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Portugal despide con polémica al estratega de la Revolución de los Claveles

Lisboa, 28 jul (EFE).- Portugal dio hoy el último adiós al militar Otelo Saraiva de Carvalho, fallecido este domingo y recordado por diseñar el plan para llevar a cabo la Revolución de los Claveles, entre polémica por no haberse decretado un día de luto nacional.

Saraiva de Carvalho, fallecido este domingo a los 84 años, es considerado un símbolo histórico de la revolución que acabó con la dictadura salazarista, pero también una figura controvertida por sus posteriores asociaciones con una organización terrorista.

Dos ámbitos de su vida que se han recordado por igual desde que falleciese en el Hospital Militar de Lisboa por causas no especificadas, y que han hecho que se examinaran con lupa las reacciones políticas a su deceso y, posteriormente, a su despedida, para la que no ha sido decretado un día de luto nacional.

La circunstancia ha generado críticas por el relevante papel de Saraiva de Carvalho en la revolución del 25 de abril de 1974, aunque según el primer ministro, el socialista António Costa, es apenas 'coherencia' porque otros militares del levantamiento no tuvieron luto nacional al morir.

'El Estado tiene que intentar mantener la coherencia y consistencia relativamente a la forma en la que homenajea a aquellos que nos dejan', dijo Costa a los periodistas a la salida del velatorio del capitán de abril, y mientras decenas de personas protestaban al grito de 'luto nacional'.

'Nadie resta', agregó, la 'importancia y relevancia' de Saraiva de Carvalho.

La decisión de decretar luto nacional pertenece al Gobierno, y cuenta con el respaldo de otras figuras del Estado, como el presidente de Portugal, Marcelo de Rebelo de Sousa, quien dijo creer que el Ejecutivo no activó el luto nacional para no abrir un debate sobre qué nombres son más importantes que otros en la revolución.

De todos los militares que participaron en el levantamiento de abril de 1974, solo António Spínola, fallecido en 1996, tuvo en su deceso un luto nacional, aunque por su condición de antiguo presidente de la República portuguesa (el primero tras la revolución).

Este miércoles se ha producido la última despedida de Saraiva de Carvalho en la intimidad familiar y con medio centenar de personas en los alrededores de la Capilla Militar, en Lisboa, que han reiterado las críticas a periodistas y han lanzado claveles rojos a la salida del coche que portaba los restos mortales del militar.

Nacido en 1936 en Lourenço Marques, hoy Maputo, capital de la entonces colonia portuguesa Mozambique, Saraiva de Carvalho pasó la mayor parte de su infancia y juventud en África, donde fue uno de los responsables de la inteligencia militar en Angola.

En 1973 es trasladado a Lisboa y comienza a organizar los encuentros que fraguaron el golpe contra la dictadura salazarista.

Fue Saraiva de Carvalho quien diseñó y dirigió las operaciones militares que cercaron el Cuartel do Carmo, donde se encontraba el primer ministro Marcello Caetano (heredero de Salazar) y cuya rendición dictó el éxito del levantamiento.

Se convirtió así en uno de los principales rostros del 25 de Abril y formó parte del Consejo de la Revolución.

Saraiva de Carvalho se alineó con el ala más radical del Movimiento de las Fuerzas Armadas y pasó tres meses en prisión por su implicación con el levantamiento izquierdista del 25 de noviembre de 1975.

La imagen del capitán quedaría empañada años más tarde, cuando volvió a prisión por sus relaciones con la organización terrorista de izquierda Fuerzas Populares Veinticinco de Abril (FP-25), que dejó varias víctimas mortales en el país. EFE

cdb/pfm/mah

(foto)

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