Militares bolivianos animan con ritmos tradicionales para superar la pandemia
La Paz, 26 jun (EFE).- Al ritmo de tinku, una de las danzas tradicionales de Bolivia, militares bolivianos animan a ver 'Al final del túnel', con un mensaje de esperanza en que se superará la pandemia de la COVID-19.
'Nos tocó librar una batalla, pero no con armas, sino con la fe, con las ganas de vivir y de no rendirnos jamás', son las palabras con que comienza esta canción cuyas letras y música son obra del suboficial segundo Eddy Morales.
La Orquesta Huayruro del Comando General del Ejército de Bolivia interpreta el tema y en un video grabado por la televisión de los militares aparecen los uniformados tocando instrumentos como zampoñas, una especie de flautas tradicionales con las que se acompaña al tinku, una vistosa danza propia de regiones andinas como Potosí y Oruro cuyo nombre significa 'encuentro' en quechua.
Los militares bailan al ritmo de zampoñas, charangos, guitarras y batería, con sus uniformes y las mascarillas o barbijos que deben llevar para prevenir el coronavirus.
El objetivo de la canción es dar ánimo a quienes desde marzo están en primera línea en su servicio a la población durante la cuarentena decretada en el país, que incluye el despliegue de unos 47.000 militares en distintas tareas de control y de apoyo a los ciudadanos.
El video muestra a uniformados en labores de ayuda a las personas en distintas partes del país, además de colectivos como policías, sanitarios y periodistas que también trabajan expuestos al virus.
Aunque los contagios confirmados llegan apenas el 1 % de los militares bolivianos, con un deceso y 457 casos positivos según datos del Ministerio de Defensa, junto con la Policía Bolivia son continuos los mensajes para que la gente respete la cuarentena, pues están expuestos al virus en su trabajo en la calle.
Bolivia cumple este viernes tres meses de la declaración de estado de emergencia sanitaria por la COVID-19, con una tendencia al aumento de casos, que alcanzan los 28.503, con 913 fallecidos, en un país de once millones de habitantes.
Las alertas por el colapso en centros de salud se suceden en distintas ciudades bolivianas, con casos de enfermos que peregrinan por hospitales hasta encontrar atención y de familiares con problemas para enterrar a sus fallecidos aunque sea en una fosa excavada de urgencia en algún cementerio que los pueda acoger. EFE