El rey Bibi, el príncipe Gantz y el trono sin soberano de Israel
Laura Fernández Palomo
Jerusalén, 27 feb (EFE).- Benjamín Netanyahu mantiene el título de 'rey Bibi' aún estando acusado por corrupción. Beny Gantz, el de 'príncipe' por su destreza para ascender. Los dos rivalizan en el dejavú electoral que vive Israel con la presión, hoy más que nunca, de aliarse tras los comicios para desbloquear el impás político.
El primer ministro y líder de la derecha israelí no ha conseguido arrastrar más voto en campaña pese a extremar su discurso y política ultranacionalistas, como tampoco lo ha hecho Gantz desde su centrismo, a veces ambiguo, al intentar persuadir a los votantes derechistas y, en la recta final, seducir a izquierda y laboristas.
Las encuestas no muestran apenas cambios con respecto a los resultados electorales de abril y septiembre. Empatados a unos 34 escaños de los 120 de la Knéset (Parlamento), Likud y Azul y Blanco ocupan más de la mitad del hemiciclo, pero con cifras insuficientes para crear mayorías parlamentarias.
No se trata de una nueva tendencia política en Israel, consideran los analistas, sino de un bloqueo circunstancial provocado por la situación judicial del primer ministro, que se sentará dos semanas después de la votación del 2 de marzo en el banquillo acusado de fraude, cohecho y abuso de confianza.
DERECHA MAYORITARIA, PERO PODER ESTANCADO
Netanyahu no consigue formar gobierno, no porque carezca de aliados ideológicos en el Parlamento sino porque su figura lo impide. El que fuera su ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, se resiste a sumarse a un Ejecutivo liderado por un acusado.
Así, solo le quedan como socios la derecha radical Yamina y los partidos judíos ultraortodoxos, pero no los alrededor de 7 diputados del ultraderechista Israel Nuestro Hogar, que pueden dar de nuevo a Lieberman la llave del Ejecutivo.
La analista israelí y asesora política Dahlia Scheindlin matiza a Efe que, si bien la población de extremaderecha ha crecido en Israel, no lo ha hecho su poder político.
De los 67 diputados que tenía el bloque derechista en 2015, bajó a 65 en las elecciones de abril y a 63 en las de septiembre. Si el descenso se mantiene, está indicando que este electorado ha dejado de apoyar a los partidos tradicionales de derechas.
EL CENTRISMO AMBIGUO
Gantz, por su parte, suma socios por oposición a Netanyahu. Pero el bloque de centro-izquierda apenas supera los 43 diputados y necesita a la derecha de Lieberman y el apoyo externo de la Lista Unida árabe para lograrlo. Una ecuación a priori imposible.
Su estrategia ha sido buscar el voto de la derecha moderada, al prometer, entre otros, implementar el plan de paz del presidente Donald Trump, que da vía libre a la anexión de Cisjordania y han rechazado frontalmente los palestinos. Esta posición sin embargo dificultará el apoyo de la Lista Unida, que representa a la población árabe en Israel.
Cuando se percató de que la estrategia no funcionaba, intentó pescar en la recta final de campaña a votantes de izquierda y laboristas, pese a que un debilitamiento de la representación de estos partidos tampoco le beneficia para sumar en una coalición.
Así las cosas, el gobierno de unidad entre Netanyahu y Gantz vuelve a ser la alternativa.
ENTRE EL REY Y EL PRÍNCIPE
Netanyahu es el político que más tiempo ha ocupado el cargo de primer ministro en Israel y Gantz apenas hace un año que entró en política. Uno altivo, de tono grave e incisivo; el otro complaciente, de voz suave y retórica inclusiva.
El líder centrista ha tenido que echar mano de su pasado como jefe del Estado Mayor -dirigió la ofensiva de Gaza en 2014- para defender su contundencia. En su carrera militar se ganó el apelativo de 'Príncipe', convertido hoy en el primer político en retar la permanencia de Netanyahu, que cuenta con el apelativo de 'rey Bibi'.
Se perciben como perfiles opuestos, más allá de ideologías, en un momento de 'guerra cultural' en Israel, define Yossi Shain, profesor de Ciencia Política de la universidad de Tel Aviv.
El primer ministro 'ataca las instituciones, la Policía, las Cortes, al fiscal general, porque dice que su motivación es apartarle. Los otros le acusan de debilitar el Estado', resume Shain.
Netanyahu ha conseguido que parte de la opinión pública crea que su juicio es 'una caza de brujas', al tiempo que ha sembrado dudas legales sobre Gantz, después de que se desvelaran unas anomalías en la gestión de una empresa que dirigió y la posibilidad de que la Fiscalía abra una investigación.
El líder centrista cree que ha habido 'presión política para meter el asunto en la agenda pública', mientras cierta confusión parece haberlo equiparado al brete legal que enfrenta Netanyahu. Las últimas encuestas han dado por primera vez en campaña una ligera ventaja al primer ministro israelí.
Pero las cuentas parecen estar echadas. Netanyahu y Gantz, que ya fracasaron tras los comicios de abril y septiembre en crear un gobierno de unidad, estarán obligados a volver a intentarlo para evitar unas impensables cuartas elecciones. Nadie sabe cómo lo podrán conseguir. EFE