El uso de Sputnik pincha también en la República Checa
Praga, 5 may (EFE).- Dos meses después de anunciarse que República Checa inyectaría la vacuna rusa Sputnik, no aprobada por la UE, el país no tiene ahora postura oficial ni evaluación científica sobre un fármaco cuyo posible uso ha provocado una tormenta política en mitad de una crisis diplomática con Moscú.
A principios de marzo, el diario 'Lidové Noviny', propiedad del primer ministro, Andrej Babis, anunció que el Gobierno iba a pedir 500.000 dosis de Sputnik, con lo que sería el tercer socio comunitario, tras Hungría y Eslovaquia, en solicitar ese fármaco, pese a no contar con el visto bueno de Bruselas.
Su uso, apoyado por Babis, fue condicionado por el entonces ministro de Sanidad, Jan Blatný, a que la Unión Europea diera el visto bueno, algo que le costó el puesto hace un mes.
Aunque su sucesor se mostró abierto a usarla, nada se ha movido desde entonces en materia de certificación y aprobación.
La Agencia Checa del Medicamento (SUKL) ha precisado que ni el fabricante de la vacuna le ha proporcionado toda la información necesaria, ni el propio Gobierno ha solicitado la evaluación científica necesaria para aprobar unilateralmente su uso, sin esperar a la UE, por razones de interés nacional.
'No se ha iniciado ningún proceso oficial de aprobación. Para que pueda empezar un proceso oficial debe llegar una petición del Ministerio de Sanidad, para empezar a trabajar en un dictamen especializado. No tenemos esa petición', ha declarado a Efe Klara Bruncliková, portavoz de la SUKL.
El Ministerio de Sanidad no ha contestado a las preguntas de Efe sobre por qué no se ha solicitado ese informe, y se la limitado a remitir al SUKL como responsable de esa gestión.
CRISIS DIPLOMÁTICA
En mitad de esa espera, el uso de Sputnik ha saltado de lo sanitario a lo diplomático.
A mediados de abril el Gobierno checo acusó a los servicios secretos rusos de haber provocado en 2014 una explosión de un depósito de armas en el este del país, abriendo una cadena de expulsiones mutuas de diplomáticos, en la que Praga ha tenido el apoyo de la Unión Europea y de la OTAN.
La tensión con Rusia se ha convertido en crisis política interna tras asegurar el portal de investigación Seznam Zprávy que el viceprimer ministro y ministro de Interior, Jan Hamacek, propuso ofrecer a Moscú ocultar ese escándalo de espionaje a cambio de recibir un millón de dosis de Sputnik.
Para ello, tendría planeado desplazarse a Moscú con la compra de la vacuna en la agenda oficial, pero la visita se canceló en el último momento y, horas después, Babis y el propio Hamacek comparecieron para acusar a Rusia del sabotaje del depósito de municiones.
Hamacek ha negado que esas fueran sus intenciones e incluso ha denunciado a los periodistas que publicaron la historia, pero los partidos de la oposición le acusan de traición.
El uso de Sputnik ha sido también polémico en Eslovaquia, donde el Gobierno de coalición se rompió a finales de marzo porque el entonces primer ministro, Igor Matovic, compró la vacuna sin consultar a sus socios, por lo que tuvo que acabar dimitiendo.
Ese país sigue sin usar las 200.000 dosis que recibió en marzo, debido a las dudas sobre su composición. EFE

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