Las atípicas presidenciales polacas, en diez puntos
Varsovia, 27 jun (EFE).- Polonia celebra el domingo unas elecciones presidenciales atípicas, por ser los primeros comicios a esa escala en un país de la UE en plena pandemia, y que se presentan como un duelo entre los ultraconservadores en el poder y la oposición liberal europeísta.
LOS CANDIDATOS: once son los candidatos admitidas por la Comisión Nacional Electoral polaca, pero solo a dos les dan opciones los sondeos a la presidencia: su actual titular, Andrzej Duda, al que apoya la dominante Ley y Justicia (PiS), y el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, de la liberal Plataforma Ciudadana (PO).
DUDA, MÁS CERCANO A TRUMP QUE A BRUSELAS: el presidente considera la fidelidad a la OTAN una cuestión prioritaria y al presidente Donald Trump como su mejor aliado y escudo frente Rusia. Sus cinco años de presidencia han estado marcados por la confrontación con Bruselas, que recela de unas reformas que atentan contra la independencia del poder judicial y la libertad de prensa.
TRZASKOWSKI, LA ESPERANZA DE UNA POLONIA MÁS TOLERANTE: al alcalde de Varsovia le ve su electorado como la opción para contener la línea autoritaria y tradicionalista del PiS, identificado con el exprimer ministro y actual líder del partido, Jaroslaw Kaczynski, el hombre fuerte de Polonia.
LECH KACZYNSKI Y DONALD TUSK, LOS REFERENTES: Duda es el heredero político del expresidente Lech Kaczynski, fallecido en la catástrofe aérea de Smolesk (2010) y hermano gemelo de Jaroslaw. Trzaskowski fue ministro con Donald Tusk, el expresidente del Consejo Europeo y figura de más relieve internacional del PO, aunque algunos polacos lo identifican más con Bruselas que con su país.
VENERACIÓN A WOJTYLA Y MOVILIZACIÓN LGTBI: La Polonia actual sigue siendo eminentemente católica -un 90 % de su población lo es- y venera mayoritariamente la figura de Karol Wojtyla, el papa polaco. Se aprecian, sin embargo, las ansias de una mayor secularización de su sociedad, mientras crece el apoyo ciudadano al colectivo LGTBI frente a las corrientes homófobas del PiS.
UNA PRIMERA CONVOCATORIA FALLIDA: inicialmente las presidenciales iban a celebrarse el 10 de mayo. El PiS trató de mantener la fecha pese a las restricciones impuestas por la pandemia, para lo que se consideró la fórmula del voto por correo como única vía de sufragio, no contemplada por la ley electoral. La oposición llamó al boicot, hubo disidencias en el PiS y finalmente se pactó el aplazamiento.
LA FECHA ALTERNATIVA Y LA POSIBLE SEGUNDA VUELTA: la convocatoria quedó en suspenso apenas dos días antes de la celebración de los comicios. Luego el Parlamento polaco dio luz verde al 28 de junio como nueva fecha electoral. La decisión final podría quedar para una segunda vuelta, el 12 de julio, si ningún candidato alcanza el 50 %.
CASI 30 MILLONES DE ELECTORES LLAMADOS A LAS URNAS: Unos 29,9 millones de electores están convocados a las urnas, en un país que ocupa el quinto puesto en la Unión Europea (UE) en cuanto a peso demográfico -tiene 37,9 millones de habitantes-, detrás de Alemania, Francia, Italia y España.
VOTO CAPITALINO FRENTE AL VOTO RURAL: Polonia está distribuido entre 27.230 distritos electorales, el más poblado de los cuales es Mazowiecki, el correspondiente a Varsovia, con 4,1 millones de electores. El factor del voto capitalino, teóricamente favorable al alcalde, frente al rural, más tradicionalista, puede ser clave en el desenlace de la elección.
VOTO CON MASCARILLA: El coronavirus obligó a retrasar la primera convocatoria e impone ahora condiciones inusuales: uso de mascarilla, desinfectante de manos, distancia de seguridad y aforo limitado en los colegios electorales. Todo ello, en un país que ha sido menos castigado por la pandemia que otros socios europeos: 33.395 casos confirmados y 1.429 fallecidos, según cifras oficiales. EFE