La justicia investigará las amenazas a la cooperante italiana liberada
Roma, 12 may (EFE).- Después de la alegría inicial que supuso la noticia de la liberación de la cooperante Silvia Romano, secuestrada hace año y medio en Kenia, en Italia se ha sucedido una oleada de amenazas contra ella por su aparente conversión al Islam, hasta el punto que la fiscalía antiterrorista ha abierto una investigación.
Los mensajes de odio se multiplicaron en redes sociales, especialmente en grupos de ultraderecha, que insultan a Romano tachándola de 'traidora' o acusándola de 'infiltrar en Italia una célula del Estado Islámico' y han llegado hasta a pedir para ella la pena de muerte.
La voluntaria fue secuestrada en una aldea de Kenia en noviembre de 2018, cuando tenía 23 años, y trasladada a Somalia, donde estuvo cautiva en manos de la organización yihadista Al Shabaab, hasta que el domingo pasado llegó a Italia.
Romano sorprendió al aterrizar en Roma ataviada con un hábito al estilo islámico que le cubría de la cabeza a los pies y al anunciar que se había convertido al Islam y que se había cambiado el nombre a 'Aisha', algo que provocó la ira de políticos y medios de extrema derecha.
Estos acusan al Estado de haber pagado cuatro millones de euros por su rescate, una cifra que no está confirmada, para traer a una 'amiga de los terroristas', según se lee en comentarios en Facebook.
Las amenazas han saltado de la esfera digital y han llegado incluso hasta el entorno de Romano, que ayer volvió a su casa de Milán recibida entre aplausos de sus vecinos.
En un quiosco cercano a su casa, sin embargo, alguien pegó un cartel en el que decía estar 'harto de pagar rescates' y cuestionaba 'salvar una vida para poner en riesgo muchas otras'.
Nico Basso, un concejal de un partido independiente en un pueblo del Véneto, pero anteriormente adscrito a la ultraderechista Lega, subió una foto de la joven a Facebook pidiendo que 'la colgaran', algo que borró poco después.
Ahora la fiscalía antiterrorista de Milán ha abierto una causa para investigar estos insultos por el delito de 'amenazas agravadas' y un grupo de carabineros está buscando cuáles son sus autores, muchos de ellos anónimos.
En Facebook se han creado grupos de odio hacia la voluntaria, como 'Silvia Romano, devuelve el dinero', en la que la acusan de haber llegado a un pacto con los islamistas para repartirse el dinero del rescate.
Periódicos como el 'Corriere della Sera' han llegado a bloquear los comentarios en Instagram de las fotos en las que aparece Romano, por la cantidad de insultos que estaba recibiendo.
Por el lado contrario, muchos ciudadanos, políticos e incluso la Conferencia Episcopal Italiana han salido en defensa de la joven. 'Todos la sentimos como nuestra hija', afirmó el presidente de los obispos, el cardenal Gualtiero Bassetti.
También la ha defendido Enrico Parazzoli, párroco de la iglesia que frecuentaba Romano antes de su secuestro, quien ha asegurado sentir 'un gran respeto por la elección' de la cooperante de convertirse al Islam.
'Pasar 18 meses de cautiverio es algo que no podemos ni imaginar, si con la mente fría ella piensa que el Islam es la respuesta correcta a su existencia, estaré contento', señaló al medio 'Famiglia Cristiana'.
Hoy la madre de Romano se ha dirigido a los medios presentes a la puerta de su casa pidiendo a aquellos que la insultan que 'usen el cerebro'.
'¿Cómo queréis que esté? Probad a mandar a un pariente dos años allí a ver si no vuelve convertido', ha afirmado.
Romano aseguró que su conversión había sido libre y que no sufrió violencia en su largo cautiverio entre Kenia y Somalia, que culminó en un rescate a principios de mayo organizado por la inteligencia italiana con la mediación de Turquía, según informan los medios italianos. EFE

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