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La bandeja de Yoriko

Javier Villanueva

Tokio, 26 jul (EFE).- La lucha contra el coronavirus obliga a todos los participantes en los Juegos de Tokio a enfrentarse a cada paso que dan en las sedes olímpicas a un sinfín de normas, restricciones y procedimientos.

Hay un cúmulo de reglas que generan en unos casos situaciones totalmente contradictorias y en otros escenas realmente curiosas como las que se viven en la zona mixta del Centro Acuático, el espacio al que acuden los periodistas para recabar las primeras impresiones de los nadadores a la conclusión de las pruebas.

La relación entre prensa y deportista se ha visto afectada en estos Juegos por la política de distanciamiento social impuesta por la organización y que impide acercarse a menos de dos metros de los nadadores.

Para ello se han establecido una serie de vallas que garantizan en todo momento los dos metros de separación en una zona mixta en la que unos adhesivos pegados en el suelo indican la posición que los periodistas deben ocupar para mantener la distancia social con los representantes de otros medios.

La separación que se reduce al máximo cuando los nadadores entran en la zona mixta para atender a los medios, el momento en el que entra en acción Yoriko y su ya famosa bandeja.

Yoriko es una de las voluntarias que, con toda su buena intención, intentan facilitar la labor a los periodistas en la zona mixta.

Si el 'plumilla', pese a estirarse al máximo sobre la valla, no es capaz de acercarse lo suficiente para poder grabar con claridad las declaraciones, irrumpe la figura de Yoriko que recoge las grabadoras y teléfonos móviles en su bandeja.

Una vez todos perfectamente colocados y preparados grabar, Yoriko, o cualquiera de las otra voluntarias que se turnan en esta tarea, sitúa la bandeja debajo del nadador, que muchas veces no sin ocultar su asombro, por tan peculiar sistema, responde a las preguntas.

El mecanismo se complica si durante la improvisada rueda de prensa entra una llamada en uno de los teléfonos que están en la bandeja. Los deportistas intentan averiguar cuál es, a quién pertenece y dárselo a la voluntaria para que se lo haga llegar a su dueño. Y vuelta a empezar.

Al terminar, Yoriko acerca de nuevo la bandeja a los periodistas para que cada uno recupere su teléfono móvil o grabadora, a ser posible sin tocar las de los demás, porque en estos Juegos de Tokio cualquier contacto no está bien visto.

Pese a todo, Yoriko limpia a conciencia con una toallita desinfectante su ya famosa bandeja de plástico marrón; un objeto que, al menos, en la zona mixta del Centro Acuático de Tokio, se ha convertido en un elemento tan característico que difícilmente se le olvidará a los periodistas que han tenido el gusto de haberlo conocido. EFE

jv/nam

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