Viajes sobre la nieve para ayudar en lo más recóndito de la Patagonia
José Manuel Rodríguez
Buenos Aires, 20 jul. (EFE)- Ni la amenaza del coronavirus, ni muros de nieve de un metro de altura pudieron parar a la caravana organizada por un colectivo solidario en su empeño por seguir llevando asistencia y objetos de primera necesidad a las poblaciones más remotas de la Patagonia argentina.
'Siempre falta aquí', se lamenta al teléfono en una entrevista con Efe el fundador de Viajes Solidarios Bariloche, Marcelo Agustín Bearzi, en referencia a las poblaciones a las que periódicamente lleva herramientas, forraje agrícola, alimentos y otros elementos de primera necesidad de manera solidaria.
Bearzi explica que los pueblos a los que ayuda se encuentran en 'una zona un poco olvidada' y 'sin turistas' donde hay pequeños grupos de personas viviendo cada pocos kilómetros a los que, pese a la ayuda institucional en la zona, 'muchas veces no le llegan los insumos'.
RODEADOS DE NIEVE
Hasta donde alcanza la vista solo se ve un manto blanco de nieve que oculta el camino. Doce camionetas cargadas de material se paran en fila mientras un grupo de voluntarios a temperaturas bajo cero intentan despejar con palas la senda que están siguiendo.
Una semana antes, el frío polar y las altas cantidades de nieve les hicieron darse la vuelta cuando llevaban recorridos 150 kilómetros, más de la mitad del trayecto. En esta ocasión, sin embargo, consiguen atravesar el gélido manto y continuar su camino hasta Mencué, una localidad de apenas 300 habitantes que recibirá la ayuda del grupo. 18 horas después de salir de sus casas, el grupo volverá a su hogar.
Al mismo tiempo que ellos llevaban las donaciones a Mencué, otro grupo de voluntarios transportó un gran cargamento de medicamentos a Ingeniero Jacobacci, una localidad de unos 6.000 habitantes también a más de 200 kilómetros de San Carlos de Bariloche, ciudad base de la organización.
120 VIAJES SOLIDARIOS
Para Bearzi, la solidaridad no es extraña y cuenta que recuerda cómo, durante su infancia, su madre ayudaba en las villas de la ciudad de Buenos Aires y él esperaba en el coche mientras ella descargaba paquetes de pasta y arroz para las personas en situación de necesidad.
Él comenzó a recorrer los caminos de la Patagonia para llevar ayuda en 2011 cuando la erupción del volcán Puyehue, situado en la zona fronteriza entre Chile y Argentina, provocó la evacuación de miles de personas en la Patagonia argentina.
En esos momentos de necesidad, Bearzi vio que se requería una camioneta para llevar ayuda a una localidad afectada, se ofreció voluntario y así hizo su primer viaje. Nueve años después, prepara su trayecto número 121 para asistir a estas poblaciones recónditas.
'En los comienzos yo pedía donaciones y cuando tenía mi camioneta llena, un trailer lleno, me iba sin más. El que quisiera venir que venga y el que no, no importa, yo salía y no tenía que dar explicaciones a nadie', cuenta Bearzi, cuya única 'ganancia' material de cada viaje es un utensilio de cocina viejo o roto regalado por algún lugareño que cuelga como recuerdo en el patio de su casa.
De esta manera, hizo 'cincuenta o sesenta viajes', sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, el proyecto ganaba reconocimiento e impacto en las redes sociales y medios locales, por lo que más gente estuvo interesada en sumarse a los viajes.
En la actualidad la organización cuenta con cinco o seis personas que organizan los trayectos a los que se suman ciudadanos individuales o colectivos como '4 wheeleros del sur', un grupo de amantes del motor que acompañaron a Bearzi en el viaje 120, y organizaciones sin ánimo de lucro como Fundación Sí o Red Solidaria.
EL PRÓXIMO VIAJE
Hace apenas una semana desde la última vez que recorrieron las llanuras nevadas de la Patagonia, pero Viajes Solidarios ya se encuentra preparando un nuevo cargamento de ayuda que entregarán con motivo del Día del Niño- que se celebra 16 de agosto.
Mediante donaciones directas que piden en sus redes sociales o la venta de papeletas consiguen los artículos para las recónditas localidades que visitan y donde ya son conocidos, lo que facilita ponerse en contacto con ellos para identificar adecuadamente las necesidades en cada población.
Bearzi cuenta que, en esta ocasión, en el que será el quinto viaje que hagan desde el inicio del confinamiento -aunque en dos ocasiones tuvieron que volver sin llegar al destino por la nieve-, llevarán golosinas y juguetes para los más pequeños de la zona y ropa de abrigo, botas, leña y alimento para animales.
A la vez que preparan el viaje, el grupo también realiza acciones solidarias en su propia ciudad donde ayudan a hogares de mayores y comedores sociales más exigidos desde el inicio del confinamiento por las consecuencias económicas de la pandemia.
Río Negro, la provincia en donde se encuentra San Carlos de Bariloche, es una de las provincias más afectadas por el coronavirus: no solo por las más de 1.200 personas contagiadas, sino también porque el principal motor económico de la región es el turismo, un sector devastado por los efectos de la pandemia.
Pese al contexto, Bearzi destaca que sus vecinos siguen mostrando su solidaridad todos los días, lo que le anima a seguir conduciendo por los senderos ocultos en la nieve para llevar ayuda a aquellos que están doblemente aislados y animar a más gente a preocuparse por el resto de la sociedad. EFE