo a la sociedad civil.
UNA ISLA DIFERENTE
Mientras que en otros lugares de Grecia la llegada de migrantes fue vista como una amenaza, para Tilos se convirtió en una forma de ayudar a las personas que más lo necesitaban.
La convivencia en este pequeño pueblo, donde, antes de que se cerrará el centro de acogida en 2018 y muchos refugiados se fueran, casi el 12 % de la población llegó a ser migrante, nunca ha sido un problema.
La alcaldesa lo ejemplifica con los niños. En el colegio de primaria hay un total de 34 menores, 9 de ellos migrantes procedentes de Sudán, el Congo y Siria.
'Todos son compañeros, todos van juntos y juegan al fútbol', resalta Kamá. EFE