Una premiación que nos enorgullece

El galardón concedido a Emilia es un reconocimiento a su fecunda trayectoria

Emilia Pereyra acaba de recibir el Premio Nacional de Periodismo, un galardón del cual no solo ella debe sentirse orgullosa sino toda la clase periodística dominicana y, sobre todo, su generación.

Es un reconocimiento a su fecunda trayectoria, que comenzó como reportera, cuando las historias se escribían en maquinillas, cuyas teclas había que pulsar, con fuerza, para que marcaran las letras sobre cuartillas que despedían el ocre olor que caracteriza al papel periódico, hasta escalar encumbrados puestos en distintos medios de comunicación sean impresos o electrónicos.

De trayectoria ética transparente, lo cual la convierte en rara avis en estos tiempos en que la fidelidad a las ideas es tan frágil, ya que muchos la truecan por dinero y a veces hasta por nada. Emilia es un fanal para aquellos que quieran transitar por un periodismo apegado a las normas deontológicas.

Seguro que Emilia, egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, seguirá escalando peldañoss como periodista y escritora, pues se encuentra en la plenitud de su vida creativa. Como mujer de letras es incansable en el trabajo, fruto del cual tiene varios libros inéditos, que se suman a los ya publicados.

Aguda y hábil reportera que no cede un ápice a la verdad, escudriñadora de los episodios históricos nacionales y mujer de gran humildad, son parte de las cualidades que adornan a esta fiel representante del periodismo dominicano.

Me enorgullece ser su compañero de trabajo en Diario Libre, hemos coincidido en otros medios, y es aleccionador verla pulir sus historias periodísticas con la misma creatividad con la que describe a los personajes de sus novelas y cuentos.

En estos días, de tiempos nublados, cargados de noticias crueles y hasta absurdas, esta premiación nos saca de esa atmósfera, nos oxigena, nos transporta a un reino de optimismo, es un alivio.

¡Enhorabuena, Emilia!