La pandemia pone a prueba los servicios funerarios en el Caribe de Colombia
Hugo Penso Correa
Barranquilla (Colombia), 29 jun (EFE).- La caribeña Barranquilla es la ciudad de Colombia que hasta la fecha tiene el mayor número de fallecimientos por COVID-19, emergencia que ha puesto a prueba la capacidad de los servicios funerarios para responder al elevado número de cadáveres que llegan a diario.
Al terminar mayo las cifras del departamento del Atlántico, del que Barranquilla es capital, estaban cerca al promedio nacional de muertes por coronavirus, pero en junio los decesos se multiplicaron por seis, al pasar de 165 a 1.064, tendencia similar a la de los contagios, que en un mes se incrementaron de 3.933 a 22.049.
Según las autoridades de Barranquilla, antes de la pandemia se realizaban diariamente entre 35 y 40 funerales en promedio, pero con el aumento de muertes por COVID-19 esa cifra se ha elevado a más de 80 diarios.
La crítica situación comenzó a notarse en las recurrentes quejas de ciudadanos por el retraso de hasta más de 24 horas de las funerarias para recoger los cuerpos de fallecidos en viviendas, clínicas y hospitales.
Por eso, la Procuraduría colombiana pidió a la Alcaldía de Barranquilla y de la vecina Soledad que cumplan las directrices, normas de bioseguridad y medidas de prevención y control establecidas para el manejo, traslado y disposición final de cadáveres cuya causa de muerte, probable o confirmada sea el coronavirus.
DRAMA DESPUÉS DE LA MUERTE
El caso de Juana Ortega, de 77 años, retrata el drama que viven en Barranquilla los familiares de quienes fallecen durante la pandemia.
Debido a complicaciones por su avanzada edad, la mujer falleció en su vivienda del barrio La Victoria en las primeras horas de este domingo, un día después de que le hicieran la prueba para coronavirus, y la recogida del cadáver tardó horas.
'Mi abuela murió en la mañana temprano pero comenzaron a ponernos cualquier cantidad de trabas para recoger el cuerpo y a pesar de tener todos los documentos en regla solamente lo hicieron después de diez de la noche y eso porque expresamos enérgicamente nuestra inconformidad', dijo a Efe José David Rodríguez, nieto de la fallecida.
Otro drama lo viven los familiares de Emidis Alvarino Ardila, quien padecía de cáncer y falleció hace varios días en una clínica de la ciudad. Por la cuarentena sus parientes no pudieron pagar las dos últimas cuotas del plan de exequias adquirido hace siete años y hoy la funeraria les exige tres millones de pesos más (unos 800 dólares) para enterrarlo.
Además de los atrasos en la recogida y preparación de los cuerpos, otra queja habitual son los incrementos injustificados de los gastos funerarios, incluso para quienes ya tienen pagos los planes exequiales.
AVALANCHA DE PROCESOS
Según indagaciones de la Personería (Ministerio Público), ante la gran cantidad de fallecidos las funerarias y las Empresas Prestadoras de Salud (EPS) están desbordadas de procesos, lo que dificultado las respuestas oportunas a los usuarios.
El personero delegado para temas de salud, Wilson Llanos, manifestó a Efe que son muchas las quejas que han recibido y que hay días en que en las clínicas y hospitales de la ciudad ocurren hasta 60 fallecimientos, sin contar las defunciones en las viviendas.
'Calculamos que solo el 30 % de los fallecimientos que están ocurriendo en la ciudad son por causas diferentes al COVID-19, pero como (el caso) llegue a ser sospechoso hay que hacer los exámenes correspondientes para descartarlo y eso representa otro atraso', indicó el funcionario.
En Barranquilla y su área metropolitana hay cuatro funerarias que tienen hornos crematorios con capacidad para procesar en total 32 cadáveres cada 24 horas. Además, en el Cementerio Universal la Alcaldía dispuso un contenedor refrigerado para almacenar hasta 70 cadáveres.
PROTOCOLO DE MANEJO DE CADÁVERES
El secretario de Gestión Social de la Alcaldía de Barranquilla, Santiago Vásquez, dijo a Efe que 'desde el inicio de la pandemia se hicieron los cálculos y las proyecciones, preparándonos para el peor de los escenarios'.
Sobre la emergencia existente por el alto número de decesos, el funcionario sostuvo que hay una ruta definida para su manejo, sea por COVID-19 o por otra causa.
'Cuando fallece alguien, el primer paso es comunicar al centro regulador de urgencias y emergencias (...) y si es por COVID-19 se hace un primer embalaje y (se expide) el certificado de defunción. La funeraria hace un segundo embalaje y se lo lleva al cementerio para inhumarlo o cremarlo', indicó Vásquez.
En cuanto a la capacidad de los cementerios, respondió que 'está lejos de ser copada porque se están construyendo nuevas bóvedas y además se están haciendo las exhumaciones de ley con los cuerpos que ya llevan más de cuatro años'.
Sin embargo, el funcionario reconoció que 'se han presentado retrasos para la recogida de los cuerpos', por lo que han tenido que llamar la atención a las funerarias. EFE