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Portugal, la base frustrada de ETA cuando se acercaba su fin

Paula Fernández

Lisboa, 16 sep (EFE).- Asediada por la presión judicial y policial en España y Francia, la banda terrorista ETA intentó transferir parte de su aparato logístico-militar a Portugal, pero el desmantelamiento de su base en Óbidos (cerca de Lisboa) en 2010 frustró estos planes y un año después anunció el cese de su actividad armada.

Esta es una de las conclusiones del investigador luso y experto en terrorismo Diogo Noivo en su libro 'Una historia de ETA: Nación y Violencia en España y Portugal', que acaba de publicarse en Lisboa y que repasa la historia de la organización y sus relaciones con el país luso.

En 2010, la policía portuguesa encontró una vivienda a las afueras de Óbidos, unos 90 kilómetros al norte de Lisboa, con las puertas abiertas y entre 1.300 y 1.500 kilos de explosivos.

Esta casa era conocida en los medios de contraterrorismo de España como 'Cahors 2', en referencia al laboratorio de explosivos hallado años antes en esa ciudad francesa, uno de los más importantes de la banda, explica a Efe el investigador portugués.

'Teniendo en cuenta que ETA estaba bajo mucha presión en España y Francia y que el tipo y cantidad de material incautado en Óbidos es muy semejante al encontrado en Cahors y otros sitios, nos da la sensación de que ETA estaba empezando a transferir una parte de su aparato logístico-militar a Portugal', asegura.

El desmantelamiento de la casa de Óbidos fue un duro golpe para una ETA que ya vivía momentos complicados: España y Francia detenían a miembros de su cúpula, cercenaban su liderazgo y desmantelaban otros zulos de la banda.

'Cuando se desmantela la casa de Óbidos, ETA ya no tiene capacidad de liderazgo, ni logística, ni de nada, para reconstruir su base', señala Noivo.

En 2011, anunció el cese de la actividad armada. En 2018, su disolución, tras más de cuatro décadas de violencia.

Pero Óbidos es sólo el culmen de la presencia de ETA en Portugal.

RELACIONES TEMPRANAS

Las relaciones con el país luso se remontan a finales de los 60, cuando la Liga de Unidad y Acción Revolucionaria (LUAR) portuguesa ayudó a ETA a adquirir armas en Checoslovaquia.

A mediados de los 70, con la recuperación de la democracia en ambos países, la banda estableció relaciones con las Fuerzas Populares 25 de Abril (FP-25), una organización lusa que operó entre 1980 y 1987.

Pero fue tras la firma del pacto antiterrorista entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español (2000), cuando aparecen 'las primeras señales de ETA en Portugal', dice Noivo.

Documentación incautada a la banda --que consulta el investigador-- revela que los atentados perpetrados en 2002 en Fuengirola (Málaga) y Santa Pola (Alicante) fueron reivindicados desde Lisboa.

En 2006 fueron identificados dos etarras en Bairro Alto, en Lisboa, probablemente realizando labores de reconocimiento, y en 2007 se descubren en España dos coches con matrículas portuguesas utilizados por la banda terrorista.

Estos hallazgos prendieron las alarmas en la Policía Judicial lusa y en el Departamento Central de Investigación y Acción Penal de la Fiscalía portuguesa, pero no en los responsables políticos, que consideraban lo ocurrido como 'episodios'.

'Aunque los políticos no valorasen las amenazas, las buenas relaciones que existían entre españoles y portugueses en el plano policial sí permitieron que hubiera buenos resultados en el combate a ETA', defiende Noivo.

ÓBIDOS, LA PRUEBA FINAL

Y esos resultados se vieron en Óbidos, donde en febrero de 2010 se encontró una base de ETA. Un mes antes, dos miembros de la banda, huyeron de un control policial en Zamora y cruzaron la frontera con Portugal, donde terminaron siendo detenidos y posteriormente extraditados.

En España quedó una furgoneta con 10 kilos de explosivos y otro material utilizado para atentados que, según investigaciones posteriores, estaban transportando a Óbidos.

Con las dos detenciones, la atención sobre ETA en el país creció y también el miedo a ser descubiertos de otros dos miembros del grupo terrorista vasco, Andoni Zengotitabengoa Fernández (alias Elorri) y Oier Gómez Mielgo, que habitaban una casa en Óbidos.

Terminaron abandonándola a toda prisa, dejando las puertas abiertas y las luces encendidas.

Cuando un vecino denunció a las autoridades que la casa llevaba tres días en esas condiciones, la Guardia Nacional Republicana --el equivalente a la Guardia Civil española-- entró en la vivienda, encontró los explosivos, y la estancia de la banda en Portugal llegó a su fin.

DETALLES POR CONOCER

Diogo Noivo cree que todavía hay cosas por descubrir sobre las relaciones de ETA con Portugal, especialmente con las FP-25, un grupo terrorista de extrema-izquierda cuyos atentados, apunta el especialista luso, dejaron 17 víctimas mortales en los años 80.

'Sabemos que hubo miembros de las FP-25 que estuvieron en el País Vasco bajo protección de ETA, que ETA dio armas y explosivos a las FP-25, que el liderazgo político de FP-25 tenía relaciones cercanas a ETA y Herri Batasuna y que miembros de ETA estuvieron en el congreso que fundó el brazo político de las FP-25. Pero en el fondo de esa relación todavía quedan cosas por descubrir', cuenta.

Al final, concluye, ETA siempre intentó buscar en Portugal 'lo que no encontraba en otros sitios'. EFE

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