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Lo que está en juego en las elecciones de Irán en cinco claves

Teherán, 14 jun (EFE).- Los comicios presidenciales iraníes del próximo viernes traerán consigo un cambio en la jefatura del Ejecutivo de Irán y un más que probable giro conservador, que podría profundizar la brecha existente entre la potencia chií y Occidente, y la desconfianza en el plano nuclear.

La cita con las urnas coincide con un momento delicado para Irán tanto a nivel internacional como interno, donde el descontento popular ha ido en aumento, por lo que hay bastantes cuestiones en juego el próximo 18 de junio.

Aquí las cinco claves de la importancia de estas elecciones:

1. AUGE DE LOS HALCONES

La situación ha cambiado radicalmente respecto a hace cuatro años, cuando fue reelegido presidente el moderado Hasan Rohaní, quien en esta ocasión no puede presentarse al haber cumplido ya dos mandatos consecutivos.

El bloque conservador del país arrasó en las parlamentarias de 2020, que se vieron como un preludio de lo que ocurrirá en estas presidenciales y, además, los candidatos reformistas o moderados con ciertas posibilidades han sido vetados por el Consejo de Guardianes.

Cinco de los siete candidatos que se disputan la Presidencia son conservadores y del ala dura, entre los que destaca el clérigo y jefe del Poder Judicial, Ebrahim Raisí, considerado el favorito. Y los únicos dos que son reformistas o moderados tienen un perfil bajo.

2. LA PROBABLE BAJA PARTICIPACIÓN

Según varias encuestas de agencias semioficiales, la participación rondaría entre el 38 y el 45 %, unos datos muy bajos para los estándares de la teocracia iraní, que siempre busca legitimarse mediante una masiva asistencia a las urnas.

Además, la baja participación normalmente favorece al bloque conservador del país, ya que sus votantes apoyan el sistema teocrático y consideran el voto como una especie de deber religioso, algo que no ocurre entre los sectores más liberales.

La desafección del potencial electorado de los reformistas o moderados tras cuatro años marcados por la crisis económica y la represión de las protestas contra la carestía, así como la ausencia de mejoras a nivel de libertades, ha fomentado la apatía de esos votantes y el resurgir de los conservadores.

3. EVENTUAL SUCESIÓN DEL LÍDER SUPREMO

La probable llegada de Raisí a la Presidencia es interpretada por muchos analistas como un paso más en su camino hacia el puesto de líder supremo. Cabe recordar que Alí Jameneí también fue presidente.

La avanzada edad de Jameneí (82 años) y su delicado estado de salud han fomentado que en los últimos años se especule con su pronta desaparición y la necesidad de apuntalar bien su sucesión al mando de la teocracia iraní.

Raisí fue de hecho nombrado en 2019 jefe del Poder Judicial por el propio líder, que también le designó en su anterior puesto como administrador fiduciario de la importante fundación Astan Quds Razavi, que gestiona el mausoleo del imán chií Reza de la ciudad de Mashad.

4. RELACIÓN CON EE.UU.

Los conservadores son normalmente reacios a cualquier interacción con Occidente y, sobre todo, con Estados Unidos, llamado en Irán 'el gran satán', mientras que los reformistas se muestran más abiertos a la negociación.

La tensión entre ambos países aumentó significativamente durante el mandato del republicano Donald Trump (2017-2021), llegando al borde del conflicto cuando EE.UU. asesinó en un bombardeo al prominente general iraní Qasem Soleimaní e Irán respondió con un ataque a una base en Irak que acogía tropas norteamericanas.

Trump impuso, además, duras sanciones a Irán tras retirar a EE.UU. del acuerdo nuclear de 2015. Y aunque la victoria del demócrata Joe Biden supuso un alivio, cualquier mejoría en las relaciones puede verse truncada con los conservadores en el poder en Teherán.

5. CONTENCIOSO NUCLEAR

La voluntad de Biden de regresar al acuerdo nuclear abrió la puerta a nuevas negociaciones, que todavía continúan en Viena y para las que un presidente como Raisí y un nuevo equipo negociador más intransigente serán un obstáculo, aunque la última palabra la tiene siempre el líder supremo.

Las negociaciones buscan, además del retorno de Washington al pacto, que Teherán vuelva a cumplir todos sus compromisos del acuerdo que decidió violar en respuesta a las sanciones estadounidenses.

Este año, Irán ha limitado las inspecciones de la agencia nuclear de la ONU y ha empezado a producir uranio enriquecido a una pureza del 60 %, próxima a la necesaria para producir una bomba atómica, lo que ha despertado temores y desconfianza entre las potencias occidentales. EFE

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