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Quidwa, candidato y sobrino de Arafat: 'Abás controla todo, no solo Al Fatah'

Laura Fernández Palomo

Ramala (Cisjordania), 8 abr (EFE).- Naser Quidwa, recién expulsado de la formación Al Fatah que cofundó su tío Yaser Arafat, acusa en entrevista con Efe al presidente palestino, Mahmud Abás, de 'controlar todo, no solo el partido', y está dispuesto a retar el 'statu quo' en los comicios legislativos de mayo.

Irónico y pragmático, confiesa no estar seguro 'al cien por cien' de que se vayan a celebrar, pero valora que es el momento 'no solo de lidiar con Israel', sino también con la 'disfuncionalidad' de las instituciones palestinas y la deslegitimidad de su liderazgo.

Encabeza la lista 'Al Hurriya' (Libertad), que además cuenta con el apoyo de Marwan Barguti, preso palestino en Israel por su implicación en ataques mortales en el levantamiento de la Segunda Intifada (2000-2005): para gran parte de israelíes es un terrorista, mientras que para muchos palestinos es el único líder con capacidad real de recuperar una causa nacional erosionada.

El sobrino del que fuera el primer presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) -a quien Abás relevó en 2005 sin poner a prueba su liderazgo desde entonces- no entiende que se vote en plena pandemia, ni confía en el acuerdo con el movimiento islamista Hamás, sin haber terminado antes con una división intestina desde hace más de una década. Pero quiere aprovechar la oportunidad.

Las elecciones 'refuerzan la división. Porque si traes a Hamás al sistema político de Cisjordania -controlado por la ANP de Abás- y al resto de instituciones mientras Gaza sigue igual -administrada por Hamás-, es una estupidez', declara a Efe sin paliativos.

Asegura que su lista, que concurrirá a los comicios parlamentarios del 22 de mayo, pretende abordar tanto 'la ocupación israelí de larga duración que ha virado hacia una colonización' como cuestiones de la situación interna: Gobierno, Administración, libertades, Estado de Derecho o el combate contra la corrupción.

Es Fadwa, la mujer de Barguti, quien consta como segunda en la candidatura, por lo que se prevé que sea el propio preso palestino quien dispute las presidenciales del 31 de julio. Aunque Quidwa se muestra aún más reticente ante la celebración de estas segundas.

El reto de Quidwa había comenzado antes de formalizar la lista electoral. Abiertamente crítico desde años con la deriva autoritaria de Abás, se volvió molesto al crear la Asamblea Nacional Democrática, un movimiento de debate que arrastró a miembros de Al Fatah.

Recibió un ultimátum para retractarse, tras lo que fue expulsado del partido el mes pasado, al continuar con un programa alternativo. Sin embargo, asegura a Efe que solo ha recibido notificación oral, sin procedimiento legal que lo ratifique, por lo que dice seguir perteneciendo a un partido que, además, no considera dividido.

Todo y pese a que reconoce 'un gran malestar y enfado' entre sus filas. O a que otra escisión, la reformista liderada por el exiliado en Emiratos Árabes Unidos y antiguo líder de Al Fatah en Gaza, Mohamed Dahlan, también haya presentado su propia lista escindida de Al Fatah.

Y aunque se intuya que la fragmentación del partido nacionalista anticipa una ventaja para Hamás en los comicios legislativos.

Al margen de los asuntos internos, este exministro de Exteriores palestino y exrepresentante ante la ONU lamenta que la imagen de Palestina se haya deteriorado en el exterior en los últimos años por 'las políticas israelíes' y 'su influencia'.

'La sociedad israelí se ha desplazado dramáticamente a la derecha. Ya no hay centro. Y ahora puedes escuchar a funcionarios de alto nivel decir que esta es 'nuestra tierra' (incluida Cisjordania). Niegan la existencia de los palestinos y todo está bien', cuestiona sobre las narrativas existentes.

Aún defensor de 'dos Estados', rechaza describirlos como 'solución' porque para mucha gente tiene que ver 'con el proceso de paz, el interminable proceso de paz, las perpetuas negociaciones, y más negociaciones, negociaciones: ¡tonterías!'.

Adelanta que su partido no pretende cancelar los Acuerdos de Oslo (1993-1995) -el último marco negociador con Israel- porque 'ya fueron cancelados' por el Estado judío. Lo que pretende es 'sustituirlos por la independencia nacional'.

'No puedes afirmar que tienes acuerdos, que quieres paz y colonizar lo que queda de Palestina. En la práctica, Israel canceló Oslo y hacen lo que quieren. Es la realidad. No vamos a ser los estúpidos de asumir la responsabilidad de cancelar algo que ya estaba cancelado por los israelíes', zanja.

Valora que la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania, en la que incluye a Jerusalén Este ocupado, muestra en la práctica una realidad a tener en cuenta más allá de las palabras.

'Nuestro trabajo es enfatizar la existencia del Estado palestino como resultado de nuestros derechos naturales e históricos, la legitimidad internacional y el reconocimiento de la mayoría de los países', afirma, mientras remarca los desafíos introducidos por la anterior Administración estadounidense de Donald Trump.

'La era Trump refleja una especie de alianza entre los colonos israelíes, la extrema derecha israelí, con los sionistas cristianos en EEUU y la extrema derecha del partido republicano', que ha traído muchos problemas, 'incluido en Europa', concluye. EFE

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