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Salida en falso de Ursula von der Leyen

Javier Albisu

Bruselas, 11 oct (EFE).- La conservadora alemana Ursula von der Leyen no ha empezado con buen pie su andadura para convertirse en la futura presidenta de la Comisión Europea (CE).

Obstáculos como su falta de notoriedad, una delicada relación con el Parlamento Europeo, críticas por llamar 'Protegiendo Nuestro Estilo de Vida Europeo' a la cartera de Migración, el rechazo en la Eurocámara de tres de sus comisarios propuestos y un roce de alto voltaje con Francia generan dudas sobre su capacidad de imprimir a la Unión Europea el ambicioso impulso político que pretende.

Lo primero que peligra es el calendario, pues el Ejecutivo comunitario que sucederá al de Jean-Claude Juncker debería, en teoría, echar a andar el próximo 1 de noviembre, coincidiendo con la fecha en la que el Reino Unido saldría de la UE, si no se prorroga la fecha del 'brexit' una vez más.

'Estamos preparados para cualquier eventualidad, como siempre. Esta es la tarea de la Comisión Europea', declaró este viernes la portavoz jefa de la CE, Mina Andreeva, en la rueda de prensa diaria, en respuesta a una batería de preguntas sobre la situación de la futura presidenta de la institución.

Las comisiones del Parlamento Europeo competentes en cada materia han rechazado a los candidatos a comisarios nominados por Hungría, Rumanía y Francia y presentados por Von der Leyen como parte de su equipo.

'El plazo está, principalmente, en manos del Parlamento Europeo', en función de cuándo programen las audiencias, agregó la portavoz comunitaria, quien recordó que los tres países concernidos tienen ahora que presentar a nuevos candidatos, Von der Leyen debe atribuirles sus carteras y los aspirantes deben prepararse para someterse al examen de las comisiones de la Eurocámara.

Dos de las candidaturas rechazadas eran mujeres, así que también está en riesgo la paridad de la nueva Comisión, que en su diseño original contaba con 13 mujeres de 27 puestos, incluida la presidenta.

Los votos celebrados tras las audiencias individuales de los candidatos no son vinculantes, pero el conjunto del Ejecutivo comunitario (colegio de comisarios) sí que necesita el respaldo de la mayoría absoluta del pleno de la Eurocámara.

También Von der Leyen necesitó ese apoyo del pleno de la Eurocámara tras ser nominada por los líderes de los Estados miembros a través del Consejo Europeo, examen que superó por un exiguo margen de 9 votos sobre los 374 eurodiputados que requería.

Prolongar a la actual Comisión hasta que el nuevo Ejecutivo termine de formar su equipo y supere los trámites parlamentarios es algo que se da por hecho en Bruselas, existen precedentes y no parece demasiado inquietante para el desarrollo institucional.

Pero la raquítica mayoría por la que Von der Leyen superó su nominación en el Parlamento invita a pensar que su Comisión va a tener muy complicado sacar adelante iniciativas legislativas de calado, que debe negociar con la Eurocámara y el Consejo (los países).

Y la futura presidenta ha anunciado que quiere dar 'un nuevo impulso para la democracia europea' con un ambicioso paquete de medidas para los próximos cinco años que incluyen un Acuerdo Verde Europeo para luchar contra el cambio climático, la reforma del sistema de acogida de demandantes de asilo, la digitalización de la economía o un seguro europeo de desempleo.

Pero el mayor embrollo de la que fuera ministra de Defensa de Alemania hasta su nominación a presidenta de la CE el pasado 2 de julio ha sido el encontronazo frontal con París esta semana.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, la ha responsabilizado públicamente por el fracaso de la candidatura de la aspirante francesa, Silvye Goulard, para hacerse con la potente cartera de Mercado Interior, con atribuciones también en política de defensa o espacial.

Macron dijo que le había propuesto tres nombres a Von der Leyen, que eligió a su exministra Goulard aún sabiendo que tenía una investigación abierta en Francia por presunto uso fraudulento de fondos europeos.

Hay quien interpreta el veto como un revés de los conservadores al liberal Macron, que rechazó para el puesto de presidente de la CE al popular Manfred Weber, jefe de filas del Partido Popular Europeo (PPE), lo que implicaría que Von der Leyen no tiene el respaldo de su propia formación política en el Parlamento Europeo.

El enfado del PPE por no considerar a Weber como presidente de la Comisión también desempeñó un papel destacado en las negociaciones que auparon a Von der Leyen a la presidencia del Ejecutivo comunitario y relegaron a sus dos rivales más directos, el socialdemócrata holandés Frans Timmermans y la liberal danesa Margrethe Vestager, recolocados como vicepresidentes ejecutivos de la nueva Comisión Europea. EFE

jaf/lpc/si

(Más información sobre la Unión Europea en euroefe.euractiv.es)

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