Colorido de flamboyanes da la bienvenida a la ciudad

A mitad de año la ciudad, y gran parte del país, se engalana con el colorido del flamboyán o framboyán, que majestuoso, casi obliga a mirarlo por sus llamativas flores rojas, algunas amarillas, que adornan espacios verdes de ciudades y campos.

Delonix Regia es su nombre científico y su origen lo sitúan expertos en Madagascar. Es un árbol que puede sobrepasar los 12 y 15 metros de altura con un follaje amplio de hojas verdes que, en su tiempo, parecen ocultarse para no competir con el espectáculo visual de sus flores.

En República Dominicana se les llama framboyán y hay quienes lo identifican como flamboyán, ambos aceptados, pero en otros países lo conocen como “el árbol de fuego”, por su intenso color rojo de sus flores y en otros le dicen acacia roja.

Es un árbol de sombra pues la extensión de su follaje así lo permite. Es de fácil crecimiento, por lo regular no necesita ser regado y se adapta a cualquiera de los microclimas del país, e incluso crece de forma silvestre en algunas zonas.

Se reproduce por semillas que resguardan unas largas vainas que en su estado seco se convierten en “maracas” que emiten sonidos combinados con el bailoteo de las flores y ramas impulsadas por los vientos, que además de su atractivo a la vista, causan un ritmo tan agradable al oído como lo visual de su colorido.

Calles y avenidas adornadas de ese atractivo árbol abundan en la ciudad, en los patios de viviendas, en los parques y otras áreas verdes, pero también se observan en las carreteras, en las montañas y en lugares como La Vega, son un atractivo debido a que hay una calle dedicada a la siembra de este árbol.

Desde finales de mayo y junio y julio, el flamboyán o framboyán llevan alegría visual a los dominicanos, sobre todo a los que sienten admiración por este árbol que lo cuidan y protegen para su deleite cada año.