Estudio identifica los suelos de RD donde el impacto sísmico es mayor
En terrenos blandos las ondas sísmicas permanecen vibrando por un período prolongado. En cambio, en suelos rocosos pasan rápidamente
Un reciente estudio sobre la atenuación de las ondas sísmicas en la República Dominicana revela cómo los movimientos de tierra varían según el tipo de terreno.
El ingeniero Andrés María Moreta Rosario, analista de datos sísmicos en el Centro Nacional de Sismología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), explica que la atenuación, entendida como la reducción de la velocidad de la onda, se midió provincia por provincia.
Con este análisis, es posible identificar cómo las características del suelo afectan el comportamiento de las vibraciones sísmicas en todo el país.
El estudio fue publicado el 5 de junio del presente año y se llevó a cabo con más de 10,000 eventos sísmicos registrados del 1 de enero de 2010 al 31 de diciembre de 2020, que fueron analizados con el programa informático CODAQ, bajo la plataforma SEISAN, para extraer un “factor de calidad” en cinco rangos de frecuencia que van de 0 a10 Hz (Hertz). Este indicador permitió evaluar la atenuación, es decir, el grado de desaceleración y desgaste de las ondas sísmicas al atravesar el subsuelo.
“Si el suelo es rígido, la onda se atenúa menos… hay menos resistencia. La atenuación se refiere a la resistencia que pone el suelo al paso de la onda sísmica”, explicó Moreta.
Resultado del análisis
Según el análisis, las provincias que presentan mayor nivel de atenuación son Barahona y Pedernales, en tanto que el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo presentaron los niveles más bajos de atenuación de las ondas sísmicas.
Moreta explicó que, en terrenos blandos como Barahona y Pedernales, las ondas sísmicas “se ralentizan más” y permanecen vibrando por un período prolongado. En cambio, en suelos rocosos, como la provincia de Santo Domingo, estas pasan rápidamente.
Otras zonas donde se presentó un alto nivel de atenuación fue la provincia Santiago y la cordillera septentrional.
“Cuando el suelo dura más tiempo vibrando… es mucho más peligroso para la edificación”, explicó el ingeniero.