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Los palestinos sin planes de presente ni de futuro

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Los palestinos sin planes de presente ni de futuro
Decenas de palestinos gritan consignas contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y lo que este ha bautizado como el “Acuerdo del Siglo” en una manifestación celebrada este martes en la ciudad cisjordana de Tulkarem. (EFE)

Una Palestina de mínimos y fragmentada con una capital en los suburbios de Jerusalén son parte de las propuestas del plan de paz de Donald Trump inasumibles para los palestinos que, más que 'de paz', describen como 'plan de coerción' con una supuesta solución de dos estados que, en la realidad, solo satisface a uno: Israel.

El rechazo de los palestinos - que ya anunciaron- no es una sorpresa, 'como no lo ha sido el contenido para los palestinos', valora a Efe la analista de Al Shabaka, Yara Hawari, sobre la propuesta presentada a bombo y platillo este martes por el presidente de Estado Unidos, Donald Trump, junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

Y la intención, añade, no es que los palestinos 'entren en una negociación' sino poner negro sobre blanco la política de colonización que ya existía y hacer 'capitular'.

El plan reta la narrativa de la comunidad internacional, al obviar en todo el documento el término de 'ocupación', y desafía el marco vigente planteado por los Acuerdos de Oslo (1993-95) y que debía ser temporal. Aunque hace tiempo que la población palestina, recuerdan, los habían dado por muertos.

Los puntos inasumibles

Las fronteras, las colonias israelíes, los refugiados, la seguridad y el agua fueron los asuntos más sensibles que quedaron pendientes en Oslo a nuevas negociaciones directas. Las que pretendía iniciar el plan de Trump, pero habiéndolos resuelto de antemano.

En el documento de 180 páginas, el hipotético Estado palestino no controla fronteras exteriores, salvo el paso a Egipto por Gaza; y se elimina 'el derecho al retorno o absorción de refugiados palestinos por el Estado de Israel', contemplado en las resoluciones de la ONU. Además, reduce una futura capital palestina a los suburbios de Jerusalén 'al este y el norte' del muro israelí, que incluyen Kafr Aqab, la parte este de Shuafat y Abu Dis, barrios separados y deprimidos de la ciudad.

'El Estado de Israel mantendrá la soberanía de todas las aguas territoriales', sentencia el plan que por primera vez incluye un mapa conceptual que demarca un nuevo Israel - que hasta ahora no había definido sus fronteras - con el hipotético Estado palestino.

Así, remarca el analista palestino Tareq Baconi, es imposible para los palestinos aceptar un estado 'sin soberanía' y sin el núcleo central de Jerusalén Este. Zona en la que se ubica la Ciudad Vieja, y los lugares más sagrados del cristianismo y el islam, que profesan los palestinos, como la Mezquita de Al Aqsa y el Santo Sepulcro. Una propuesta 'no de paz, sino de coerción', califica.

'La pregunta no es qué elementos del plan no son aceptables para los palestinos, sino si alguno de ellos podría serlo', añade Hawari y remarca que incluye 'violaciones' a lo hasta ahora mantiene la ONU, que tras la presentación del plan ha vuelto a defender la creación de dos Estados basados en las fronteras previas a 1967, muy alejado .

Lo novedoso

Con las fronteras previas a 1967, un Estado Palestino incluiría toda Jerusalén Este como futura capital, Cisjordania y Gaza. Sin embargo, la nueva visión excluye el corazón de la Ciudad Santa, e integra en Israel más de un 30% de territorio cisjordano, con todo el Valle del Jordán, limítrofe con Jordania, y la mayoría de los asentamientos judíos.

El único aspecto novedoso del plan es unir a una hipotética Palestina el llamado Triángulo, poblaciones del norte de Israel de mayoría árabe. 'Hasta demográficamente quieren modificar y tener menos palestinos dentro de Israel', considera el activista Isa Amro, residente de Hebrón.

La anexión de gran parte de Cisjordania, que permite el plan, supone para Amro aceptar lo que ya ocurre, al tratarse de una zona en la que realmente Israel ya está actuando con sus propias leyes.

Amro no cree que sea el plan de Trump, sino el de Netanyahu, al incorporar la mayoría de las demandas realizadas tradicionalmente por la derecha nacionalista israelí hacia el denominado Gran Israel, un estado judío del Mar Mediterráneo al Río Jordán.

La iniciativa estadounidense, planteada como una visión para comenzar una negociación entre israelíes y palestinos, parte de una propuesta de dos estados descafeinada que modifica todo el marco de Oslo.

Y esto, destacan los analistas, es también una señal para la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que se creó en aquellos últimos acuerdos como algo temporal hacia el establecimiento de un Estado soberano. El liderazgo palestino hoy debe asumir la encrucijada: si bien el plan de Trump no garantiza el futuro, tampoco existe ahora un plan para el presente.

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