Anciana duerme con ataúd ante su cama y cree que eso prolonga su vida

Doña Evangelina Salas (Nona), de 92 años, tiene lista desde hace 25 la mortaja y comprado el ataúd para cuando muera. (Diario Libre/Manuel Antonio Vega)

EL VALLE, Hato Mayor. En una tradición que se creía desaparecida, una anciana de 92 años hace 25 que compró y guarda el ataúd y la mortaja con la que espera la sepulten cuando fallezca.

Doña Evangelina Salas (Nona), además, se mandó a construir su tumba donde será inhumada y la mortaja o vestido blanco que le pondrán.

Nona dice que “no está lejos” el momento de su partida de este mundo.

“Desde hace 25 años di RD$4,000.00 por ese ataúd gris y lo puse en la habitación, justo al frente de la cama donde duermo”, narró la envejeciente, afectada por artritis en las piernas y con poca visión en sus ojos.

La caja, en la cual aspira sea sepultada, está forrada con una sábana y amarrada con cuerdas para que el polvo, la carcoma y la humedad no la dañen.

El particular caso, que se conoce en el agrícola y minero municipio de El Valle, a 33 kilómetros de Hato Mayor del Rey, en el este del país, ha movido el interés noticioso.

“Antes de cerrar mis ojos por completo, me gustaría que el presidente Danilo Medina visite mi casita, porque se la compré a una viuda, cuyo esposo se ahorcó y no quiero vivir más aquí”, dijo.

“Me gustaría que mi presidente me regale una cama, un abanico, una nevera, una estufa y ropas, que no tengo”, acotó la envejeciente a Diario Libre.

La cama tiene como soportes o patas cuatro pedazos de blocs viejos, las sábanas lucen desaliñadas, y en la casa no hay en qué sentarse.

En una silla plástica le ponen la escupidera o bacinilla, para realizar sus necesidades fisiológicas, porque la casa carece de baño.

Tradición

El mandar a confeccionar el féretro es una costumbre que estuvo muy enraizada en los campos dominicanos, sobre todo en el Cibao y la región Este del país.

En El Valle no hay funeraria, pero sí un cementerio grande y cuando alguien muere llevan el cajón sobre los hombros, caminando. En el camposanto se reúne mucha gente para asistir al entierro.

Las tumbas

Los ataúdes son escogidos por el gusto de los dolientes, que indican el color, la madera y el tamaño, y hasta compran la ropa con la que vestirán al fallecido. Las tumbas o nichos generalmente son pintados de gris, azul o blanco.