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Liz Truss, la mujer que encarna las ambiciones globales del Reino Unido

Guillermo Ximenis

Londres, 15 sep (EFE).- Liz Truss, la mujer que ha encarnado las ambiciones globales del Reino Unido pos-Brexit negociando decenas de nuevos acuerdos comerciales, tomará desde hoy las riendas de la diplomacia británica al frente del Ministerio de Exteriores.

Desde el oscuro departamento de Comercio Internacional, Truss se ha ganado en los últimos dos años el reconocimiento dentro del Gobierno conservador gracias a su gestión de uno de los elementos clave de la arriesgada apuesta geopolítica del primer ministro Boris Johnson: tratar de compensar el golpe económico que supone la salida del mercado europeo.

Truss, de 46 años, ha logrado extender 60 de los tratados comerciales de los que se beneficiaba el Reino Unido como miembro de la Unión Europea y ha rubricado nuevos acuerdos con 96 países.

Aunque la mayoría de esos convenios no han aportado grandes ventajas respecto a las condiciones con las que comerciaba Londres bajo el paraguas comunitario, su destreza negociadora ha evitado el desastre diplomático y económico que algunos anticipaban antes del Brexit.

Bajo su dirección, el Reino Unido ha arrancado un camino sin retorno para ganar influencia en Asia, donde espera estar bien posicionado ante un futuro 'boom' económico tanto en comercio de mercancías como de servicios, y ha iniciado los trámites para unirse al acuerdo comercial transpacífico.

CONVERSIÓN TARDÍA HACIA EL BREXIT

Como la mayoría del 'establishment' político británico, Truss defendió la permanencia en la Unión Europea antes del referéndum de junio de 2016. Apoyaba así las tesis del entonces primer ministro, el también conservador David Cameron, y una nutrida parte de los 'tories' y la oposición laborista.

Un año después del inesperado resultado de aquella consulta, en la que el 51,9 % de los votantes optó por abandonar la UE, la ahora ministra de Exteriores hacía público su cambio de opinión. Los 'enormes problemas económicos' que había anticipado no tenían por qué ser tan graves.

Su cambio de postura fue manifiesto, pero no completamente radical. En 2012, ya se había acercado al ala euroescéptica y neoliberal de los conservadores al escribir junto con otros compañeros de partido 'Britannia Unchained' ('Britania desencadenada'), un manifiesto sobre 'lecciones globales para el crecimiento y la prosperidad'.

Le acompañaban en esa aventura literaria Dominic Raab, precisamente a quien ha sustituido al frente del Foreign Office; Priti Patel, actual ministra de Interior, y Kwasi Kwarteng, ahora ministro de Empresas.

AJENA A LA BURBUJA DE WESTMINSTER

Truss es una figura política inusual en el Partido Conservador británico, en el que predominan los hombres y mujeres procedentes de entornos sociales privilegiados.

La nueva ministra de Exteriores fue educada en colegios públicos, una rareza entre los 'tories', si bien se formó más tarde en la Universidad de Oxford, donde cursó Filosofía, Políticas y Económicas, uno de los caminos más transitados para llegar a las altas esferas del poder en el Reino Unido.

Paradójicamente, se crió en un hogar con profundas convicciones políticas de izquierdas. Su padre era profesor de matemáticas en la Universidad de Leeds y su madre una enfermera, profesora y activista en favor del desarme nuclear.

Entre 1982, cuando su madre la llevaba a manifestaciones en contra de Margaret Thatcher, hasta 2010, cuando logró su primer escaño como diputada conservadora y se convirtió en una estrella emergente del ala neoliberal del partido, la familia Truss vivió la conversión de Liz con cierto desencanto.

Su padre descubrió 'horrorizado' que militaba en los conservadores al encontrar en el buzón una carta del partido, según ella misma ha relatado. Él nunca quiso participar en sus campañas para lograr un escaño 'tory', mientras que su madre, más pragmática, estuvo a su lado.

El último peldaño que ha ascendido en la escena política la ha llevado a dirigir el Foreign Office, desde donde manejará las relaciones internacionales del Reino Unido en una coyuntura histórica especialmente relevante para el país, que debe reconstruir su lugar en el mundo tras abandonar la Unión Europea. EFE

gx/er/jrr

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