La OSCE queda descabezada por los vetos de Azerbaiyán y Tayikistán
Luis Lidón
Viena, 30 jul (EFE).- La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el mayor organismo de seguridad regional del mundo y el único, aparte de la ONU, donde se sientan juntos EEUU y Rusia, está en crisis y sin directiva desde hace dos semanas por el veto de países autoritarios como Azerbaiyán y Tayikistán, una señal más de las grietas en el sistema del multilateralismo.
La OSCE nació para propiciar el diálogo entre bloques durante la Guerra Fría, y su ámbito geográfico se extiende desde Vancouver (Canadá) a Vladivostok (Rusia)
GESTIÓN DE CONFLICTOS
Aunque es más conocida por sus misiones de observación electoral, desarrolla también importantes tareas de prevención de conflictos y gestión de crisis en lugares como el este de Ucrania y el enclave de Nagorno Karabaj, que enfrenta a Azerbaiyán y Armenia.
Las tensiones entre Occidente y Rusia por Ucrania se han trasladado en los últimos años a la OSCE, cuya labor ha empezado a ser criticada por varios países.
Rusia, Turquía o Tayikistán consideran que los dictamines negativos de la OSCE sobre procesos electorales y por la menguante libertad de prensa una forma de inmiscuirse en sus asuntos internos.
El sistema de voto de la OSCE se ha ha convertido en su talón de Aquiles: todas las decisiones se toman por unanimidad, por lo que la oposición de un socio supone un veto.
VETOS CRUZADOS
Azerbaiyán, una república autoritaria del cáucaso, respaldada por Tayikistán, se ha opuesto a un segundo mandato del francés Harlem Désir como representante de Libertad de Prensa en la OSCE, que ha criticado la censura y arrestos de periodistas en ese país.
Tayikistán, igualmente autoritario, también bloqueó, con el apoyo de Turquía, la renovación de la ex ministra de Exteriores islandesa, Ingibjörg Sólrún Gísladóttir, al frente de la Oficina de la OSCE sobre Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (ODIHR).
La ODHIR se encarga de las misiones electorales de la OSCE, entre las que se encuentra una que denunció el pasado marzo que durante los comicios parlamentarios en Tayikistán se habían vulnerado derechos y libertades políticas fundamentales.
FALTA DE CONSENSO
Désir y Gísladóttir accedieron al cargo en un acuerdo negociado en 2017 que incluía al suizo Thomas Greminger como secretario general y al italiano Lamberto Zannier como comisionado para las Minorías Nacionales.
Ese nombramiento en grupo fue la solución encontrada entonces a la falta de consenso sobre designaciones individuales.
En respuesta a los vetos contra Désir y Gísladóttir, Francia, Canadá, Noruega e Islandia se negaron a otorgar un nuevo mandato a Greminger y Zannier, argumentando que la renovación era conjunta y que no se podía permitir que se vetase a dos de ellos por cumplir sus funciones, explican a Efe fuentes diplomáticas.
Al final, el mandato de todos ellos concluyó el pasado 18 de julio y la organización se encuentro sin timón, en un momento en el que a la crisis en Ucrania se suma las crecientes tensiones entre Azerbaiyán y Armenia en el conflicto de Nagorno Karabaj.
La Federación Europea de Periodistas, Reporteros Sin Fronteras (RSF) y el Instituto Internacional de Prensa han criticado el veto a Désir y la intención de Azerbaiyán y Tayikistán de 'debilitar' el mandato sobre libertad de prensa de la OSCE.
Rebecca Vincent, directora de campañas internacionales de RSF, consideró 'una vergüenza' que Azerbaiyán y Tayikistán -los países con menos libertad de prensa en el área de la OSCE- hayan bloqueado la renovación de Désir.
MULTILATERALISMO EN CRISIS
Por el momento, se ha establecido una dirección interina, y la actual presidencia anual de la OSCE, que ejerce Albania, espera lograr un acuerdo en una reunión ministerial en diciembre.
Varias fuentes diplomáticas reafirmaron a Efe que la crisis, por el momento, se limita a la falta de un acuerdo político a alto nivel, pero que la dirección interina garantiza la continuación de las misiones sobre el terreno y el funcionamiento de este organismo.
Las tensiones en esta organización son similares a la de otros foros multilaterales, como la ONU, donde hay miembros con opiniones políticas muy distintas, agravado además por la necesidad de la unanimidad en la toma de decisiones, recordaron las fuentes.
'Encontraremos un acuerdo si hay voluntad para ello, algo que está por ver, porque hay miembros que parecen no querer cumplir con sus obligaciones en la OSCE', explicó una fuente diplomática de un país implicado en la crisis.
Esta fuente relata que los valores y las visiones de los países están muy alejados pero defiende que se apliquen principios del organismo como la promoción de la libertad de prensa y la democracia.
'Lo único bueno de la toma de decisiones por unanimidad es que no se puede dar marcha atrás a lo que ya existe, como algunos querrían', resaltó el diplomático, que consideró preferible un bloqueo a que algunos países debiliten el mandato de la organización sobre derechos humanos.
Otra fuente explicó que para garantizar la independencia de los futuros cargos se discute la opción de ampliar los mandatos de tres a cinco años, sin que se les pueda renovar.
La idea de fondo es que puedan actuar con plena libertad porque sólo cuentan con un mandato para defender los principios de la OSCE. EFE