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La lista de Cosnay

José María Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria (España), 4 may (EFE).- Con la determinación del voluntario, pero sin mucha esperanza a la vista del drama de esa patera y de tantas frustraciones como ha vivido, la escritora francesa preguntó: '¿Entre las niñas, no habría una Fatou, verdad?' '¿Fatou? ¿Fatou Kouassi?', respondió el pediatra. Y la vida sonrió a un matrimonio de emigrantes marfileños en París.

Marie Cosnay lleva casi de memoria una lista en la que ha ido apuntado con el tiempo los nombres de hijos, madres, hermanas, sobrinos, amigos... Fatou, Souleiman, Sylla, seres queridos con raíces en Mali, Costa de Marfil, Marruecos o Argelia a los que un familiar busca desde Francia, un pariente por lo general relegado a los bordes del sistema, que solo tuvo algo más de suerte en el mar.

La relación la encabeza desde hace tres semanas Fatou Kouassi, el nombre ficticio tras el que se oculta para este reportaje una niña nacida en 2012 en una maternidad en Costa de Marfil, que no ve a sus padres desde 2018.

Marie Cosnay (Bayona, 1965) es una escritora vascofrancesa conocida por su activismo en la defensa de los derechos humanos, muy comprometida con las redes de apoyo a los inmigrantes y refugiados a ambos lados de la frontera de Irún (España)/Hendaya (Francia), la raya que desde hace meses intentan cruzar camino de Europa cientos de africanos que sobrevivieron a la ruta de los cayucos a las islas españolas de Canarias (Atlántico).

'Hace un año que el trabajo que hacemos con ellos, más que en orientarlos a solicitar asilo, consiste en ayudarles a buscar a familiares', explica a Efe Cosnay, tras regresar a su casa de un viaje a la isla de Gran Canaria que comenzó de una forma tan afortunada como inesperada, porque ella ya tiene algo de experiencia en decepciones.

Son tantas las personas que desde hace meses consultan sobre desaparecidos en la Ruta Atlántica, que al Gobierno español le han preguntado en el Parlamento por qué no abre en Canarias una oficina de atención a las familias de desaparecidos. Su primera respuesta fue que ninguna norma le obliga a ello y la más reciente añade que para eso están las embajadas y consulados de España en países de África.

En todo el tiempo que Marie Cosnay lleva buscando a argelinos o marroquíes que intentaron cruzar el Mediterráneo hacia las costas de España o subsaharianos que tomaron un cayuco a Canarias, casi nunca ha encontrado a nadie. Y el 'casi' responde, aclara, a que las pocas ocasiones que ha dado con el paradero de un desaparecido ha sido para confirmar que ha muerto.

Así que cuando el pediatra que suele atender a pequeños llegados en cayuco a Gran Canaria miró la foto que le mostraba y le respondió: '¿Fatou Kouassi?', le dio un vuelco el corazón.

'No me lo podía creer', confiesa Marie Cosnay, porque hizo la consulta bien aconsejada sobre a quién preguntar por un antiguo trabajador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, pero también prevenida sobre que iba a meterse en una tragedia de la que podría salir espantada, una travesía con diez muertos en su historial, cuatro de ellos niños. Y uno podría ser Fatou.

Resultó que no, que la niña a la que buscaba estaba viva, reside en un centro para menores inmigrantes de Gran Canaria, donde cuidan de ella desde que recibió el alta en el hospital en donde acabaron ingresando a todos los niños de una patera del pasado marzo, la de Eléne Habiba, la pequeña maliense que murió en un hospital tras haber sido reanimada en el puerto.

'Su mamá está en París. Cuando se lo conté, se emocionó. Quería tomar un avión ya mismo y llevarse a su hija', relata. Cosnay sabe que no será tan sencillo, que antes habrá trámites que cumplimentar, por más que K. y D., los padres de la pequeña, conserven una partida de nacimiento con los nombres de ellos tres.

Probablemente tendrán que acreditar la filiación con una prueba de ADN, porque el sistema español de protección a los menores llegados en patera recela por sistema de los parentescos, en una lección aprendida con los años a base de pocas, pero muy dolorosas, experiencias con redes organizadas de trata.

De momento, han iniciado las gestiones para hablar regularmente por teléfono con la niña, algo que ya ocurrió la semana pasada.

Quizás tengan que explicar con quién estuvo la niña desde que ellos emigraron, quién la llevó a Dajla, en la costa africana, quién la embarcó allí en una patera. Marie Cosnay conoce una parte de las respuestas, ha escuchado a la madre decir que dejó a su hija al cuidado de su hermana, no su hermana de sangre, sino como se entiende esa palabra en muchos lugares de África, donde uno elige a sus 'hermanos' entre amigos a los que confiaría la vida... la suya o la de un hijo. EFE

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