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Mahmood: No me reconocía después de ganar San Remo

Javier Herrero.

Madrid, 29 jun (EFE).- Mitos clásicos como el Narciso prendado de su reflejo invaden el último trabajo del italiano Mahmood, 'Guettolimpo', aunque en su caso el agua le devuelve una visión deformada de sí mismo, como lo que sintió tras convertirse en un súbito icono en su país por su victoria en 2019 en el festival de San Remo.

'En esa imagen de la portada, ni me enamoro de mi imagen ni la reconozco. Es el sentimiento que tenía después de San Remo. Era como si hubiese cambiado algo, hasta mi familia y amigos me miraban de un modo diferente', rememora en una entrevista con Efe el que terminaría convirtiéndose en subcampeón de Eurovisión ese mismo año con su éxito internacional 'Soldi'.

Aquel tema se incluyó en su primer disco, 'Gioventù bruciata' (2019), una reflexión sobre sus orígenes como hijo de una italiana de origen sardo y un egipcio, criado en una barriada de Milán. En 'Guettolimpo', que comenzó a escribir en un vuelo a Túnez el día después de su victoria en San Remo (concretamente el tema 'Bacci dalla Tunisia'), se centra en su recién estrenada 'madurez'.

'Por eso este disco habla mucho del viaje', explica el artista nacido Alessandro Mahmoud (Milán 1992), que ha concebido el álbum como un tránsito del barrio hacia el cielo de los dioses griegos, en el que cada canción 'es un nivel y un personaje'. 'Yo estaría en el medio entre la parte más alta y la más baja', apunta al respeto.

La inspiración procede de una enciclopedia que su madre le regaló cuando era niño y que incluía un diccionario mitológico que leyó una y otra vez y en el que se enamoró de mitos como el Narciso o el de Ícaro, al que dedica el último tema del disco, 'Ycaro e libero'.

'Yo me siento un poco así. Hablo de una persona que no quiere respetar las reglas y paga las consecuencias. En cada canción del álbum parece haber un final un poco negativo, pero quería poner algo positivo. Para mí aquí es el vuelo, que puedes imaginártelo incluso si estás encerrado entre cuatro muros', analiza.

A él sus errores le han enseñado una lección: 'Si todos te dicen que algo no se puede hacer, hay que escucharlos'. 'Pero también hay que imaginar que sí se puede, porque es lo que me sucedió a mí', contrapone.

En el álbum hay más canciones importantes, como la balada 'Rapide', una de las más antiguas y la primera en la que citaba el mundo de los mitos griegos; o como 'Kobra', sobre las compañías traicioneras, frente a 'Klan', que versa sobre la fuerza de la familia, con un impactante vídeo con mensaje inclusivo.

'Es un grupo que no hace distinciones, que no pone etiquetas. Por eso hay una escena en la que chicos y chicas salen juntos en las duchas', afirma su protagonista, que se atreve incluso a bailar durante el metraje. 'Era la única manera que veía de hacerlo', añade sobre la coreografía ideada por el valenciano Carlos Díaz que le llevó a visitar varias veces Madrid en los últimos meses.

En una de esas visitas grabó la versión en español del tema que cierra el álbum (la entrevista también se desarrolla en este idioma), aunque no es la única lengua con la que se atreve. Ahí está 'Karma', el corte en inglés que compuso junto al afamado DJ y compositor holandés Woodkid.

'Tuve la suerte de conocerlo tras un desfile en París. Fue muy simpático y después nos fuimos a bailar a una discoteca. Empezamos a escribirnos en Instagram y así acabamos colaborando. Nunca había escrito en inglés y aunque fue algo difícil al principio, fue un entrenamiento que además me ayudó a trabajar de otra manera, haciendo primero los acordes y luego la melodía', señala.

De él se ha dicho que si es el Bad Bunny italiano, aunque después de escuchar el álbum cabe preguntarle más bien por la influencia del rapero estadounidense Kanye West. 'Lo amo y para mí es una grandísima inspiración, entre otras cosas por la manera de hacer los coros; por ejemplo, siempre he hablado de mis orígenes árabes, pero no de los de Cerdeña y por eso aquí quise hacer una canción con un coro femenino de allí que grabamos en Olbia', informa.

'Todo eso me sale así de manera natural y es lo que más me divierte. Si sale forzado, se percibe. Simplemente tomo mis raíces y las convierto en canciones', cuenta sobre su proceso creativo, una fusión moderna que lo dejó a 20 puntos de la victoria en Eurovisión 2019.

Este año su país sí logró hacerse con la victoria gracias al joven grupo de rock alternativo Manneskin. 'Estoy muy feliz de que hayan ganado, porque para mí eran los más fuertes y también porque el año que viene el festival será en Italia', dice, antes de destacar que así se está mostrando al mundo una efervescencia musical que hay en su país y que escapa del cliché de la típica canción italiana. EFE

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