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Las tropas de Hafter retroceden en el frente para facilitar la fiesta de Aid

Trípoli, 20 may (EFE).- El mariscal Jalifa Hafter, tutor del Ejecutivo no reconocido en el este de Libia y hombre fuerte del país, ordenó a sus tropas retroceder más de dos kilómetros en el asedio que desde hace más de un año mantiene sobre la capital, anunció hoy el portavoz del llamado Ejército Nacional Libio (LNA), Ahmed al Mismari.

Según el oficial, la orden responde al deseo del LNA de aliviar la presión sobre la población y facilitar el movimiento durante la fiesta del Aid, una de las más importantes del calendario musulmán, que marca el fin del mes sagrado del ayuno o Ramadán.

Durante la misma, la tradición marca que las familias se reúnan y sacrifiquen un cordero, y después compartan la comida con amigos, vecinos y allegados.

“Por ello, hemos pedido a nuestras fuerzas en el frente de batalla que se retiren entre dos y tres kilómetros', dijo Al Mismari, quien instó a hacer lo mismo al llamado Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli (GNA).

La decisión de las fuerzas del este se produce apenas dos días después de que el GNA consiguiera recuperar la base aérea de Al Watiya, una de las más grandes del país, y clave en el asedio a la capital.

La reconquista de la instalación militar, desde las que las fuerzas de Hafter se abastecían y lanzaban ataques con drones sobre la capital y las provincias del oeste de Libia, junto a la ocupación de las localidades vecinas de Tiji y Badr, son la principal victoria militar del gobierno ONU en los casi 14 meses que dura el cerco a Trípoli.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los diversos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.

Desde que en abril de 2019 Hafter pusiera cerco a la capital para arrebatársela al GNA, impuesto tres años antes por la ONU tras su fallido plan de paz- el enfrentamiento fratricida se ha tornado en un conflicto multinacional privatizado sin Ejércitos, librado por milicias locales y mercenarios extranjeros contratado por ambas partes.

Hafter, un antiguo miembro de la cúpula golpista que alzó al poder a Al Gadafi -y que años después, reclutado por la CIA se convirtió en su principal opositor en el exilio- cuenta con el apoyo de Jordania, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos -que le proporcionan apoyo financiero y militar- y de Rusia y Sudán, que le proporcionan mercenarios.

El GNA cuenta, por su parte, con el respaldo político y económico de Catar e Italia, y el militar de Turquía, único país que ha enviado tropas al país y que le facilita la llegada de mercenarios sirios.

Solo en el último año de combates han muerto más de 1.700 personas -en torno a 350 civiles-, cerca de 17.000 han resultado heridas y alrededor de 200.000 se han visto obligadas a huir de sus hogares y convertirse en desplazados internos.

De acuerdo con el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, desde que en diciembre desembarcaran los primeros mercenarios sirios y ayudarán a cambiar el curso de los combates, más de 250 de ellos han muerto en combate en Libia. EFE

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