La democracia se tambalea en Camboya 30 años después de los acuerdos de paz
Eric San Juan
Ho Chi Minh (Vietnam), 23 oct (EFE).- Treinta años después de los acuerdos de París que pusieron fin a décadas de violencia, la democracia de Camboya se tambalea ante el autoritarismo de su primer ministro, Hun Sen, que ha anulado a una oposición acorralada por procesos judiciales.
Firmados el 23 de octubre de 1991, los Acuerdos de Paz de París sentaron las bases de la transición democrática camboyana, tras el traumático periodo del Jemer Rojo (1975-79), que se saldó con dos millones de muertos, y la posterior ocupación por parte de Vietnam (1975-89).
La democracia que nacía oficialmente con las elecciones de 1993 ha ido languideciendo en los últimos años a medida que Hun Sen, que lleva más de cuatro décadas en el poder, ha ido anulando la disidencia, sobre todo a raíz de que el Tribunal Supremo ordenara en 2017 disolver el principal partido de la oposición, el Partido del Rescate Nacional de Camboya (PRNC).
'Cualquiera puede ser arrestado si expresa cualquier objeción al régimen. No solo los opositores políticos, también activistas medioambientales, periodistas, cantantes...', denunció este miércoles desde París por videoconferencia el opositor exiliado Sam Rainsy, cofundador del PRNC, que describe 'una atmófera de intimidación y terror' en el país.
Rainsy, que abandonó Camboya en 2016 tras ser acusado de difamación e incitación (fue condenado en rebeldía a 25 años de prisión el pasado marzo), reconoce que los acuerdos de 1991 lograron dos de sus objetivos: la pacificación de un país desgarrado por décadas de enfrentamientos bélicos y la reconstrucción gracias a la inyección económica internacional.
Sin embargo, en un coloquio organizado por el Club de Corresponsales Extranjeros de Bangkok, consideró que el objetivo de llevar la democracia a Camboya no se cumplió porque el país no tiene 'elecciones libres, abiertas y justas', especialmente tras la disolución de su partido y la inhabilitación de un centenar de líderes opositores por 'conspirar para derrocar al Gobierno'.
La ilegalización de la oposición vino acompañada de una ofensiva contra la prensa independiente, que llevó al cierre del diario Cambodia Daily y de varias emisoras de radio, y a la expulsión de una ONG estadounidense dedicada a la promoción de la democracia.
Esta campaña se emprendió meses después de que el gubernamental Partido Popular de Camboya perdiera posiciones en las elecciones municipales y tuvo como consecuencia la arrolladora victoria del partido de Hun Sen en las elecciones legislativas de 2018, en que obtuvo todos los escaños del Parlamento.
PROTESTA DISUELTA
La última muestra de la represión a la disidencia ocurrió este viernes, cuando la Policía impidió por la fuerza que una veintena de manifestantes, entre ellos esposas de políticos opositores encarcelados, reclamaran ante la Embajada francesa de Nom Pen presión internacional para que Hun Sen respetara lo firmado hace 30 años.
Según la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW), unos 40 policías trataron de quitarles las pancartas con violencia y propinaron patadas y empujones a los manifestantes, que protestaban de forma pacífica.
'Protestas pacíficas como esta son precisamente el tipo de actividad que debería ser protegida bajo las provisiones de derechos humanos de los Acuerdos de Paz de París, pero el gobierno de Hun Sen ha reducido esas garantías a la nada absoluta', denunció en un comunicado Phil Robertson, subdirector de HRW en Asia.
'Las libertades civiles y políticas básicas están en peligro por todo el país y el primer ministro Hun Sen ha reducido los Acuerdos de Paz de París a una sombra de lo que deberían ser al crear una Camboya que no es ni democrática ni respetuosa con los derechos', añadió Robertson.
CUATRO DÉCADAS EN EL PODER
Hun Sen, el eterno primer ministro, inició su largo mandato el 14 de enero de 1985 cuando con 33 años se puso al frente del gobierno del comunista provietnamita Partido Revolucionario del Pueblo de Kampuchea, la simiente del Partido Popular de Camboya (PPC) que preside.
El mandatario se ha consolidado como hombre fuerte de Camboya a base de autoritarismo, clientelismo y astucia política que le sirvieron en sus inicios para pacificar gran parte del país al conseguir que Vietnam replegase su ejército de Camboya.
Su apuesta por las negociaciones de paz que auspiciaba la ONU y que dieron como fruto los acuerdos de paz de París no le sirvió para ganar las primeras elecciones en 1993, en las que se impuso por poca diferencia el príncipe Norodom Ranaridh.
Sin embargo, esgrimió su control del Ejército y el Estado para forzar una coalición con la jefatura de gobierno compartida hasta que en 1997 rompió esa asociación y ganó un año después las elecciones, que no ha vuelto a perder desde entonces. EFE
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